O22

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— Pequeño pt. 1 —

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5. Little Space

Odia las corbatas.

Odia las cenas familiares.

Si vamos un poco más profundo, TaeHyung odia hacer todo aquello que esté dentro del círculo de "Cosas de adultos" y remueva su ansiedad e inseguridades. Un círculo que, de poder hacerlo literalmente, marcaría con crayón rojo y dibujaría una carita enojada dentro.

No exactamente todo dentro de ese círculo es malo, al menos TaeHyung se ha encargado de englobar solamente los aspectos desagradables de una vida con responsabilidades laborales, trajes que lo hacen sentir apretado y corbatas que lo hacen sentirse atado. No le gusta sentarse a conversar con personas aburridas e interesadas únicamente en la marca de su reloj, no le gusta ser observado y sentirse indefenso ante una oscura mirada lasciva que no sea de Papi, no le gusta que le llamen "Señor Kim" – solo pasó una vez y fue muy extraño para él – y lo que más odia, es no poder ser atendido y cuidado por Papi.

Hay cosas de adultos que a TaeHyung le gustan, por supuesto que las hay, pero solamente si son con Papi y TaeHyung solamente quiere hacerlas con Papi. Le gustan los collares porque son bonitos y lo hacen verse lindo, pero detesta las corbatas, le gusta cenar con su familia, con sus amigos, pero no con gente desconocida y aunque sabe que es necesario y debe ser un niño grande para quien más ama en el mundo y para JungKook, no quiere ir a conocer al nuevo esposo de su madre.

— TaeHyung — JungKook lo llama, con suficiente volumen para que el pequeño rubio escuche, sin perder detalle en su tarea de anudarle la corbata — Mi amor, quita esa carita.

Totalmente enfurruñado, como un gatito al que han mojado, TaeHyung resopla y se mueve el flequillo de la frente — No quiero ir.

— Lo sé, pero debes hacerlo — JungKook termina el nudo finalmente, tirando de la parte más larga hacia abajo.

Se levanta de su posición anterior sobre sus rodillas y, mirando hacia abajo, puede ver como TaeHyung forma un puchero considerablemente tierno, pidiendo clemencia. JungKook le pica la naricita, causando que el pequeño se encoja en su sitio con un respingo.

— No funcionará.

— ¡Pero Paaaapi! — TaeHyung patalea, todavía tratando de convencer al mayor que lo mira con media sonrisa en los labios.

— Ven — se sienta en el sofá individual que está esquinado en la habitación, junto al closet y palmea su muslo izquierdo llamando al menor a sentarse, quien pronto obedece sin quitar esa carita de berrinche — ¿Recuerdas lo bueno que fuiste en Tokio? — suavemente, acaricia la mejilla de TaeHyung.

— Sí...

— Fuiste un niño grande, ¿no es así?

Ceñudo y con toda la intención de soltarse a llorar y fingir dolor de estómago, TaeHyung asiente en silencio.

— Y todas esas personas, dijeron cosas maravillosas de ti. ¿Lo recuerdas?

— Mhm...

JungKook lo acuna en brazos, recargado el menor sobre su pecho, con las piernas sobre su regazo — Seguro, recuerdas alguna, vamos Tae, dime cuáles eran.

— Dijeron que soy inteligente... — en voz bajita, TaeHyung comienza a numerar obteniendo un "Mhm" como respuesta — Y... Y que soy educado...

— Eso es ¿Qué más, mi cielo?

Sintiendo las caricias de JungKook en su espalda, TaeHyung habla un poco más fuerte, más confiado — Ellos dijeron que soy guapo, que... ¡Que era encantador!

JungKook no puede evitar reír cuando su pequeño pega un brinco, sonriendo tan radiante como lo hace y lo rodea, abrazándolo con fuerza y amor — ¿Y sabes que más eres? — el menor niega con la cabeza — Eres mi orgullo, TaeHyung. Iremos con tu madre, conocerás a su futuro esposo y cuando vuelvas, tendremos una noche de películas ¿Suena bien?

— Quiero ver 101 Dálmatas.


◇◆◇◆◇


La última vez que hablaron, estaban en la casa que fuera el hogar de TaeHyung durante diecinueve años, mientras bebían de la misma botella de té helado, sentados en el pórtico porque su madre olvidó las llaves dentro.

Podría tener veintiún años ya, pero para su madre, siempre sería ese chiquillo que se escondía en la alacena para asustarla al llegar del trabajo, pero se quedaba dormido dentro. TaeHyung frecuenta mucho a su madre y se asegura de llamarla todos los días, aunque ella insista que nada sucederá si no lo hace. Recuerda cuando llevó por primera vez a JungKook para conocerse y su madre quedó encantada con sus modales, su sonrisa y ese efecto peculiar que tiene el hoyuelo en su mejilla con todos quienes lo vean. Sentía que le llovía levadura del cielo y se inflaba orgulloso al escuchar a su madre decirle que JungKook era un buen hombre y definitivamente, quedaba tranquila de que cuidara de su único hijo.

A partir de ahí las visitas se hicieron constantes y aunque su madre no podía saber todo de su relación y TaeHyung era muy cuidadoso de llamar a Papi por su nombre, JungKook lo hacía siempre todo más fácil. Cuando su madre le dijo que se casaría de nuevo, TaeHyung no pudo ser más feliz por ella y por supuesto, se postuló como Ayudante Oficial para los preparativos, pero no contaba con que su amada madre organizara una cena que incluye a toda la familia del susodicho en la que, por supuesto, el Ayudante Oficial debe ser partícipe.

— Si sigues moviéndote así vas a hacerle un hoyo al asiento.

TaeHyung suspira, nervioso, y hace caso omiso a la broma de JungKook a su lado.

— Siento que voy a vomitar.

JungKook hace una fingida y exagerada mueca de asco — ¡No quiero ver todos los ositos de goma digeridos! — y logra su cometido, haciendo reír a TaeHyung.

— ¡No debiste dármelos entonces, Papi!

— Ah, pero fue inevitable no parar a comprarlos — JungKook suspira — Me hiciste los ojitos de cachorro, no puedo decirte que no a esos ojitos, Príncipe — antes de que lo intente, JungKook pone una barrera entre ambos formada de su dedo índice — No, no lo intentes.

El pequeño rubio se hunde en su asiento, de brazos cruzados — Malo, Papi.

Cuando finalmente llegan a la casa, JungKook se asegura de estacionar correctamente antes de abrir la puerta y bajar, para poder abrir la de TaeHyung quien lo recibe con los brazos estirados, esperando ser cargado. JungKook no puede negarse y lo toma, tomándose ambos un momento antes de entrar.

— Estaré contigo, ¿de acuerdo? — TaeHyung asiente — Lo harás muy bien, mi amor.

El mayor se asegura de bajar a su pequeño con cuidado, acomoda su bonito traje gris y le besa los labios lenta y cariñosamente, tratando de transmitir todo lo que su corazón siente. TaeHyung está hecho un manojo de nervios y siente su boquita temblando contra sus labios, por lo que se asegura de sujetarlo de la espalda baja y acercarlo a su cuerpo.

JungKook lo sabe. Sabe perfectamente que su madre es capaz de separarse y cancelar la boda, si su prometido no es del agrado total de su hijo, si hay algún roce o si alguien en la familia lo trata mínimamente mal, porque, al final de todo, TaeHyung siempre será su prioridad. Sabe que su pequeño se deshace de angustia porque odia conocer nuevas personas que puedan juzgarlo y señalarlo, porque debe dar una excelente impresión y hacer sentir orgullosa a su madre y, aunque todos los días se asegura de besar y amar esas fisuras, TaeHyung no está totalmente reparado. Por ello, está y estará ahí a su lado, recordándole lo valioso y amado que es.

JungKook se separa apenas lo suficiente para poder articular una palabra, tocando con sus dedos la mejilla del menor.

— Andando.

Daddy's little boy ✧ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora