CAPITULO 5

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El de orbes dorados se despertó ante el llanto de su bebe, quien se removia molesta desde su cuna a un lado de su cama. Suspiró poniedose de pie, acercandose somnoliento a la menor para cargarla con cuidado. Notó enseguida el fuerte aroma en su parte baja. Por como olia, era comprensible que estuviese molesta. La cambió con delicadeza, suspirando frustrado al terminar ya que el llanto no cesaba

- ¿Que pasa mi amor?- talló sus ojos, recordandose que solo era una bebe sin la capacidad aun de expresarse correctamente

Al ver el desespero en la boca de la pequeña, comprendió que tenia hambre. Volvió a cargarla, yendo hacia la cocina para prepararle su biberon. Los primeros meses habian pasado, asi que su leche "materna" se habia acabado, por lo que no quedaba mas que prepararle una de formula, la mas nutritiva que encontró. Despues de todo, queria que su niña fuera una mujer fuerte y sana.

Una vez listo, le entregó el biberon, sosteniendoselo con cuidado de que no se ahogara mientras bebia. Se dirigió lentamente hacia su cuarto, sentandose en la cama y posteriormente recostandose con ella aun en brazos, asegurandose de que bebiera correctamente, notando como sus parpados agotados por tantas lagrimas derramadas se iban cerrando poco a poco, quedandose dormida finalmente.

Retiró la mamadera y la dejó en su mesita de noche con cuidado, abrazandose a su hija mientras el tambien se dejaba ganar por el impulso de cerrar sus agobiados ojos. Sin duda, el ser padre era mucho mas agotador que el ser heroe. Le daba mas merito ahora que los comprendia. Sin embargo y a pesar de estar bajo licencia, su tarea de heroe nunca acababa, mucho menos en ese momento en que su pequeña finalmente se habia dormido, por lo que no permitiria que nadie ni nada la despabilara.

Se levantó con cuidado y se armó de una de sus alas, empuñandola mientras se desplazaba por la casa sigilosamente, buscando el origen del ruido. Hizo una mueca al ver una sombra atravesando el ventanal de su sala y se abalanzó enseguida sobre ella, amenazandole con la espluma

- ¿Quien eres y que demonios quieres?- dijo casi entre dientes para no despertar a la menor

El intruso no respondió, al menos no con palabras. Solo soltó una risita al aire, enfureciendo mas al de cabellos dorados

- ¿Crees que es gracioso?- sonrió molesto, pisando levemente su cabeza mientras mantenia sus brazos tras su espalda

- Claramente.. Es decir, ¿Como no reconocerias a tu alfa?..-dijo el mayor, a la vez que sus manos se encendian de un azul caracteristico

El joven alado abrió sus ojos y salió de encima de el, evitando una llamarada que quemó un poco de su techo. Hizo una mueca al ver al contrario ponerse de pie y voltearle a ver con esa.. Maldita sonrisa, tan tipica de el

- ¿Que mierda quieres?- apretó sus puños, preparandose para luchar contra el

- Oh, oye tranquilo.. Se que me ausente por un año.. Pero deberias saber mejor que nadie que las cosas estuvieron bastante complicadas en la liga.. O mas bien, tu amiguito ese.. Endevor.. Nos las estuvo poniendo bastante complicadas..- explicó, evitando por poco el ataque del menor

- No me importa para nada..-murmuró molesto-.. Largate de mi casa..

- Oye.. Esa no es manera de tratar a tu alfa..-reclamó con una mueca, lanzandole una flama

- ¡No er- carraspeó, tenia una niña durmiendo en el cuarto, no podia gritar- .. No eres mi maldito alfa, asi que vete de una puta vez..

- ¿Ah no?- rió ironico-.. Pues esa maldita marca en tu cuello dice lo contrario..

- Esta mierda no importa..-cubrió su marca con una de sus plumas

- Oh, creeme que si..-replicó frustrado- Por esa "mierda que no importa" he pasado todo un calvario..

Por esa maldita marca - DabiHawks ° AU OMEGAVERSE°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora