❝ JungKook es una alfa, dueño de una empresa millonaria, con un hijo de 15 años. Su infancia fue la mejor, su adolescencia no lo fue, pero su adultez mejorará; solo es cuestión de entrar a la floristería y reencontrarse con su mejor amigo de la infa...
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TaeHyung suspira antes de empezar hacer algunos quehaceres en su casa porque sí.
TaeHyung se mudó al departamento de JungKook, después de que este lo marcó; eso fue hace un mes.
Ahora se siente feliz y demasiado emocionado; tiene una familia, vive con su familia, tiene un alfa y un cachorro. Tiene todo lo que necesita, y ama la vida que tiene.
En este mes que ha pasado, JunSeo apenas hace una semana logró separarse de TaeHyung, ya que quería estar con él a todo segundo. Recibiendo gruñidos de JungKook, claro, pues él también quería momentos con su alfa. A TaeHyung a veces le tocaba calmar esos gruñidos territoriales.
JungKook a cada momento buscaba la forma de ir hacia TaeHyung y tomarlo entre sus brazos para darle besitos y lamer la marca en su cuello, esa marca que los une más de lo que estaban.
TaeHyung se siente completo y amado en el departamento.
El alfa rubio aún atendía su floristería, pero no lo hacía seguido porque recibía quejas por parte de las personas, quejas que dañaban su corazoncito sensible. TaeHyung no le contaba estas situaciones a JungKook, solo esperaba a que el alfa llegara para acurrucarse en su pecho y poder sentirse seguro. Evadía las preguntas de JungKook con besitos y cariñitos.
La abuela Ara empezó hacerse cargo de floristería junto con Lia y el nuevo empleado, BangChan, que buscó empleo por cielo y tierra, I.N le ofreció el trabajo aun cuando ni siquiera estaban buscando.
¿Pero quién es Ara para decirle que no a un poquito de ayuda?
TaeHyung mantenía en el departamento, lo había remodelado colocando flores en cada espacio, dejando su aroma. Acoplando el departamento a él.
JunSeo amaba llegar a su casa y ser recibido por los fuertes brazos de su mamá. Amaba levantarse y ver a su madre esperándolo para darle el desayuno. Amaba pasar por la sala y ver a su madre leyendo un libro concentrado mientras come chocolate blanco. Y, sobre todo, amaba acurrucarse en TaeHyung y ser envuelto por ese delicioso aroma a tierra mojada con una pizca de chocolate dulce.
TaeHyung no salía del departamento, solo lo hacía si era para ver cómo va su floristería o para recibir paquetes de sus hermosas flores. JungKook de vez en cuando le decía que no era un encerrado y podía salir las veces que quisiera. TaeHyung solo asentía, pero nunca salía.
Y hay una sola razón, razón por la cual está negándole a su hijo salir al centro comercial para comprar cosas de su escuela y cosas de la casa.
Al terminar de hacer sus quehaceres, TaeHyung apaga la música que puso para hacerlo más feliz y emocionado. JunSeo bajaba las escaleras corriendo.
— ¡Mamá! ¡Mamá! — JunSeo grita mientras corre hasta el encuentro de su madre. TaeHyung deja los trapos sucios en limpio para después caminar y encontrarse con su cachorro — ¡Mamá!
