Capítulo 6: Ya no puedo más...

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En camino a su casa le envió un mensaje de que iré, obviamente no lo ve. Repaso mentalmente la disculpa y como haría para que regresamos, no me imagino mi vida sin él, hemos pasado por muchas cosas y por una pelea tonta perdamos todo lo que construimos de verdad lo amo, quiero pasar el resto de mi vida a su lado.

El taxi me deja exactamente frente a su casa.

—Muchas gracias — le digo mientras me bajo.

—De nada — responde y cierro la puerta.

Respiro hondo y camino a la puerta principal.

—Marco — gritó. No hay respuesta — Marco — vuelvo a llamar y en eso sale su mamá.

—Hola preciosa — me abre la puerta — Marco no me dijo que vendrías.

—Hola señora Alejandra, vine de sorpresa — una sonrisa nerviosa se asoma por mis labios.

—Esta durmiendo en el mueble, si quieres ve a despertarlo — me guía hasta la sala — los dejaré solos.

—Muchas gracias — la señora Alejandra cierra la puerta.

Miro al mueble y efectivamente estaba Marco profundamente dormido, me acerco con delicadeza y me arrodilló para estar más cómoda, muevo su hombro.

—Amor — No responde — Amor — Se mueve un poco — Marco — empieza abrir los ojos lentamente y me mira.

—¿Qué haces aquí? — se pasa la mano por la cara y se levanta, también me levanto y quedamos de frente.

—Vine para hablar contigo — Se sienta en el mueble y me hace seis para que me siente a su lado.

—¿Sobre? — responde de manera cortante.

—Sobre nosotros — miro mis manos — ayer me porte muy mal contigo y quería pedirte perdón, no debí decirte esas cosas, debí estar de acuerdo contigo no volverá a pasar — lo miro — No tiremos todo lo que hemos conseguido y sentido por la borda sólo por una tonta pelea.

—Esto no es sólo por ayer Lusianny — lo miro confundida.

—No entiendo, explícame.

—Desde que empezó el año has estado de mal en peor, estas triste todo el tiempo, no quieres salir, dices que tienes pensamientos negativos en tu cabeza, pero, ¿sabes qué? Todo eso es pura mentira y si fuera cierto pues todo es tu culpa, te lo he dicho quita esos pensamientos de tu cabeza, quita esos pensamientos suicidas de tu mente y simplemente no quieres eres muy egoísta conmigo porque soy el único que te tolera, pero ya no más, cuando empieces a ser más responsable y dejar de pensar en ti porque es lo único que haces pensar en ti y no en más nadie me dices y volvemos de resto no. — una lágrima corre por mi mejilla.

—¿Cómo puedes decir eso? Sabes muy bien que tengo ansiedad y si los pensamientos y la maldita voz están no los puedo quitar fácilmente, entiendo que estés abrumado pero no digas que es mi culpa. Tú más que nadie debe saber esto, tuviste ansiedad y sabes como es, recuerdo todo como si fuera ayer estuve para ti en ese momento.

—Y porque lo tuve se de lo que hablo, sólo quieres llamar la atención y darme lastima, todo lo que supuestamente pasa por tu cabeza es tu culpa — otra lágrima recorre mi cachete — No te deprimas, cuando es dejes de ser tan narcisista podremos regresar, pero, sería en unos cuantos años — pone su mano en mi hombro — tal vez diez, veinte — me mira de pies a cabeza con mucho asco — mejor en unos treinta años si es que aún me atraes.

¿Cómo pudo mirarme así?

—¿No puedes estar en mi peor momento? Simplemente tenme paciencia, en unos meses volveré hacer esa niña linda y sonriente de la que te enamoraste.

—Ya no te amo — Se encoge de hombros — lo siento, ahora ¿puedes irte? Me incomoda tu presencia, además de que me despertaste.

Me levanto y camino a la puerta, me detengo en seco y miro a su dirección.

—Por favor no me dejes…

—Vete — me dice con dureza.

Con mis ojos lleno de lágrimas salgo de la sala, me las empeño para que su mamá no me vea, cuando estoy en la carretera pido taxi.

Rumbo a mi casa sólo miraba por la ventanilla, tengo una sensación extraña en el pecho como un fuego que estaba quemando todo mi corazón.

Ya en mi casa me apresuro a entrar en mi habitación y me encierro en cuestión de minutos me quedo profundamente dormida.

Siguiente día

Estoy tan full con el trabajo que ni tiempo de pensar me ha dado, me concentro tanto en los registros que no me di cuenta de cuando rápido paso la hora y mi papá ya había ido por mi para ir a la Universidad. Me despido de todas y me voy.

Adrián

Espero y te vaya bien en la Universidad.

Sonrió por su lindo mensaje.

Yo

Gracias

Guardo mi teléfono.

Ya en la Universidad entro a mi primera clase, para ser sincera no preste para nada de atención mi mente no estaba aquí ni siquiera en otra parte es como estar y no estar en un sitio.

Se termina la clase y me dirijo a la siguiente.

—Lusianny — me llama Vanessa una amiga y junto a ella está Johanna otra amiga.

—Hola — me miran extraño.

—¿Qué sucede? — dice Johanna.

—¿A qué te refieres?

—Estas triste, lo noto en tu mirada.

¿Estoy triste?

—No, no lo estoy.

Vanessa me toma del brazo y me lleva a un costado de una facultad muy pocas personas transitan por ese lugar.

—Es mejor sacar las cosas que tenerlas guardadas, cuenta no te vamos a jugar — dice Vanessa.

Las tres nos sentamos en una banqueta

—Es que no tengo nada.

—Saca lo que tienes en el pecho, créeme te sentirás mejor.

Cierro los ojos y lágrimas comienzan a caer de manera descontrolada.

—Ya no puedo más…
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Notas de la autora:  es un Imbécil ese Marco, ¿cómo puede decir eso?

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