Capítulo 33: Aliento.

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Sin importar las advertencias de una pequeña mano parlante, ambas chicas subieron sus cosas a los autos, listas para una visita ansiada por sus familiares.

- Será mejor que dejes tus parloteos o no me haré responsable por la extinción de tu estirpe - le advirtió a esa mano andante.

| Es una completa locura, Merlina. Tienes una reputación que proteger y... Aunque me guste el caos, debemos tomar las cosas con calma | - le respondió.

- Lo has dicho, es una locura y esa es mí insignifica personal - contestó y dio la vuelta a ese auto al ver a la rubia salir del edificio con las últimas bolsas necesarias para su viaje.

| Merlina... | - intentó disuadir a la heredera pero "guardó silencio" con aquella mirada.

- Por más correcto que desees parecer, lo único que haces es verte como un estúpido, Dedos. Siempre has querido mantener una "reputación" pero más que eso, dejas pasar las injusticias que hemos vivido - suspiró - siempre las deje pasar, pero está vez no será así porque no permitiré que abusen de la persona más importante de mí vida - declaró. - No debes quejarte, al fin y al cabo, tú fuiste el que busco deshacerte de mí, ¿o no? - le preguntó.

| Sólo quería que estuvieras bien | - confesó.

- Y lo estoy pero no con está clase de situaciones, con estás injusticias - culminó - entra al auto de una buena vez sí no quieres ser comida de animales callejeros - le advirtió.

Sin más que decir, Dedos se deslizó por el techo del auto hacía una de sus ventanas, y con aquella vergüenza, se resguardó entre una de las tantas maletas de la pareja.

- Todo está listo - anunció la rubia al subir al auto.

Merlina le respondió con un asentimiento de cabeza, sin esperar más, ella encendió el auto hacía su próximo destino: la mansión Addams.

El camino no fue el mismo trayecto que tantas veces habían hecho: la falta de música, el cantó de la loba, sus risas, el acompañamiento musical de la morena con aquel tarareo, nada era igual. El silencio era el único amigo en aquella situación, tan fiel hasta los fines del fin de su trayecto.

Antes de bajar del auto, la morena tomó la mano de la rubia, cosa que llamó por completó su atención.

- Todo estará bien - intentó animarle.

Y aunque recibió una triste sonrisa, eso fue suficiente para aclarar esa culpa.

Tan pronto pisaron tierras extranjeras, su enorme familia abrió la puerta principal con precipitación, acompañado de un gran escándalo de parte de tíos y tías, primos y primas, sobrinos y sobrinas, hasta las cabecillas más fuertes, sus padres.

Merlina no esperaba ver a casi el 50% de la familia Addams, mucho menos el efusivo recibimiento hacía la rubia; ya era parte de la familia sin siquiera decir o anunciar más. Ella ya era llamada su mujer... Eso le provocó un escalofrío en la espalda.

- ¿Por qué está parte de la familia aquí? - les preguntó a sus padres en cuanto pasó todo ese mar de gente. Se suponía que era un fin de semana entre los pocos familiares cercanos de la región.

- Mí pequeño escorpión, era inevitable no llamar a casi toda la familia al saber las nuevas buenas - le respondió su padre.

- No era necesario llamar a la mitad de familiares - les reclamó.

- Es una lástima que el tío Ruthen y los gemelos Benedict y Anthony no lograrán llegar a tiempo, todos ellos estaban emocionados por tu compromiso - mencionó Morticia.

Merlina resguardó aquella molestía, tenía cosas más importantes por atender y en esa ocasión, necesitaba la ayuda de su familia.

- Es necesario hablar con ustedes - anunció.

[WEDNESDAY] Cara miaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora