Cap. #2 El viaje

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Estoy sumamente emocionada y admito que nerviosa y feliz, mi madre fue muy amable al ir sola a retirarme de mi antiguo instituto y por eso ahora también me siento más tranquila por no tener que pisar ese sitio de nuevo y por fin irme. Habían pasado los días, con tener que empacar y la mudanza ya será mañana el día del  viaje, mamá y yo pasamos desde dias empacando y esto exhausta todo lo que veo son cajas, cajas y mas cajas, siento que mi mente está perdiendo conocimiento y me lo está robando esa caja a la cual miro insistentemente, no sé porque, pienso que cuando haya terminado de robarme todo el conocimiento que necesite (que no sería mucho) con un poder telepático que mi absurda conciencia acaba de inventar, le saldrán patas y me matara a mí y a quien se le atraviese en el camino hasta obtener el poder absoluto.

Que absurda puedo ser cuando me aburro.

Logre deshacerme de mis estúpidos pensamientos de una caja anarquista y con poderes mentales que dominara el mundo para ponerme a seguir empacando, empacando una y otra vez, en una caja... necesito de verdad aire fresco porque ya tiendo a divagar y tengo el temor de volverme loca, así que salí de mi cuarto y deje esas estúpidas cajas lejos de mi con las esperanza de que desaparecieran y busque a mi madre,  le pedí que me dejase salir y no dio objeción, creo que esta algo amable por la razón de que me arranca del único lugar que conozco y tal vez ella piense que yo finjo toda esta felicidad pero no es así, en fin yo solo quería salir a tomar algo y mientras más dulce este por tenerme lastima habrá menos problemas para mi, salí sin dudar de la casa y fui al único lugar donde yo era feliz, en un parque a varias cuadras donde papá me llevaba a caminar cada vez que podía, me sentaba en los columpios y él me empujaba de la forma más tierna que quizás nadie nunca pueda lograr, yo me sentía en el cielo pero también protegida porque cada vez que llegaba a la cima era para darme cuenta que volvía a sus brazos y que nunca caería.

Camine hasta llegar al lugar, era tan hermoso como siempre aun cuando una llovizna empezó a caer  y ese cielo gris que para cualquier melancólico seria una señal de todo habría acabado, pero a mí me da paz y tranquilidad y siento que esta es la peor parte de todo, porque no crean que no estoy destrozada, lo estoy, pero no quiero sufrir por eso y menos llorar, llore por mi padre cuando se fue y esas fueron todas las lagrimas que me permití derramar por un hombre en mi vida, entendí que si se tienen que ir no puedo evitarlo pero la traición es lo que ha logrado desanimarme, me senté en el columpio rojo y recordé todos esos días con Marco, la primera vez que me beso, ese día de lluvia en donde corrimos juntos por la calle como dos niños y tantas cosas más que no olvidare, pero puedo superarlo, soy fuerte, y allí mirando a la arena debajo de mis pies me permití soltar una lagrima, una y no mas, y la veo caer hasta se pierde en miles de granos de arena, y siento como algo me impulsa y veo mis pies alejarse en el punto en que estaban y volver.

-Hola...- escucho una voz cortada, y es la causante de mi lágrima, me levanto y lo veo a los ojos pero solo encuentro tristeza.

Se fuerte.

- Adiós, para siempre- su cara se ve confusa, pero antes de que pueda hablar me doy vuelta pero una mano me detiene, la aparto de mi hombro y corro, corro las pocas cuadras a mi casa, cierro la puerta y entro en mi habitación de verdad estoy triste, pero no me permito llorar y me concentro en mi divertida labor de empacar, cajas y mas cajas, ya hacia la hora del almuerzo pero yo sentía que era mucho más tarde, comí algo de pollo y como la mala jugada que me hizo el destino esto causo un descenso muy rápido en mi apetito, lo cual siempre es voraz, pero esta vez comía como cualquier chica con algún desorden con su cuerpo.

Subí a mi habitación y solo me faltaba una caja y esta era la de mis cosas personales, las cuales puse aparte porque son especiales,  entre esas cosas son muchas boberías que me dio Marco (3 años es mucho tiempo) y una camisa de mi padre pero lo más especial era esa tortuga, la cuido como si fueran esos brazos que me protegían, me da paz y seguridad y todavía huele a lagrimas de esas noches frías donde el recuerdo de mi padre volaba en mi dulce mente de niña la acobije en la camisa de mi padre y la puse de forma en que este segura y cerré la caja, y baje a ayudar a mi madre con el resto de la casa y las horas pasaron volando recogimos todo lo que faltaba y era tarde, pedimos una pizza y comimos alegres con nuestro merecido premio por haber empacado todo en estos días  mañana seria el viaje.

No me vas a lastimar (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora