CAPÍTULO 6

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JungKook llegó a su casa arrastrando los pies, había sido un día agotador y sumado a ello sus clases de deporte habían estado más intensas que de costumbre. Se acercaban la temporada de selección y él como mariscal del campo tenía asegurado su puesto en las estatales, sin embargo era doble friega para su cuerpo. Pero estaba bien, le encantaba el deporte y daría lo mejor para enorgullecer a sus padres y sobre todo a su amada.

Odiaba la distancia que lo habían obligado a tomar con su chica gracias a ese estúpido matrimonio con Kim y de hecho, hablando de él, era raro verlo en la escuela, no se quejaba, la verdad estaba feliz de no hacerlo, estaba seguro que alguna oportunidad de verlo sería trágico para Kim.
Llevaba días sin verlo desde aquel día en la cafetería en donde prácticamente le huyó, no quería que los relacionaran más de lo que debían, tenía suficiente con que ahora estuvieran fingiendo un "maravilloso" matrimonio.
Suspiró antes de colocarse de pie y caminar a su habitación, pronto se mudaria y ese era otro peso sobre su cuerpo, sin embargo sabía que el lugar al que se mudaria le facilitaría muchas cosas, como la cercanía con su universidad.

Al llegar a su habitación solo seleccionó unos boxers y se metió a la regadera luego de desnudar su cuerpo. Tenía tatuajes en ambos brazos y en el cuello, lo cual era sexy para todas las personas que estaban detrás de él, lamentablemente para todas esas personas, él ya tenía dueña.

Cuando salió del baño, se tiro sobre su espalda en la enorme cama que tenía, se sentía fría y vacía, tal vez debería llamar a su chica y ver si puede pasar tiempo con él, sin embargo, sus planes se vieron estropeados cuando de manera insistente, tocaron la puerta.
Con pesar y condfundido, se levanto a su armario sacando una playera y unos pants, los colocó rápido y ya molesto ante dicha insistencia, abrió la puerta y por poco cometía el error de soltar maldiciones a la persona del otro lado, pero estas se atacaron en su garganta al ver a su amada madre frente a él.

- Hasta que te dignas - habló su madre entrando sin pedir permiso y esquivando a su hijo. - ¿te acabas de duchar? Ya te hacía falta - mencionó divertida haciéndo que JungKook la mirará con falsa molestia.
- Hola mamá, yo también te quiero - saludo sarcásticamente antes de acercarse a la mujer que ya había tomado asiento y besarle la mejilla. - ¿A que debo su honorable visita en mi maravilloso cuchitril? - su madre rió por las ocurrencias de su hijo antes de responder.
- Bueno, he venido a visitarte antes de que te mudes a un cuchitril más grande - siguió el juego.
- Oh, esta bien pero yo te conozco y se que no es eso - insistió ganándose un puchero de su madre quien con una señal le pidió sentarse.
- Bueno, pues me descubriste - respondió y meditó antes de soltar algo que sabía que iba a molestar a su hijo.
- ¿Y bien? - pregunto sentándose a un lado de su madre.
- Bueno, verás, tu padre y yo, mmh, decidimos organizar una pequeña reunión, tu sabes, con algunos socios y accionistas de la empresa para este fin de semana y nos gustaría que-
- No - enseguida respondió intuyendo ya el rumbo de la conversación.
- Kookie, sabés que de-
- No, no debo, es reunión de ustedes, no mía, son sus socios no los míos y-
- Pero en un futuro serán tus socios, sus socios, ¿entiendes?
- No, no "sus", para cuando sean mis socios estaré libre. No lo encapsules conmigo porque en cuanto termine esta locura lo quiero fuera de mi vida - gruñó poniéndose de pie y dando la vuelta dispuesto a subir a su habitación pero nuevamente la voz de su madre lo detuvo.
- Irás - la mujer también se colocó de pie - , sabías de antemano que esto sucedería y era parte del trato, deben aparentar frente a los socios, es mi última palabra, irás con TaeHyung y no discutas.
- ¡No! No iré con ése maldito raro - expresó con odio girando el rostro hacía su madre quien mostró sorpresa, sabía que por alguna razón TaeHyung ya no le agradaba a su hijo, sin embargo, jamás lo había escuchado hablar así del chico.
- JungKook... - llamó con expresión confusa y de manera baja haciéndo que el mencionado suavisara su ceño fruncido. - ¿Por qué? ¿Qué hizo para que le odies tanto? - preguntó la mujer, triste de recordar aquellos años donde su pequeño no podía alejarse del pequeño y adorable Tae.

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