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ㅤㅤㅤㅤLos años siguientes fueron unas copias con ligeras diferencias, nada cambio en lo que era llamado "paz" en el entorno a mi alrededor. Así como inicie sigo estando, inmóvil en mi lugar dentro de esta gran obra, de vez en cuando la monotonía se rompe ante la presencia de Hades y esa muchacha, o algún inconveniente mínimo que perturbe mi paz que a los días queda en las arenas del tiempo. Asclepio había crecido, ya corría sin problemas entre los jardines de la isla de Apolo o trepaba a los árboles para esconderse de su baño.Su cabello ya era igual al de su madre, la princesa Coronis, su humanidad era dominante sin duda dejando atrás el rosado cabello de su padre. Aunque verlo bien es ver una versión más joven de Apolo. Su nariz, sus labios, su mirada llena de pasión ante las cosas que amaba como un simple juego infantil o mis libros de medicina.
Tal vez yo misma me culpo de esto a decir verdad, pues cuando creció lo suficientemente empezó a preguntarme acerca de mi trabajo y yo le explicaba a detalle.Suele seguirme cuando atiendo a ninfas, o cuando estoy pintando y creando medicinas, siempre con ojos curiosos y preguntando el por qué de todo. Cuando me pregunto por qué vertía mi sangre en mis lienzos a los que llegaba a transmutar o en algunas medicinas, solo le pude decir: es para vertir un poco de mi divinidad en cada remedio con tal de que se mejore a si mismo.
Había verdad en eso, y de cierta forma le dije a Asclepio lo que tenía planeado.
Todas las mañanas antes del desayuno le daba un ungüento que creaba esa misma mañana, una mezcla de plantas y mi sangre, ¿Su propósito? Quemar los peligros de su humanidad, incluso si a primera vista no parecía, yo sabía que de algo servía.
Solo esperaba que el vigor de su humanidad no se extinguiera nunca, verlo con los mismos ojos que veo a los dioses seria doloroso.
— Cariño, pásame el azafrán.
Apenas hablé sentí como su roce sobre mi mano dejaba caer las flores de azafrán. Lo mire con una sonrisa, sostenía un libro que alguna vez leí yo, su cabello había crecido en una forma similar a la de su padre, pero a palabras del propio Asclepio era mejor llevarlo recogido.
— ¿Qué harás con eso?
— Un sedante.
— ¿Un sedante? ¿Para quién?
Su ceja se curvo ante una curiosidad como si fuera la primera vez que me veía de esta forma. Subí las piernas a la butana, buscando en mi escritorio una pequeña daga que solía traer conmigo.
— Una amiga.
Abrí una herida en la palma de mi mano, la sangre corrió sobre mis dedos hasta caer encima de la flor de azafrán que reposaba en un tazón de madera. La antes brillante sangre, cual oro fundido, ahora lucía un tanto más apagada. Era bueno.
Tras un momento así, presione la herida abierta hasta que sanará, observe junto a Asclepio como los pétalos de la flor absorbían mi sangre hasta cambiar ligeramente su color. Cuando la herida sanó, agarre una piedra redonda del tamaño de mi puño con la cual aplaste la flor.
— ¿Crees que si yo uso mi sangre para algo así... funcione?
— Tu sangre es roja, cariño — susurró —, lo único que lograrás será un desmayo.
— Pero nunca sabremos hasta intentarlo.
Lo voltee a ver, una expresión de incredulidad se formo y luego una sonrisa. Deje la roca sobre la mesa de trabajo y me incliné para besarle la frente.
— Buena esa, pero está vez es mejor no ponerlo en práctica.
— Má...
— ¿Por qué no vas con tu padre? Seguramente quiere verte.
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GOLDEN EYES. apolo
Fanfictionㅤㅤㅤㅤ«¿Si me hiciera uno con las aguas todo estaría bien?» Cuando el tercer acto sigue su rumbo, como una sombra detrás del escenario la hija nacida de las aguas que dan vida a la tierra, entiende que mientras siga atada a aquello que de nacimiento...