Capitulo 26

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-Joven Luca--La elfina apareció en medio de la estancia. Luca pego un grito llevándose la mano al pecho. La elfina de su hermano siempre lo asustaba, mas cuando aparecia sin avisar. La miro unos segundos con molestia mal fingida antes de darle la poción en la que había estado trabajando. --Gracias niño Luca--Intercambio la poción con una piedra y se la puso en la mano.

-¿Y esto que?--Contemplo la piedra con curiosidad, brillaba de un fuerte color azul que en su mano se intensificó.--

-El amo Esteban se la a regalado. --Antes de que pudiera regresarla la criatura desapareció. Gruño en voz baja mientras salia de la sala de menesteres. Camino ignorando a todos, con su mirada completamente fija en la piedra. La reconocía, de alguna manera sabia que le pertenecia pero no lograba recordar el porque. 

Sus pasos se vieron interrumpidos al chocar fuertemente con alguien, cayendo de sentón y la piedra se deslizo de sus manos al piso, pero no se rompió. La volvio a tomar y levanto la mirada encontrándose con el insufrible de Sirius Black. Rodo los ojos poniéndose de pie, detrás de el logro ver a su séquito. Black parecía interesado en iniciar una pelea pero para el era mas importante descubrir la función de la piedra en su bolsillo. Paso a su lado murmurando una disculpa, siendo detenido por Potter, quien lo tomo del brazo con fuerza.

-¿Qué necesitan de mi?--Mascullo mientras se soltaba con fuerza del agarre del león. 

-¿Que hacias en la zona prohibida de la biblioteca ayer en la noche? ¿De que era ese libro que tomaste?--levanto la mirada, alzando la ceja de manera interrogante antes de cruzarse de brazos.

-Sabia que me estabas siguiendo, Black. Hoy no tengo ganas de discutir, apártate --farfullo. Continuo con su camino pero, como siempre, Black no se dio por vencido. Sería una mañana larga.

-Veamos-- Esteban miro alrededor con fastidio. Tenia mucho tiempo que no visitaba san mungo y la verdad ese lugar no le traía buenos recuerdos, pero no se podía hacer mucho. No permitiría que su plan fracase y necesitaba vivo a Snape para eso. Camino al mostrador con elegancia y porte que aprendió desde pequeño.-- Buenos días, Señorita --La enfermera levanto la vista, dedicándole una encantadora sonrisa.

-Hola, bienvenido a san mungo¿En que puedo ayudarte?-- Su tono amable y mirada tranquila le recordo a su madre por unos segundos. Se recordo el porque estaba en ese lugar y que debía apresurarse.

-¿Puede decirme en qué habitación  esta Severus Snape? Me gustaría verlo--La enfermera entrecerró los ojos. Dudo unos segundos y tomo su libreta.

-Veras, querido. Severus Snape tiene prohibidas las visitas, asi lo ordenaron sus padres--Luca asintio comprensivo, echándole un vistazo a la libreta. Habitación 10, quinto piso.

-Esta bien, muchas gracias--Se dio la vuelta, simulando abandonar el hospital. Se quedo parado en uno de los anaqueles que tenian en la sala de espera , antes de observar a su pase de entrada. Utilizo un poco de magia para cambiar su color de cabello y el de sus ojos. Se acerco con rapidez a la bruja que llevaba varias bolsas. Era una mujer anciana de cabello canoso y cara arrugada.--Permita-- Tomo las bolsas.

-No te preocupes querido --La rasposa voz inundo sus oidos. Le dedico una amable sonrisa negando.

-Vamos, la ayudo. ¿A que piso va?

-Piso 5-- Entraron de nuevo. Caminaron a la recepción, bajo la mirada mientras la bruja informaba de su entrada. La enfermera de antes lo miro unos segundos con sospecha, pero los dejo pasar. Fue un camino silencioso y muy agradable hasta que llegaron al piso de la mujer. Dejo las bolsas al lado de la cama del hijo de esta, esbozando una sonrisa antes de abandonar la sala. Su cabello y ojos volvieron a su color natural y camino rápidamente a la habitación de Snape, metiéndose en esta con rapidez. Agradeció al cielo que no hubiese nadie.

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