11 - te estan buscando

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– ¡Enzo! –

El nombrado alzó la vista con sorpresa encontrándose con Micaela.

– ¿No puedo tener un sábado tranquilo? – dijo, aunque en tono de broma, no le molestaba que esa chica estuviera ahí.

– Con lo ocupado que estás dudo que sea así, está tan atestado de clientes – dijo, con una sonrisa falsa, haciendo un ademán al lugar, dónde con suerte llegarían a ser cinco personas haciendo sus compras.

Enzo se encogió de hombros.

– ¡Mica! – la voz alegre de Mayra, aunque rara para Enzo, muy cotidiana para la alfa, hizo que ambos miraran a la sonriente rubia, que llevaba puesto un vestido violeta, del mismo tono que sus uñas, y demasiado corto para el gusto de Enzo.

– Para usar eso porqué no sales desnuda – comentó Enzo, haciendo que la sonrisa en el rostro de Mayra desaparezca.

– Calla – sintió un zape en la nuca por parte de Micaela, frunció el ceño, algo molesto – como si te vistieras tan bien como mí May – cubrió con un brazo los hombros de la rubia, quién volvió a sonreír.

Enzo rodó los ojos, las chicas decidieron irse y Micaela fue la única que se despidió, al menos de lejos, del morocho, alegando que el olor a café le quedaba bastante bien.

No le dió mucha importancia a las chicas y volvió a ver las páginas de su libro, aunque no leía.

Había pensado toda la mañana en lo que había visto en la televisión, no había terminado de escuchar todo, pero las charlas de los clientes le habían dejado claro que ese tal Leandro Paredes había dado una descripción de Julián, su altura y peso, color de su pelo y ojos, y lo que llevaba puesto la última vez que lo habían visto; para después describir a su forma de lobo, aunque Enzo creía que se habían equivocado completamente, él mismo había visto lo adorable que era el omega en su forma animal, como un cachorrito de pelaje blanco que parecía de unos pocos meses, mientras que, por lo que había escuchado, Julián cambiaba a un lobo más adulto pero pequeño y delgado.

Y para su mala suerte, también habían dicho que el omega tenía más posibilidades de estar en ese mismo barrio.

También se había pedido alerta por si alguien llegaba a sentir el olor a manzanas y caramelo, propio de Julián.

Y cuando escuchó el tema del olor, Enzo supo que estaba bastante jodido.

Con todo su departamento apestado a Julián, que ya de por sí tenía olor fuerte, sumado a que ahora el chico estaba en celo y había incrementado, más que Enzo ni siquiera tenía olor propio para al menos disimularlo, y que cargaba con el aroma del omega todo el día por dormir juntos toda la noche... Nada parecían estar a su favor.

Y por más que no quería tocar el tema, porque sabía que a Julián le provocaba temor, y que a él tampoco le gustaba la idea de que ocurriera, era algo inevitable.

Debía hablar con Julián de qué pasaría cuando ya no pudiera esconderse más.

Terminó su turno y caminó más apurado de lo normal hacia el departamento, sintiéndose casi perseguido, aunque sabía que sólo están siendo paranoico.

Hacía mucho frío, y por más que tuviera varias capas de ropa, este le llegaba a la piel de su cuello, provocando molestias en su garganta.

Y aunque iba con la cabeza gacha para esconder su cuello en la campera, igual alzaba la vista para ver.

Los autos oscuros seguían alli, por cada coche de policía había uno, aunque ahora, esas personas vestidas de traje se veían mucho más amigables que los días anteriores, más sonrientes, desprendiendo olor a confianza.

delta | enzo x julianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora