Capítulo 10

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-NARRA LUCÍA-

Me despierto totalmente desorientada y con dolor en el cuerpo, como si me hubiera pasado un camión por encima. De primeras veo todo negro, hasta que encienden la luz y veo que me encuentro en un cuarto muy sucio, donde tan solo hay un escritorio mugriento. Me doy cuenta de que tengo atadas las muñecas con cinta americana. He sido secuestrada, y el miedo me invade. Me empiezo a poner nerviosa y estoy a punto de llorar. Veo que se acerca un hombre, que parece mayor, pero no estoy segura, porque lleva una careta de goma que le tapa la cara.

X-¡Por fin despiertas! Poco más y te damos por muerta.
L-¡Sacadme de aquí, por favor! (digo casi suplicando) ¿Dónde está Aida?
X-No te preocupes por ella.
L-¿Cómo que no me preocupe?
X-Ella ha tenido más suerte que tú.
L-¡Dime que no le habéis hecho nada!
X-Te he traído esto para que comas algo.
L-¡¿Dónde está?!
X-Eso no es importante.
L-¿Por qué me habéis secuestrado?¿Quién eres?
X-Deberías entender que es mejor que no lo sepas. Ya hablaremos en otro momento, pero más te vale no hacer ninguna tontería si no quieres que tu familia sufra las consecuencias.

-NARRA AIDA-
Hace dos días que Lucía está desaparecida; raptada, mejor dicho. Fue delante de mis narices pero me agarraron y no pude hacer nada. Yo llamé a Andrés, y él y todo el equipo dieron media vuelta y vinieron al hotel conmigo. Aquí seguimos todos, también la policía. A mí me interrogaron, pero les conté la verdad: con los nervios ni siquiera pude fijarme en la matrícula del coche de los secuestradores. Sólo pude decir que eran dos personas con capuchas color gris, más el conductor, al que no vi. De los de la capucha, sólo sé que eran hombres. Una pobre información que no creo que sirva de mucho. Me siento tan impotente, tan inútil... La policía ya ha organizado un importante despliegue. Con respecto a los padres de Lucía, se lo hemos contado y están a punto de llegar al hotel. Sinceramente, la situación es dramática, pero tiene un lado bueno: está claro que Lucía les sigue importando.
¿Cómo estoy yo? Muy asustada. No me quiero imaginar cómo lo debe de estar pasando mi niña donde sea que la tienen encerrada o a saber cómo. Esta noche no he dormido absolutamente nada; no he parado de llorar y de pensar en Lucía... Sólo de pensar que la pueden hacer algo malo, o algo mucho peor que no puedo ni nombrar, me muero; yo de verdad, me muero.

-LLAMADA Andrés/Lucía-
El hombre de la careta de goma acerca el teléfono a Lucía.
An-Hola, Lucía.
L-¡Andrés! Menos mal, tenéis que sacarme de aquí cuanto antes. Estoy muerta de miedo y esta gente no me dice nada, ni me explica el motivo de mi secuestro. Me tienen atada y esto es insoportable. Tampoco sé nada de Aida, y estoy súper preocupada.
An-Ella está bien.
L-¿Cómo lo sabes?¿está con vosotros?¿y el resto del equipo?
An-Estamos todos juntos en el hotel; Aida, también y tus padres.
L-No me dicen por qué me tienen aquí. ¿A ti te han dicho algo de lo que quieren?
An-No. Solo que no hagamos nada y que en unos días estarás de nuevo con nosotros, sana y salva.
L-¿Pero no piden dinero ni nada?
An-No.
L-¡Pero algo tienen que querer, Andrés!
An-Tú no hagas nada que pueda ponerte en riesgo, Lucía. Ya verás cómo en unos pocos días estás libre.

-NOTA AUTORA-
Holaaa a todos, estoy de vuelta. Ahora que he terminado el primer trimestre voy a estar más activa por aquí. En unos días tengo puente y poco después vacaciones de Navidad, así que voy a tener mucho tiempo para escribir. Espero que os esté gustando mucho la historia, quedan como mucho 5 capítulossss.
Votad y comentad, que me ayudáis mucho!!!!
Vuestra autora fav (espero)
Lydia.

No fue casualidad sino destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora