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Dolía, lo que sentía en su entrepierna creciendo y palpitando dolía y es que carajo, cerro por un momento sus ojos maldiciéndo esperando poder disipar lo que su sucia mente en ese momento estaba imaginando y es que no es que no pudiera saciar su gran necesidad pero no era el lugar adecuado para ello, abrió lentamente sus ojos clavando su vista en el cuerpo parado a unos metros de él, mirándolo de arriba hacia abajo intentando ver más allá de la estupida bata larga que traia puesta, soltó un suspiro cuando vio a la mayoría de las personas empezar a desocupar sus asientos para abrirse camino a la salida de esta y no es que hubieran demasiadas pero ya se encontraba impaciente.

Y es que él no se consideraba para nada una persona religiosa, alguien como él debía permanecer lo más alejado a eso sin embargo le sorprendió el tiempo que había tolerado hablar al hombre canoso que estaba enfrente mientras leía un libro entre sus manos, "innecesariamente estupido" pensó, incómodo se removió por permanecer ya bastante tiempo sentado, volvió a mirar al chico rubio que estaba aún lado de este, Ho si, si lo que le habían dicho era verdad juraba que disfrutaría de ese cuerpo hasta verle pedir clemensia.

Estando ya el desgastado lugar vacío se levantó el peli castaño estirando su entumido cuerpo, sacudió el inexistente polvo de su chaqueta de cuero mientras se acercaba a el chico que lo miro en el momento que lo vio acercarse a el.

-¿Jimin?.-Pregunto en voz baja al estar a unos pasos cerca, miro como el chico dejo a un lado las cosas que estaba guardando en un bolso, su ceño ligeramente fruncido le mostraban molestia a la que realmente no le dio importancia.

-¿Lo conozco?.

-Puede ser.

El rubio no despegó su vista del hombre frente a él, su rostro pronto se relajó al saber las intenciones que este reflejaba y es que no era algo nuevo para él.

Miro a su alrededor confirmando el solitario lugar, el viejo que estaba con el sabía que ya no regresaría pues él era el encargado de arreglar todo en ese lugar en cuanto todo terminaba.

Con la misma calma de siempre termino de guardar lo poco que le faltaba y con una simple mirada al castaño hizo que esté lo siguiera a un pequeño cuarto que utilizaba en casos como este.

-Pasa.

El castaño obedeció entrando, en cuanto escuchó la puerta de madera cerrarse detrás de el vio como el chico rubio camino y rodeó un escritorio que había en medio de este mientras señalaba un asiento de madera enfrente.

-¿Cual es tu nombre?.- Jimin se sentó en el borde del escritorio mientras observaba al chico frente a el tomar asiento, se relamió los labios e inclinó levemente su cabeza a un lado con evidente curiosidad, anteriormente había venido toda clase de hombres pero ninguno de atractivo como el, debía admitir.

-¿Debería decirlo?.-el peli castaño sonrió, recargándose en totalidad en el asiento, desvió la mirada que en ningún momento había apartado del rubio desde que llegó al lugar y sacó un pequeño costal que había en su bolsillo ofreciéndoselo.

-Mi nombre es Jungkook, Jeon Jungkook.

Jimin lo aceptó mirando dentro de este, sonrió satisfactoriamente al ver mucho más de lo que esperaba, se levantó guardándolo en uno de los cajones que tenía llave.

Jungkook lo miro sacarse esa odiosa bata dejando solo al descubierto una ligera camisa de seda blanca con unos pantalones ajustados que se amoldaban a su cuerpo, no pudo evitar soltar un pequeño silbido y es que el chico tenia lo suyo, por un momento pensó en lanzarse y arrancarle la ropa pero había decidido mantener el control aunque ya se le estaba complicando.

-¿Te gusta lo que ves?.

"Mierda", que si le gustaba?, debía ser una maldita broma, decidió Jungkook se levantó acercándose, lo tomó de la cintura atrayéndolo sin delicadeza hacia el, lo miro con tanto deseo que no tuvo que esperar más al ver una clara invitación, sin dejar que dijera algo estampo sus labios moviéndolos de una manera que el rubio no pudo evitar soltar un pequeño gemido, Jimin se sentía extasiado, adentro su lengua explorando sin prisa el lugar y mordió ligeramente unos minutos después antes de separarse al verse ambos con necesidad de respirar oxígeno, pronto aquellos ojos miel lo miraban con una evidente necesidad.

Lascivia (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora