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Sabía que escaparse del palacio estaba mal, muy mal. Sus padres lo regañarian por eso, pero ¿Qué más daba? Era aburrido cenar con los padres de su mamá, ellos siempre los trataban indiferentes.

Se dejó guiar por las luces de la calle, había bastante gente alrededor, muchos niños revoloteando con alegría, adolescentes riendo, y adultos conversando.
Tenía una dirección en mente, planeaba verse con una amiga, según la chica el lugar era entretenido.

Aunque ver a gente golpearse hasta sangrar, no le resultaba precisamente entretenido, era algo repugnante e inhumano a su parecer. Pero cómo dijo antes, era aburrido cenar con sus abuelos maternos.

Cuando llegó al lugar indicado, encontró a muchas personas viendo entusiasmadas la pelea que había comenzado entre dos hombres excesivamente musculosos.
Intento pasar con cuidado, ya que quería mantenerse desapercibido, sí papá se enteraba que estaba en un lugar así, sabía que lo dejaría más encerrado que Rapunzel en toda su vida.

Sus ojos vagaron por el ring improvisado, podía escuchar repetidamente los golpes secos entre los tipos y se le ponía la piel de gallina.
Suspiró y los miró con una mueca, hasta que sintió una mano en su hombro, se volteó rápidamente encontrándose con Hannah.

- ¡Ey, Buck! -saludó alegremente la alfa.- ¿Qué te parece la pelea? -preguntó animada.

- Hola Hann, mhm... No lo sé -divago un poco incómodo- El lugar es raro y no es muy entretenido ver a tipos golpeando sé constantemente -intentó bromear.

- Dices eso porqué todavía no has visto al chico nuevo, es guapísimo y exactamente tu tipo -dijo sugerente, alzando las cejas con picardía.

- Oh no, no me vengas con tus cosas raras -casi gruño-. Me niego a meterme con un tipo que esté en caos cómo éstos.

Enfrascados en la conversación, la pelea finalizó, dando paso a los siguientes hombres que pelearían.
Presentó brevemente a ambos, aunque Edmundo Díaz llamó su atención. Aún con la luz mal pagada del lugar podía ver a través de los profundos ojos marrones del moreno.

- Cierra la boca y deja de babear -bromeó Hannah con una sonrisa divertida.

El menor rodó los ojos y volvió a mirar al guapo hombre, aunque el joven estaba más concentrado en desfigurar le la cara a su oponente.

- Mierda, en la cama debe ser una bestia -escucho el fuerte y agudo chillido de una chica bastante cerca, y frunció el ceño ante la suposición de la mujer, aunque le daba la razón.

Volvió a centrar su atención en el ring, los chillidos y silbidos comenzaron en cuánto se anunció a Edmundo cómo ganador del round. Él también celebro un poco, aunque fue internamente.

Al ver directamente al rostro del alfa, esté le devolvió la mirada con pesadez, sintió su rostro completo arder, así que rápidamente desvió la mirada avergonzado.
Pero el de ojos café no quito su fuerte mirada de él, lo que hizo que su sonrojo se triplicara.

- Dios, Buck, él te está mirando -susurro la mayor de forma burlona.

Chasqueo la lengua y todo los ojos- ¿Y? No es la gran cosa -murmuro avergonzado.

- Pero aún así te sonrojas -añadio la pelirroja.

- Cállate -refunfuño.

Edmundo salió del ring con un aura de satisfacción, derrumbó a su oponente en menos tiempo del que creía, al llegar al vestuario del lugar, dejo caer los guantes en la banca.

Los ojos azules del chico rubio vagaron por su mente, sabía que lo había visto en algún lugar, pero no recordaba con certeza en donde.
Pero sabía que se había perdido por un momento en el rostro de ángel del joven, no tenía cara de ser un chico que comúnmente asistía a peleas, al contrario, parecía muy pacífico.

Sentía que necesitaba verlo de nuevo, aunque sea algo fugaz como lo de hace rato. No se lo podría quitar de la cabeza, eso era seguro.

- ¡Díaz! -Jorge entró al descuidado vestuario con una ligera sonrisa, tirándole un taco de billetes.- Cada día mejoras más hombre, todos apuestan por ti -añadió-, conquistas te a todas -dijo juguetón, guiñandole el ojo.

Eddie rió ligeramente- Gracias -murmuró al tomar los billetes, comenzó a contar rápido, ya que con eso tendría que alimentar a su cachorro, al menor por una semana.

- Te lo ganaste, chico -respondió.

Robert Nash estaba completamente desesperado.

¡¿Donde carajos estaba su bebé?!

No encontraba a Evan y sentía que su corazón dejaba de latir al mismo tiempo que distintos escenarios con su hijo en distintas situaciones una más horrible que la otra pasaban por su mente.

Sintió una cálida mano en su mejilla y observó a Athena con los ojos lagrimosos.

- Necesito encontrarlo, necesito a mí hijo -susurró el rey con la voz rota.

- Lo sé cariño, ya lo encontraremos -dijo la mujer con seguridad.

Después de todo, ¿Quién no reconocería al jodido príncipe de Pensilvania? Harían un gran alboroto y encontrarían a Evan.

- Saldré por él -respondió Bobby rápidamente, mientras se separaba de Athena para casi correr hacía la puerta.

La morocha no tuvo tiempo de siquiera reclamar o decir algo, Bobby ya se había ido a buscar a su nene.

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⏰ Última actualización: Jan 20 ⏰

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𝖣𝗈𝗇'𝗍 𝖻𝗅𝖺𝗆𝖾 𝗆𝖾 - 𝖡𝗎𝖼𝗄 𝖺𝗇𝖽 𝖤𝖽𝖽𝗂𝖾.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora