Capitulo 4

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Al parecer en el callejón diagon, Severus miro a su alrededor buscando a la familia Black. Lío lo llevo hacia Gringotts, dónde la familia los esperaba.

--Severus, ven-- Ambos tomaron la delantera.

Entra, desconocido, pero ten cuidado
Con lo que le espera al pecado de la codicia,
Porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,
Deberán pagar en cambio mucho más,
Así que si buscas por debajo de nuestro suelo
Un tesoro que nunca fue tuyo,
Ladrón, te hemos advertido, ten cuidado
De encontrar aquí algo más que un tesoro

Estaba escrito en la entrada del banco, era claro el porque jamás había oído de un robo en ese lugar

Walbura lo hizo entrar primero, era la primera vez que entraba al banco, jamás lo había hecho, normalmente la profesora McGonagall siempre llevaba ya el dinero para.comprse los útiles. Noto varios duendes subidos en grandes podios, algunos contaban  dinero, otros escribían en hojas de papel.

-Vengo a abrir una cuenta nueva--Hablo Walbura al llegar frente a un duende de aspecto molesto.

-Bien, los llevare--El ser bajo de su gigantesco asiento y los dirigió a un habitación. Antes de entrar, Severus miro alrededor y noto que Orion les daba unas bolsas a sus hijos y después ambos salían del lugar. La puerta se cerró y el se quedó parado detrás de Walbura.

-Señora Black--Gruño el duende

-Ragnaronk, es un gusto volver a verte--Siseo la bruja con fatidio --Vengo a crear una cuenta para mí hijo

El duende alzó una de sus delgadas dejas y dirigió su mirada hacia el joven. Lo escusdriño con la mirada unos segundos--No pensé que los rumores fueran ciertos. Lo que pasó en el Wizar Gamont debió ser muy fuerte para que haya recurrido a...una medida tan drástica --su tono burlón no le gusto a Severus, mucho menos a Walbura quien, con una mirada sería Siseo:

-Solo haga la maldita cuenta--

El duende estiro sus labios en una  ofrenda sonrisa. Saco un papel completamente en blanco. Después, de uno de sus cajones saco un daga y la puso al lado del papel--Ven aquí niño, nececito una prueba de identidad -- Se acercó no muy seguro. Al estar frente al duende, este le pidió su mano. En cuanto la tomo, El duende rajo su palma   con la daga.

-Ahg!--Severus estuvo apunto de quitar su mano, pero el duende la mantuvo en su lugar, apretándola para que soltará dos gotas en el papel. Cuando la sangre tocó la hoja, el efecto fue inmediato. Las letras comenzaron a aparecer en el papel.

-Ten niño, con esto puedes pagar--Le dió una bolsa

-Severus, ve a comprar lo que desees, dile a Orion que entre--Antes de que saliera Walbura le llamo--No te límites, por hoy, gasta todo los que quieras.

Salió con la bolsa en mano. Afuera, Orion esperaba mirando su reloj--La señora Walbura le llama, Señor

Orión lo miro unos segundos antes de asentir--Lio está afuera.

Entro en la oficina y cerro la puerta tras de el. Severus ladeó un poco la cabeza pero salió de el edificio.

-Amito!! Que le paso!?--chillo el elfo al ver las gotas de sangre en la mano de Severus.

-Ah, no es nada--Sonrio. El elfo nego varias veces y, después de chasquear, la herida se cerro--Vamos, Amito, a dónde quiere ir?

-No tengo idea--Murmuro. Y es que, aunque llevará cuatro años llendo a ese lugar, solo iba por sus útiles, jamás se habia interesado en ver algo más.

"Veamos a dónde nos lleva el gusto" pensó mientras comenzaba a caminar. Lo primero que pensó fue en libros, cientos de libros que siempre quiso comprar. "No seas avaricioso, Severus. Solo unos pocos"

AdoptadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora