Capítulo 41: Compartir.

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Cada batalla conlleva vidas y esa no era la excepción: mientras los Dankworth y otras manadas reclamaban los cuerpos de sus familiares, los Addams recolectaban a los familiares más aclamados, además de recolectar los cadáveres más escondidos para los experimentos de la anciana.

Fuera de todo ese mundo foráneo, en la lejanía, la heredera de esa rama familiar se encontraba sentada frente al enorme lago familiar, mirando el movimiento que esas pirañas hacían por cazar un ave.

- Aquí estabas - escuchó a su lado.

Inmediatamente, Merlina permitió un espacio para la rubia, y sin discusiones, permitió su tacto.

- ¿Cómo está todo? - le preguntó.

- Aún continúan; habían más lobos de los esperados - mencionó.

Merlina no respondió nada, en algún punto llegó a pensar que los Dankworth serían menos, pero por primera vez, sus cálculos fueron erróneos. Nunca imaginó que otras camadas se unieran en batalla, aún más sin razones propias; ese era un tema que trataría cuando viera al mayor de todos los clanes de lobos.

- Lamento que hayas perdido a un hermano - murmuró.

Merlina aún sentía aquel peso sobre su pecho; sí tan sólo ella hubiera ayudado inmediatamente a Alekey, sí la emoción no se hubiera apoderado del momento.

- No logré protegerlo - escuchó - y aunque fue entregado por mamá... Él no hubiera deseado que todo acabará peor de lo que ya estaba - mencionó.

- ¿Le has perdonado la vida por él? - preguntó.

Enid asintió con la cabeza.

- Por más que estuviera enfadado con ella, siempre la quiso... A pesar de qué ella le negó ser quien era... Sé que, en cuanto acabara todo esto, él iba a seguir con ella, quizás nunca buscaría su felicidad y cargaría ese peso toda la vida... Él haría todo por su familia, y sé que sí hubiera sido de su conocimiento el trato que ella hizo con los Dankworth, no hubiera permitido que le hicieran daño - mencionó.

Merlina lo comprendió inmediatamente; ella nunca iba a comprender esa parte de Enid, a pesar del mal que esa mujer le provocó, aún buscaba ese aprecio, aunque excusada con su fallecido hermano, la buscaba. Y aunque fuera la naturaleza de un hijo hacía su madre, le era injusto, aún más cuando esa mujer dejó en soledad a uno de sus hijos... Pero ese tema era sólo de ella, Enid sabía porque hacía las cosas y no le quedaba más que apoyarla.

- Dedos es un buen vigilante, nadie lo puede notar - mencionó.

- Gracias - murmuró la rubia.

Merlina suspiró, en verdad que a veces no podría estar de acuerdo con Enid pero no iba a discutir por cosas tan aisladas, por el momento. Aún faltaba mucho por recorrer y ahora con su vida en unión, habían problemas más grandes que ese... Unión, vida en conjunto... El anillo, recordó.

Esa pequeñez se encontraba resguardada entre sus cajones, no podría ir por él... O quizás no era el momento indicado, aún con una pérdida tan fuerte... Pero sí su abuela se casó en plena guerra civil, ¿por qué ella no podría?

Merlina sabía que ambas eran vigiladas por Dedos, siempre era de esa manera, siempre sería su costumbre. Por lo qué, con señas, habló:

| En el segundo cajón de la habitación hay una caja de terciopelo, ve a por ella | - ordenó.

No dudo que Dedos hubiera captado el mensaje, no era la primera vez que hacían algo semejante.

- A pesar de todo el dolor - inició -, te comportaste cómo una líder, una gran líder sí puedo mencionar - mencionó.

[WEDNESDAY] Cara miaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora