Dazai contemplaba el paisaje que le brindaba la ventana del auto. Aunque sus expresiones faciales se mostraran tranquilas su mente estaba en un caos.
El castaño no pudo dormir bien por pensar futuros escenarios que posiblemente pasarían en su primer día en la academia de patinaje.
A pesar de no ser vigilado por guardaespaldas, su padre había insistido en llevarlo personalmente a su destino.
—Nunca pensé que alguna vez te interesarías en algún deporte.
—Yo aún no termino de creerlo. — Talvez porque era cierto. En sí, el deporte era un dolor de cabeza para él sin importar cual fuera. Casi reprueba educación física por negarse a jugar un partido de fútbol
Al llegar a su destino, Dazai quedó impresionado. La academia no era muy grande, pero se veía bien cuidada. Las imágenes en redes sociales no le hacían justicia. Poseía muchas flores y se podían ver gatos con collares paseando por el lugar.
El castaño entró solo al lugar. Había ingresado bajo el nombre de Dazai Osamu, usando el apellido de su madre. No se avergonzaba de su padre, pero las acciones cometidas en el pasado perjudicaban el presente de toda la familia.
Era imposible perderse en un lugar tan pequeño. Al parecer habían divido la construcción entre la pista de hielo y la zona de descanso o de entrada.
Distraído empezó a darle una ojeada al lugar cuando derrepente sintió un impacto en el pecho. Desviando rápidamente la mirada se encontró con un chico rubio de más o menos catorce años.
—Lo siento muchísimo. ¿Te encuentras bien?— Los ojos del pobre niño miraban con preocupación al mayor.
—Descuida no es nada. La próxima tendré más cuidado.
—mmm... ¿Acaso eres nuevo? Nunca te eh visto aquí. —Preguntó con curiosidad moviendo su cabeza de lado.
—Tienes razón hoy es mi primer día.
—¡Que emocionante es conocer alguien nuevo! Te llevaré a la pista. Hoy no somos muchos. — el chico Irradiaba una felicidad genuina acompañada de la sonrisa más grande que Dazai a visto en su vida. —Por cierto me llamo Kenji.
—Muchas gracias. Yo soy Dazai Osamu— El castaño le dirigió una sonrisa y se dispuso a seguirlo hasta el exterior, donde un camino angosto y entechado conectaba la cabaña con el mini estadio.
«La felicidad que irradia este joven es sumamente contagiosa»
El mini estadio resultó ser más grande a comparación de la cabaña. Al acercarse, un hombre alto y de cabellos plateados le dio la vienvenida.
—Me llamo Fukuzawa y seré tu maestro— luego de darle un apretón de manos continuó.— Hoy empezaremos con lo
básico así que puedes ir a esa puerta amarilla y buscar unos patines.Dazai caminó obedientemente al lugar indicado recibiendo muchas miradas curiosas. Al parecer todos se conocían entre sí y les sorprendía ver a alguien nuevo.
Al traer unos patines se sentó en una banca y los miró. Rayos... había olvidado que no sabía ponérselos.
Dazai no es alguien que le gustara pedir mucha ayuda, pero al ver ese montón de cordones y ganchos le empezó a doler la cabeza.
Giró su mirada a todas partes y al encontrar al profesor lo vio ocupado con una alumna accidentada. El adulto se dirigió hacia otra persona para decirle unas palabras y señaló al castaño.
Buscando otra solución, desvió la mirada y no pudo evitar abrir los ojos de sorpresa al ver a Akutagawa. Debía de tener mala suerte al estar en su misma academia. Cuando el mencionado notó su mirada en él, se volteó ignorandolo.
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Sueños Congelados
FanfictionDesde ese día, Dazai nunca esperó nada de la vida. Esta solo lo vaciaba y se burlaba de él. Así que el hecho de que un enano en patines de hielo pudiera descongelar poco a poco los sueños que se mantenían en lo más profundo de su corazón, lo tomó i...