Capitulo 24

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Severus se llevo la mano al pecho, sintiendo un inmenso dolor en este. Su respiración se aceleró, tomó grandes bocanadas de aire, pero nada parecía calmar el dolor. Escucho la Voz de Regulus, suplicandole, llorando por que se mantuviera consciente, pero el dolor era demasiado para poder soportarlo. Un extenso dolor que comenzó en su brazo izquierdo y se expandió hasta llegar a su pecho, donde su corazón comenzaba a disminuir su ritmo cardiaco de manera abrupta.

La opresión en su corazón se volvió mas intensa, mientras sus ojos captaban la mirada  preocupada y totalmente de culpa de una hermosa pelirroja, con sus ojos verdes inundados por las lagrimas. Una gota de sudor se extendió por su cuello hasta que su vista se volvió completamente negra. Sabia bien lo que le pasaba, le sucedió en una ocasión a Tobías una noche que estuvo especialmente furioso. 

Suspiro y cerró los ojos, con los que no percibía mas que una obscuridad absoluta, rindiéndose ante el dolor y la pequeña tranquilidad que comenzaba a surgir desde lo mas profundo de su alma. Un paro cardiorespiratorio, así lo llamaban los muggles. 

Horas antes.

La mañana de su ultimo dia en la enfermería estaba transcurriendo con total tranquilidad, lo cual desde su perspectiva no era nada bueno. Si las cosas estaban calmadas solo significaba que algo malo pasaría. Lo descubrió desde muy pequeño, los días en los que Tobías no llegaba a dormir y pasaba tiempo con su madre, horas de diversión y tranquilidad que era destruida a la mañana siguiente, cuando Tobías llegaba alcoholizado hasta los huevos y lo primero que hacía al llegar era darle una golpiza su madre y despues, cuando esta ya no podía interferir, le tocaba a el.

Alejo el recuerdo, el pasado era el pasado y por mucho que no le gustara eso lo hacía lo que era, eso formó su carácter y lo protegía. El pasado siempre iba a estar ahí y no había manera de borrarlo. Guardo todos los pergaminos de transformaciones que finalizó la noche anterior, solo necesitaba terminar con los trabajos de herbología y seria completamente libre por el resto del día. Lo aprovecharía para intentar viajar hasta Esteban sin que el lo llamara.

La puerta de la enfermería se abrió, dando paso a Lucius Malfoy, llevaba unos libros de herbología y los puso en la mesa al lado de la cama. Era un muy bonito sábado, admitió Severus, así que no sabía por que estaba Lucius Malfoy con esos libros en lugar de estar con su novia en su habitación. Levanto la ceja, mirándolo con intriga.

-Snape, no todo en mi vida es sexo. Lo creas o no, llevo dos años de abstinencia--Se sentó en la silla al lado de la camilla. Severus lo miro, totalmente incrédulo de sus palabras hasta que recordó que Narcissa una vez menciono que llegaría virgen al matrimonio. A Lucius no le creía una palabra pero conocía la integridad de la rubia, por lo que pidió disculpas mentales por pensar eso. --Y como en estos momentos esta ayudando a Bellatrix en no se que cosa, vine a ayudarte con tus trabajos de herbología.

-Gracias, estoy feliz de ser tu segunda opción para pasar el día--Acompaño su tono irónico con una sonrisa sarcástica que fue correspondida de la misma manera por Lucius.

-Vamos chico, te preferí antes que  a los Lestrange y el trío de orma--Esa era la manera en que Lucius se refería a Barty, Regulus y Rosier cuando ellos no estaban cerca. Aunque fueran mas chicos que el, eran capaces de explotar su cuarto si lo escuchaban llamándolos de esa forma. "Orma" significaba gusanos en Islandés.

-No son tantos, solo tengo que hacer unos 10 ensayos y tengo tiempo para tenerlos totalmente preparados para el lunes.--Murmuro, tomando uno de los libros que Lucius llevo. El asintio mientras tomaba los apuntes que tenía el mas joven, comenzando con el primer ensayo, era sobre Alihotsy, planta que se usa en pociones.

Fueron unos agradables 20 minutos, antes de que Mulciber azotará la puerta con una mirada furiosa. Tenia el cabello lleno de alguna especie de liquido verde que olía fatal y que Severus no quería tener cerca. Entró, despotricando sobre los Gryffindor, por lo que Severus dedujo rápidamente que se trataba de Sirius y sus compañeros.  Suspiro mientras escuchaba a Bruce, quien, al dar un giro, terminó por salpicar a Severus, que logró cubrirse con la sabana de la camilla, y a Lucius, que no tuvo tanta suerte y su cabello terminó con destellos verdes, destellos muy apestosos que convirtieron su mirada en asesina.

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