PRIMER CAPÍTULO

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Escribía sobre ella y sobre el amor antes de haberla conocido, escribía como si me hubiese enamorado, e incluso cómo me desagradaban los falsos amantes que tratan de querer para frenar sus miedos y no comprenden que la vida tiene ventajas si apren...

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Escribía sobre ella y sobre el amor antes de haberla conocido, escribía como si me hubiese enamorado, e incluso cómo me desagradaban los falsos amantes que tratan de querer para frenar sus miedos y no comprenden que la vida tiene ventajas si aprendes a observar los detalles. Pero la vida es un espejo y fui yo uno de esos falsos enamorados, soy tantas cosas como tú. Te entrego un diario con las cientos de almas que tengo en mi interior, no solo un diario de mi amor por ella, antes de ella existía, cantaba y escribía, tratando de drenar el remolino que llevo adentro y que solamente a través de letras me deja vivir, aprendiendo cada segundo a sonreír incluso en medio de las tristezas. Si te preguntas quién soy… Me llamo Christopher y aún no lo he descubierto, estoy en ese proceso, no encajo y a veces no quiero encajar. Estudio letras y música, tengo un grupo musical que forma parte de mí día a día. Mis cuatro mejores amigos y yo decidimos apostar haciendo lo que amamos y aunque ha sido difícil, tenemos un disco.
Estoy viviendo un sueño y desde afuera parece que tengo la vida perfecta: mi carrera, im profesion, mi disco, familia que me ama y grandes amigos. ¡Es Verdad! Tengo todo eso y soy feliz, pero ciertas cosas me afligen, no creo que tener sea sinónimo de felicidad y aunque puedo pasar horas diciendo: tengo, tengo, tengo, tengo, tengo, en el último tengo se nubla mi mente: TENGO.
Creo que estamos en un mundo contaminado, que debemos hacer algo, pero ¿Hacer qué? Vivo con preguntas, con pensamientos incesantes, con ideas... si no escribiera me habría vuelto loco. Mi misión es que muchos dementes logremos cambiar el mundo, que dejemos nuestra huella, que nadie trabaje exclusivamente por dinero, que nadie duerma con hambre, que los países no se maten por territorios y las fronteras no nos separen. Pero no soy tonto, trabajamos por dinero para sobrevivir, los países buscan sus intereses, y cada segundo muere alguien más. ¡Ley de vida! Mil veces me dijeron que si triunfaba sería por mi físico y no por mi talento y mil veces más me dijeron que moriría de hambre por ser artista, menos mal que soy un inadaptado: seguí mi intuición.
Piensan que soy idealista, tal vez lo soy. Tengo que luchar día tras día contra los estereotipos, muchos dictan que debería ser el chico malo porque me gusta la música y se me da bien con las mujeres, pero no, soy el raro en el cuerpo y con los intereses equivocados. Vivo en el mundo de los sordos y de los mudos, con un grupo de artistas que quieren dejar algo que no caduque y plantar la semilla de la nueva humanidad. A través de la música, de las letras y de las acciones pretendo lograrlo, aunque es difícil. Las apariencias engañan… paso horas en mi balcón preguntándome el origen del universo cuando veo el infinito y no entiendo cómo acá, en la tierra, teniendo la magia de estar juntos, estamos tan divididos. No entiendo cómo el mundo se separa por políticos que no saben que — quizás — con arte, con humildad y sin tanto ego, podríamos evolucionar. No entiendo cómo el mundo vive liderado por el dinero y en países enteros hay niños que mueren de desnutrición. No entiendo cómo hay tantas religiones y todavía todas separan y excluyen. Yo, francamente, creo en la vida y en las posibilidades. Creo que debe haber millones de personas que se sienten raras… que sienten que no encajan, que la vida es un tesoro cubierto de mierda por los altos exponentes, que no salen a cumplir con sus prioridades y se distraen con sus competencias entre ellos.
Hay miles que se deprimen con la lluvia y viven de recuerdos. Hay millones que juegan fútbol con aparente “popularidad”, para llegar a su habitación y ver el techo preguntando ¿qué pasa? Porque es que, entiendo que el tiempo no es eterno, que la vida se nos va, y no es una pelea de quién es menos o de quién es más. Nos enseñaron que el físico tiene que ser como en la televisión, nos enseñaron que debes tener éxito y muchísimo dinero y yo siento que seríamos más ricos sin él. Que llego a casa y me sirvo una copa de vino extrañando mi juventud para recordar de nuevo que soy joven, que mi inocencia se difumina pero soy joven aún. Perdí un hermano gemelo y me enseñó que la vida es efímera, que la vida se nos va. Su muerte me abrió el espíritu y me dejó solo, incluso en compañía. Agradezco tener familia, amigos, techo, trabajo, carro, comida, pero eso no me quita la necesidad constante de no conformarme sabiendo que todo lo material es prestado, que mi familia y mis amigos también se marcharán, pero entonces, de pronto, la sociedad me consume y quiero ser como ellos, superarme, tener más, ser más, vivo en esa lucha por no convertirme en un robot del montón, y en estos tiempos, es complicado.
Estoy buscando pistas… Quiero un nuevo orden mundial. Quiero un nuevo mundo, soy un simple cantante y mi pasión es escribir la vida al cantarla y cambiar al mundo al vivirlo. Soy todo y nada a la vez, porque aún no tengo ni puta idea de quién soy. Porque amo todo, cada cosa, cada detalle de mi existencia, pero nunca había amado a nadie en particular y de repente, el 2015 cumplió el deseo que pedí y logré enamorarme. Este es un diario de un amor que logró hacer que reviviera ante la vida y por eso, se los entrego.
PD: Soy yo, Christopher, el que no sabe quién es. Les dejo mis pensamientos, mi vida, mi diario, mi historia…

Amor a cuatro estacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora