07 - destino o coincidencia

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Julián no supo a dónde se fue Enzo luego de  eso.

Sólo sabía que no había aparecido en toda la noche, que volvió en la mañana, buscó las cosas de la universidad y se fué, ignorando sus súplicas para hablar.

Y fue cuando Julián se rindió.

Se había dejado llevar demasiado por los instintos de su lobo, y los instintos no funcionaban para las personas, y menos para alguien tan poco lobo como Enzo.

Mandó a la mierda a su lobo interior, quién quería que el morocho le diera atención, y también mandó a la mierda a Enzo.

Acomodó las sábanas sobre la cama al rededor de él, dejando una para cubrirse hasta tapar su cabeza, para sentirse más protegido, y sólo se quedó allí abrazando la almohada.

⋆٭⋆

– Wow, llegas temprano – dijo Mayra al ver al morocho entrar al supermercado, no había terminado de subir la reja de la entrada y Enzi sólo había entrado agachándose, sin disminuir su paso apresurado.

La rubia frunció un poco el ceño al no escuchar respuesta por parte de Enzo.

– ¿Te pasa algo? – dijo, entrando a la sala de los empleados para ver a Enzo haciendo café en la cafetera con expresión seria pero con un dejo de enojo.

El chico de encogió de hombros, sin siquiera mirarla.

Mayra notó las ojeras oscuras bajo los pequeños ojos de Enzo.

– Mira, no te he hecho nada para que estés enojado conmigo, así que te me calmas – el tono de Mayra sonaba hartado, apenas había empezado el día y ella no estaba para soportar a un universitario actuando como un niño ofendido.

– Justamente, Mayra, no me has hecho nada– dijo, luego de unos segundos de mirarla con frialdad. – Y por eso no te importa cómo mierda esté, ya que no es tu culpa. –

Mayra se mordió el labio con fuerza, en un acto insignificante para calmar su enojo.

– Estás peor que una niña en su primer celo, Fernandez –dijo, alzando una ceja – tu puta madre... –

Y salió del lugar, más enojada de lo que había entrado.

Enzo no dijo nada el resto de la mañana, haciendo su trabajo en silencio y con la misma expresión seria, casi molesta, que cargó toda la mañana.

Mayra no se molestó en hablarle, la chica también estaba ofendida por la actitud de mierda de Enzo hacia ella, no le había hecho nada para ser tratada asi. Pasó su turno y Enzo dejó su delantal y tomó sus cosas, sin decir nada ni despedirse, caminó hasta la universidad a paso apresurado, seguía molesto, por lo que llegó un poco más temprano a su destino.

Vió a la castaña bajar de una motocicleta, hablando por teléfono con una sonrisa, la que se borró rápidamente al ver la expresión seria con la que Enzo la miraba.

– ¿Te pasa algo, Fernandez? -preguntó Micaela, acercándose al morocho.

Fue cuando Enzo se dió cuenta que había detenido su paso al cruzar a la alfa de ojos verdes.

Sin decir nada, continuó caminando.

Unos pasos apresurados lo siguieron y la bibliotecaria apareció a su lado, fue cuando Enzo notó que la chica era de su misma estatura.

– Tienes el mismo olor de ayer, un poco menos – comentó – aunque un poco diferente...

"No tomó los supresores" pensó.

delta | enzo x julianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora