En el fulgor de la velocidad y la adrenalina de la F1, se teje una trama de amor no correspondido. Entre el rugir de los motores y la gloria en la pista, una alma enamorada busca su lugar en el corazón de un piloto que, consciente de ese afecto, eli...
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Cara
Luego de dos semanas, nos encontramos de nuevo en nuestra ciudad. Paso a su lado y noto que se gira. La última vez que nos vimos no la pasé bien, pues, a pesar de estar bajo el efecto del alcohol, mi buena memoria hizo que hiciera el ridículo frente a él.
Debería entenderme, ya que no estaba en mis cinco sentidos, aunque resulta ilógico con la memoria que tengo, incluso al despertar no recordé las últimas horas. Los recuerdos vinieron como flashes a mi mente, lo que me hizo evitar entrar a las redes sociales. Lo más sorprendente es que me siguió en Instagram, y aún no recuerdo si fue por decisión propia o si estuve involucrada.
Suspiro y me pongo detrás de una señora para pedir un batido frío y reunirme con mi hermano.
No lo veo desde hace aproximadamente un mes; la mayoría de mi familia vive en Francia y otros en Italia.
Siendo una familia numerosa y no todos nos encontramos en un mismo lugar. Podría considerarme la oveja negra de la familia, ya que siempre me atrajo la publicidad, lo que me llevó a estudiar Marketing.
Al realizar mi pedido, me dirijo a una de las mesas vacías para esperar que me lo traigan. Quito de mi bolso mi Mac y comienzo a revisar los correos que recibí. Al abrir uno, noto que proviene de APM MÓNACO, leo su contenido y respondo aceptando la invitación. Supongo que siempre tienen algo novedoso que lanzar.
Un mesero llega con mi pedido y lo coloca en la mesa; le agradezco y comienzo a consumir.
Me llega una llamada de uno de mi hermano, así que salgo del local para responderla. Al ver que se acerca, corro hacia él y lo abrazo, provocando que retroceda dos pasos.
—¡Creciste mucho! —dice al separarse.
—Nos vimos hace un mes —resoplo, pero termino sonriendo.
—Es mucho tiempo para que una persona cambie —entramos al local y lo guío hacia donde estaba sentada.
Se sienta frente a mí, llama al mesero, pide su pedido y luego centra toda su atención en mí.
—¿Cómo te está yendo hasta ahora? — pregunta, y noto cierto sarcasmo en su voz.
—Bien, lo de siempre — respondo tranquila—. ¿Qué escuchaste sobre mí? — le pregunto.
—Escuché que andas mucho por la F1.
—Siempre estuve por ahí, además, Kika es mi mejor amiga.
—Lo sé, lo sé... — hace una pausa cuando llega el mesero con la comida y luego continúa—. Pero salieron los famosos rumores de que andas con uno.
Lo miro alarmada; no quiero que corran chismes sin pruebas y menos sobre mí.
—¿Dime quién es? — pregunto rápidamente para buscar en Internet lo que dicen.
