Prólogo.

58 7 9
                                    

Si de pequeña hubiese tenido que buscar monstruos en mi habitación, no habría mirado debajo de la cama, sino dentro de mí.

Ashley

Desde pequeña, me había apasionado la lectura oscura, aquella en la que se relataban hechos atroces como asesinatos. En la mayoría de ellas se defendía la idea de que los villanos eran creados, forjados por circunstancias y elecciones. Que eran personas como cualquiera, pero con muy mala suerte; que eran unos desgraciados, no unos psicópatas.

Mi punto de vista siempre fue distinto. Creía firmemente que todos nacemos con un monstruo interior; algunos más feroces, sádicos, insensibles o manipuladores que otros, pero la esencia estaba ahí, en lo más profundo de nuestra naturaleza.

A veces, nuestro monstruo permanece latente, dormido en las sombras de nuestra psique, durante toda nuestra vida. Sin embargo, en ocasiones, la vida despierta a la bestia que llevamos dentro.

Pero no era algo que se forzase. Era algo con lo que se nacía.

Y lo fascinante de todo aquello que creía era que, así como hay quien puede desencadenar esa oscuridad, hay quien tiene el poder de calmarla, adormecerla. Encontrar a esa persona capaz de domar tus demonios interiores es una tarea ardua; es por eso que, cuando lo consigues, no puedes evitar aferrarte a ella como si fuera tu única salvación.

Es por eso que, mirando hacia atrás, me arrepiento de haber aceptado esa apuesta.



Bienvenidos a Corazones Apostados. Espero que disfrutéis leyendo la historia de Ashley y Hayden. No olvidéis comentar.

Corazones ApostadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora