5: Diez minutos antes del desastre

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Viernes al fin, pensaba que no iba a llegar nunca. Esta noche llegan Teresa, Daniela y Abril, y tengo muchas ganas de verlas. No puedo esperar hasta mañana, que pasen rápido las horas por favor. 

Hago mi rutina como siempre, y doy gracias que no me cruzo con ÉL, porque no quiero que me arruine el día.

Las clases se hacen amenas, cuando me quiero dar cuenta ya es hora de ir a casa.

Al ser viernes, no me apetece nada hacer trabajos de la uni. Así que cuando llego a casa, dejo mi mochila en la habitación, cojo lo primero que pillo de la nevera y elijo un libro al azar de mi estantería (de romance por supuesto) y me dirijo hacia mi pequeña terracita a leer tranquilamente.

Me acomodo en el puf que compre hace poco y que me apasiona, es la mar de cómodo.

Dejo la comida y la bebida en la mesita que tengo al lado y me dispongo a leer cuando escucho un estruendo que proviene del piso de arriba. Me pongo nerviosa casi al instante y voy hacia la puerta a la velocidad de la luz. Subo al piso de arriba a ver si le ha pasado algo a Marcos.

Empiezo a tocar el timbre.

No hay respuesta, toco la puerta lo más fuerte que puedo.

—¡MARCOS! ¡¿Estás bien?! ¡Responde por favor! —grito lo más alto que puedo. Oigo a alguien a través de la puerta y pego mi oreja a ella para escuchar mejor.

—¡AYUDA! ¡Natalia, necesito que me ayudes! —es ya la segunda vez que me llama por mi nombre y eso hace que mi cuerpo reaccione de una forma que jamás lo había hecho.

—¡Voy a llamar a la ambulancia o a los bomberos!

—¡No, no hace falta! ¡Solo necesito que entres aquí y me ayudes!

—¿Pero cómo se supone que entro en tu casa? ¿Me estás vacilando o es que no te llega el suficiente oxígeno al cerebro?

—¡Mira niñata, no estoy en condiciones ahora de discutir contigo, solo necesito que entres y me ayudes joder! —se está poniendo nervioso y me está poniendo nerviosa a mi.

—¡Vale, vale! ¿Pero como coño entro? —repito

—¡Tu habitación y mi estudio tienen las ventanas en el mismo sitio —no estará pensando en lo que yo estoy pensando— puedes acceder por ahí!

—¿Tu estás mal de la cabeza? ¿Qué quieres que me mate? ¿Cómo voy a hacer eso? a ver, dime —este chaval no está bien de la cabeza.

—¡Vale, si es un poco imposible! —me hace gracia que nos estemos comunicando a gritos.

—¡Voy a intentar abrir tu puerta, aunque la tenga que romper! ¡Porque ahora mismo la única que razona aquí soy yo!

—¡Pero date prisa!

Dicho esto bajo a casa y cojo un destornillador, aunque no se si esto funcionará. Subo e intento hacer palanca para abrir. Estoy sudando, voy a cargarme a Marcos. ¿Qué habrá hecho para que no se pueda mover y necesite ayuda?



MARCOS

1o minutos antes del desastre

Como todavía estoy amueblando el piso, hoy he decidido comprarme un nuevo armario, ya que no quise llevarme nada de casa de mis padres, no quiero nada que me recuerde a mi pasado allí. 

Lo que me ha costado subir los cinco pisos sin ascensor, casi muero por el camino.

A ver, que no es un armario gigante, pero joder, pesa lo suyo.

Nuestras almas las unió el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora