6. La primera herida

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La siguiente vez que despierta todo es más evidente, aunque no menos confuso. Donghae mira el anochecer por la ventana y Hyukjae aprecia su perfil; su barbilla, su nariz fina, y los dedos que rebotan contra sus labios. Es una vista capaz de arrancarle mil suspiros.

   Y termina en el momento en que Donghae gira la cabeza, clavando los ojos en los suyos.

   —Despertaste —lo saluda inexpresivo. Si notó cómo fue que durmieron entonces le dio igual porque no se le ve para nada mortificado.

   Hyukjae lo envidia.

   — ¿Qué hora es? —se incorpora mejor en el asiento.

   —Casi las ocho.

   —Llegaremos pronto.

   Cierra la boca y no habla más. Debe tener aliento de dragón y se olvidó de cargar con su bote de mentas. Donghae esconde el mentón en el interior de su chaqueta y vuelve la vista hacia la ventana. Hyukjae no tiene idea de cómo soportarán estar juntos un fin de semana. Probablemente se maten del aburrimiento y Rei descubra que las conversaciones ruidosas y las sonrisas amorosas se quedaron en Corea.

   Arriban a su destino y desde que descienden del avión empiezan los problemas. Los planes de comprarse un café para despabilar y acordar una táctica para hacerle creer a su familia que continúan siendo pareja, se va al carajo. Su hermana ya los está esperando junto a su sobrina; Rei sostiene un brillante cartel color rosa neón que dice: "Bienvenidos a casa, tío Hyuk y tío Hae", acaparando al menos la atención del 99.9% de los presentes. No hay forma de dar media vuelta o fingir demencia.

   — ¡Tío Hyuk! —al menos tiene el privilegio de ser el primero al que Rei salude. Ella corre a su encuentro y arroja sus delgados brazos tras su cuello, fundiéndose en un cariñoso abrazo que le hace olvidarse momentáneamente de sus problemas. Hyukjae en otro tiempo la habría cargado en volandas, pero Rei ya no pesa lo mismo que cuando tenía cinco años y él ciertamente se está volviendo viejo.

   —Hola, cariño —le besa el pelo con ternura y se separa un poco para mirarla a los ojos—. ¿Me extrañaste?

   — ¡Mucho!

   —Y no está mintiendo —Taeyeon ríe detrás de ella. Su hermana está igual de guapa que siempre, pero en su rostro muestra signos de cansancio. No deben ser días fáciles para ella—, no durmió por miedo a llegar tarde.

   Hyukjae se conmueve por la emoción de su sobrina, pero el gusto no le dura demasiado.

   — ¡Tío Hae!

   Con la misma facilidad, Rei se lanza a los brazos de Donghae, y Hyukjae teme como nunca de la reacción de su ex. Ruega a los dioses que no sea grosero con ella, pero comprende si no es tan efusivo como lo fue el verano pasado. Por suerte, Donghae se inclina sobre sus rodillas y envuelve a Rei en sus brazos sin titubeos, con tanto cariño que parece quererla todavía como su sobrina.

   —Hola, Rei, que alegría volver a verte. Estás muy linda y más alta.

   — ¿De verdad? —los ojos de su sobrina relucen de emoción. El muy maldito sabe lo que hace, le ha dado un cumplido que ella adora escuchar.

   —Ya lo creo. Ni siquiera tengo que bajar mucho la vista. Estoy seguro de que rebasarás a tu tío Hyukjae muy pronto.

   —Hey, puedo escucharte.

   —Es mentira, mi amor, sabes que te quiero.

   Donghae le da una sonrisa burlona y es increíble como una oración tan corta y falsa, sirve para engañar a su corazón por algunos segundos.

Vuelve a mí por un momento |EunHaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora