2 de enero - 6:00 p.m

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Sigo confundido, el año comienza y todo parece ir de maravilla pero,
¿realmente es así? Se supone que es un buen día, nos entregaron nuestro disco ¡por fin! después de tanta espera. Pero ahora que lo tengo, me pregunto si podré con mi música hacer un verdadero cambio. Sigo pensando que hay vida en las estrellas y lo digo en serio, ¿por qué no? Desequilibrados los que piensan que entre tanta grandeza, somos los únicos. El sencillo promocional se titula: “Utópica humanidad”, la escribí tratando de plasmar ese deseo de salvar a alguien que se cae, rompiéndose las rodillas contra la realidad, succionando el hedor de los altos exponentes mundiales. ¿Por qué mi odio? ¡No es odio, es resentimiento! Tengo antipatía al darme cuenta de lo que la mayoría sabe y prefiere evadir. Me quedo horas viendo lo imperecedero y termino deprimiéndome al oír las voces del universo, las voces que algunos quieren ignorar y solo claman por ayuda. Cada año mueren 5,6 millones de niños en todo el mundo y es por carencia de alimento ¿debería ser así? Además de los niños muriendo, el 20% de la población rica consume el 80% de los recursos mundiales, llevando a miles de personas a la pobreza extrema y destruyendo al planeta. Mi cigarro se apagó, y pienso en los 146 millones de niños que sufren de desnutrición y solo ruegan apagarse. Boto la colilla y recuerdo a los 1300 millones de pobres; que buscan entre miles de colillas, en medio del basurero, un pedazo de pan.
— ¿Hacer qué?
— No lo sé, algo.
— ¿Pero dime qué?
— Yo trato con mi grupo de ayudar a la gente, de poner lo que tengo a disposición pero no sé si es suficiente.
— ¿Por qué? — preguntó nuevamente, la voz de mi cabeza.
— Porque es grave y el planeta se está desangrando y han comprado al doctor, lo van a dejar morir con tal de succionarle el dinero.
DINERO, DINERO, DINERO, DINERO...¡Cuánta contaminación! Nos convertimos en marcas y compramos marcas. Los humanos dejaron de tener la capacidad de pensar en los demás, somos una raza egoísta por naturaleza y yo quiero romper con eso y que no contamine mi aire y me vuelva igual a lo que tanto detesto. Por eso sigo en mi balcón, tratando de buscar una solución concreta para ayudar a las personas que están muriendo por falta de dinero mientras que otros tienen para 100 vidas, que tal vez no van a vivir.
Si pudiera pedirle al presidente del mundo, le pediría lo siguiente:
1. Que ningún niño duerma con la barriga vacía preguntándole al cielo: ¿Por qué estoy viviendo?
2. Que ningún anciano sea menospreciado por haberse convertido en “inútil” para una sociedad de mediocres insensibles que piensan que la juventud es eterna.
3. Apoyo para reinsertar a todos los indigentes que tomaron malas decisiones pero que no podemos sentenciar al olvido.
4. Que el mundo sea equitativo y ayuden a los países que no tienen nada, concibiendo que las fronteras son la peor creación y que deberíamos tener nacionalismo ante la tierra.
5. Que dejen de fabricar armas y fabriquen sueños.
6. Hombres, mujeres, homosexuales, bisexuales, transexuales, negros, blancos, chinos, bajos, gordos, niños, adolescentes, adultos mayores, animales y naturaleza deben ser tratados con los mismos derechos humanos.

Amor a cuatro estacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora