Cap. #8 Un recuerdo y una terrible resaca.

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Aquí estaba yo en una cama desconocida y en frente de mí una niña de más o menos 6 años me miraba con una sonrisa triunfal.

Lo que paso fue que desperté gritando porque esta criatura me lleno por completo mi lindo pelo de chocolate, no sé donde estoy y cuando mire el casi solido de dudosa procedencia que se escurría de mi cabello comencé a gritar.

Mala idea, tengo un horrendo dolor de cabeza, gracias resaca.

De pronto entra un Evan alarmado y en unos bóxers que no dejaban nada a la imaginación.

Dios bendiga ese cuerpo.

-EMILI!!!- grito el Evan semi-desnudo y furioso, la niña en cuestión le sonreía y se le notaba que disfrutaba la situación.

-solo vine a darte los buenos días hermanito y no te vi en tu cama- ella lo miraba con sus ojitos azules mientras agarraba una de sus coletas rubias y yo estaba en una pelea familiar en que no quería formar parte.

-solo vete- dijo con la cabeza gacha mientras soltó un suspiro

Fue una pelea más larga pero con Evan así no me podía concentrar.

-Evan... po...¿podrías vestirte...?- el apenas se dio cuenta y un poco avergonzado rio, hizo una pose rara y dijo.

-¿acaso todo esto es una distracción para ti?- intento hacer un gracia apuntándose a sí mismo y no pude aguantar mi risa.

-solo vístete de una vez- saco una camisa de un cajón que obviamente era suyo y allí me di cuenta.

Estoy en la casa de Evan, usando la ropa de Evan, dormí en la cama de Evan y tengo chocolate en el pelo.

-eso no lo decías anoche- dijo riendo para luego ponerse la camisa.

-al cabo de todo esto ¿Qué paso anoche?- se tenso con mi pregunta.

-Sam te abandono y como le dijiste a tu mama que te dormirías en casa de ella te tuve que traer aquí-dijo mientras saco unas bermudas y se las ponía, siento que no es toda la verdad.

-bueno, quizás recuerde los detalles cuando se me pase esta horrible resaca- me dedico una mirada inexpresiva que ignore gracias al dolor de cabeza.

-ven hay que sacarte el chocolate- me ayudó a pararme y intentamos no manchar mas la cama, y quiero recordar pero en mi mente solo hay imágenes borrosas que no entiendo. Evan me llevo al baño de su cuarto y me dejo para que tomase un buen baño, cortesía de la pequeña Emily, así que me desnude para entrar al baño y quitarme el chocolate de mi cabello. En la ducha comencé a reflexionar lo de anoche, pero no conseguía nada, tengo una resaca horrible y ni siquiera puedo pensar bien, yo imagino un mundo donde el alcohol no tenga efectos secundarios. Salí de la ducha por fin limpia y dispuesta a vestirme, pero había un detalle... mi ropa, o mejor dicho la de Evan no estaba, solo mi ropa interior.

Quizás el pequeño moustro no es tan cruel.

Me seque como pude con toallas de papel, ya que también se había llevado la toalla que Evan me prestó, me puse la ropa interior para salir y me lleve otra sorpresa, al abrir la puerta del baño (que ya sé porque estaba medio abierta) un cubo cayó sobre mí, bañándome de nuevo, pero esto no era agua, era harina, que se pego rápidamente a mi cabello y mi cuerpo medio mojado, cuando logre abrir mis ojos vi al demonio de ojos azules, me miraba divertida.

-tú no me agradas- me apunto con su pequeño dedo índice.

-pues tu a mi tampoco- ella me miro mal, no soy buena con los niños, pero ella me declaro la guerra al verme, no es justo. En ese instante entra Evan mirando con ojos furiosos al demonio.

No me vas a lastimar (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora