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Johnny se giró para ver al chico de pelo verde irse, con el ceño fruncido por la confusión. ¿Por qué necesitaría buena suerte? ¿Mark estaba molesto por algo? Pero cuando la puerta se abrió más, volvió su atención hacia adelante y casi gimió en voz alta. Podía sentir su sangre correr hacia abajo mientras veía al pelirosado parado frente a él con un top corto y pantalones cortos, su cabello ligeramente despeinado y su rostro de alguna manera más adorable de lo habitual. Gran parte de su piel se veía, suave, pálida y perfecta,  parecía la seda más suave que podía imaginar y no saben quería chupar chupetones oscuros en la parte interna de los muslos, las muñecas y el cuello. Quería marcar cada uno de sus puntos olfativos con su boca hasta que estuviera tan completamente marcado que ningún alfa se atreviera a acercarse a él. Estuvo a aproximadamente medio segundo de soltar la pregunta de la punta de su lengua: '¿Saldriás conmigo?' Pero todavía tenía suficiente lucidez para no hacer eso y, afortunadamente, para evitar babear.

—Hola, Johnny. ¿Estás listo?— Mark preguntó en voz baja, con las mejillas rosadas por la timidez mientras señalaba hacia el escritorio.

—Uh... Hola, Mark. Sí... estoy listo.

Johnny agarró la segunda silla del lado de la habitación de Haechan y la acercó para colocarla en el lado del escritorio que normalmente ocupaba. Pero cuando se dio la vuelta vio a Mark desde atrás por primera vez con pantalones cortos.

El omega estaba agachado, tratando de encajar el cable de carga en el pequeño puerto de su computadora portátil. Johnny había sentido el trasero de Mark contra él esa vez y lo había visto en mallas, pero eso no era nada comparado con ver toda la gloria de sus mejillas llenas y exuberantes asomando por debajo de los pantalones cortos negros. Johnny nunca había visto algo así en nadie más. Nunca había visto a alguien con un culo tan grande y tan lindo al mismo tiempo. Quería poner una mano entre sus omóplatos y empujar su pecho hacia el escritorio antes de bajarse esos pantalones cortos y lamer la raya de su...

—¿Johnny? ¿Estás bien?— Preguntó Mark, agitando una mano frente a su cara, lo que hizo que el alfa se diera cuenta de que se había perdido en sus pensamientos.

Johnny definitivamente no estaba bien. Su polla estaba dura como una roca y palpitaba, presionando dolorosamente contra la bragueta de sus jeans. Le dolían las pelotas por la necesidad de correrse, y estaba bastante seguro de que su olor debía ser fuerte mientras la pura excitación inundaba su sistema. ¿Cómo diablos se suponía que iba a estudiar con Mark usando esos pantalones cortos, viéndose y oliendo tan dulce que Johnny quería lamer cada centímetro de su piel y ver si su mancha sabía a manzanas con miel, como pensaba? Pero empujó esa parte de sí mismo al fondo de su mente, encerrándola detrás de todas las barreras mentales que pudo.

—Sí. Estoy bien. Empecemos.

Johnny se sentó primero y Mark tuvo que meterse en el pequeño espacio junto a él, presionándose contra su costado en el espacio limitado y apoyando una mano en el hombro de Johnny para mantener el equilibrio antes de dejarse caer en la pequeña silla de madera. El alfa se mordió los labios para ignorar la suave bofetada de las mejillas desnudas de Mark al tocar la madera del asiento. Trató de convencerse a sí mismo de que no necesitaba saber si su piel estaba rosada por el contacto. El olor de Mark era fuerte y, si no se equivocaba, un poco más dulce de lo habitual. ¿Era posible que él también estuviera excitado?

Mark estaba muriendo. La suave presión del tanga de algodón contra su lugar más tierno lo inundó de lujuria. Eso, junto con la fuerza del aroma de Johnny y la forma en que su delgada camiseta blanca se pegaba a cada músculo abultado de su cuerpo, hizo que la piel de Mark bailara con pequeños escalofríos de necesidad. El alfa estaba liberando calor como loco y la piel del omega reaccionó poniéndose la piel de gallina, sus pezones se tensaron y se ponía cada vez mas caliente. Necesitaba distraerse antes de empezar a gotear porque todo lo que quería hacer era gatear hasta el regazo del alfa y besarlo hasta que ambos estuvieran jadeando y respirando el uno al otro. Se obligó a concentrarse en la pantalla de su computadora portátil y ponerse manos a la obra, reprimiendo su deseo por ahora.

𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐭𝐚𝐥𝐤 | JohnmarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora