Jujutsu Kaisen -o͟n͟e͟ s͟h͟o͟t͟s͟ (+18)

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SATORU
Para gojo satoru, nada es más una bendición que despertarse con tu suave trasero presionado contra su dura polla. mucho más si tu yo somnoliento le permite deslizar la punta gorda y goteante dentro de tus paredes resbaladizas, estás tan mojado y cálido que espera que hayas tenido algún sueño desagradable con él como personaje principal.

"Sólo la propina bebé... ¡lo prometo!" Él gime y tu cuerpo y tu cerebro pelean, terminando con tus muslos abriéndose inconscientemente para que sus largas piernas se coloquen entre ellos, un brazo serpenteando desde debajo de tu costado para sostener tu pelvis, moviendo tus pantalones cortos de dormir a un lado para deslizarse adecuadamente dentro, es sólo una pulgada pero Satoru ya está jadeando como si le doliera.

"Es tan jodidamente bueno", gime, sus caderas rodando contra tu trasero mientras sus manos te presionan hacia atrás, follándose dentro de tu apretado coño hasta llegar hasta las pelotas, "no puedo parar bebé, lo siento", un gemido ahogado y Una serie de elogios ininteligibles caen sobre tu oreja donde descansa su barbilla, moviéndose dentro de ti a una velocidad increíble mientras sus manos ahuecan y juegan con tus tetas. Gimiendo desde el fondo de su garganta cuando aprietas y cubres la parte interna de tus muslos, creando un chapoteo lascivo que no hace más que hacer que Satoru se corra sobre tus bonitos pliegues hinchados.

SUKUNA
Las mañanas siempre son un desastre.

demasiado ruidoso y lleno de autos que tocan bocinas que llenan la concurrida calle justo al lado de tus ventanas, y Sukuna lo odia. no por lo incómodamente ruidoso que es, sino por el hecho de que no es capaz de escuchar del todo tus gemidos bastante desesperados.

No le importa si los vecinos tocan a tu puerta en plena noche por lo fuertes que son tus gritos, los adora, adora el sutil movimiento de tus muslos cada vez que su polla empuja más allá del apretado anillo de músculos que revolotean salvajemente en una señal de tu orgasmo que se acerca, adora la forma en que tus nudillos se vuelven blancos de tanto aferrarte a las sábanas por tu vida, la almohada empapada en lágrimas desde donde escondes tus súplicas.

"Mírame", gruñe Sukuna, tomando tu mejilla por detrás para forzar tu cara hacia un lado, reclamando tus labios mientras tragas gemidos de desesperación, llenos de dientes y saliva e igualmente desordenados de sus golpes en tu coño.

TOJI
Un sabor pesado y ligeramente salado es lo que te despierta la mayoría de las mañanas, la cabeza del pene de Toji deslizándose por tu lengua colgando de manera provocativa mientras aplasta tus mejillas.

"Buenos días, princesa", sonríe, el cabello cayendo sobre sus ojos desde donde está encorvado, los muslos a cada lado de tu pecho mientras te alimenta con su polla. y lo tomas, sintiendo que la humedad entre tus piernas crece al ver al hombre encima de ti, decidiendo presionar tus manos sobre sus tonificados abdominales, sintiendo los músculos tensos debajo de tus dedos mientras sus caderas comienzan a moverse.

Te sientes como un maldito juguete debajo de él, simplemente tomándolo como a la chica buena que a Toji le encanta repetir, "tócate, bebé, sé que estás mojado solo por chupar la polla", sonríe burlonamente y sabes que no es un sugerencia, sino una orden para que la mano que no está cavando en la piel de su muslo se deslice hacia abajo hasta que las yemas de tus dedos toquen tu clítoris necesitado, frotándolo con los movimientos limitados que puedes archivar debido al hombre sentado a horcajadas sobre tu pecho, "bueno". chica" Toji gime cuando gimes, sin importarle si realmente te excita chuparlo, pero al menos puedes gemir y babear lindamente sobre su polla.

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CHOSO
"Se siente tan bien" jadea Choso, sujetándose de tus caderas con tanta fuerza que estás seguro de que dejará una marca. Está desesperado y salvajemente penetrando tu coño como para follarte lo más profundo posible.

Realmente desearías poder ver la linda expresión en su rostro, pero ser tomado por sorpresa mientras desayunaba y Choso rápidamente te bajaba los pantalones lo suficiente como para deslizar la punta sonrojada de su polla dentro de tu coño no te daba muchas más opciones que aferrándose a la encimera de la cocina con todas sus fuerzas.

"Jodidamente perfecto", gime y solloza, sus caderas aumentan de velocidad hasta que sus bolas golpean fuerte y húmedamente contra tu clítoris, sin dar una señal de detenerse pronto, pero ¿cómo podría él, cuando aprietas tan deliciosamente, agarrando su polla como si nunca deseas que deje de follarte, "¡joder...!" jadea, acurrucándose contra tu espalda mientras cambia continuamente entre golpear y rechinar tu coño, "quiero sentir que te corres a mi alrededor" sus muslos tiemblan y sus bolas se aprietan, a segundos de manchar tus paredes hasta que gritas y te corres por toda su longitud.

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