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Un atasco a causa de la fuerte nevada que había caído sobre Daegu durante la noche provocó que Yoongi llegara a la empresa más tarde de lo planeado, pero aun así fue el primero en entrar a la pequeña sala donde iba a tener lugar la reunión

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Un atasco a causa de la fuerte nevada que había caído sobre Daegu durante la noche provocó que Yoongi llegara a la empresa más tarde de lo planeado, pero aun así fue el primero en entrar a la pequeña sala donde iba a tener lugar la reunión.

Había una gran mesa rectangular de ébano en el centro, cinco sillas giratorias en cada lado y otras dos en los extremos. Por supuesto, no faltaba la máquina de café y Yoongi se hizo con uno para seguir luchando contra la resaca, que aún le estaba torturando un poco.

El señor Min fue el segundo en llegar después de su hijo, le saludó con un par de palmadas en la espalda y le preguntó si estaba nervioso. Yoon se encogió de hombros, incapaz de mirar a los ojos al enjuto hombre de gafas redondas que le decía "hijo mío, estoy orgulloso" y le daba las gracias por hacer el sacrificio de casarse en beneficio de la empresa.

Tomaron asiento uno junto al otro y, sólo un minuto después, la secretaria llamó a la puerta anunciando que el nuevo socio había llegado.

Yoongi respiró hondo, estaba listo para conocer a la chica y fingir que no había hecho ninguna estupidez la noche anterior.
Estaba preparado. Adelante, ya podían entrar los invitados.

Sin embargo, su entereza pronto se vino abajo en cuanto por la puerta no entró uno, sino dos hombres. Dos... Todo rastro de color abandonó el rostro de Yoongi al verlos; al verle.
El primero era alto y bastante corpulento, de cabello canoso peinado hacia atrás con gomina, traje elegante y un mullido abrigo de piel que parecía auténtica, sin duda el socio de su padre.

Y el otro hombre...

La nuez de Yoon bajó y subió lentamente al tragar; su cara no era un poema, era una antología entera. ¿Qué clase de broma de mal gusto era esta?

Hoseok se quedó igualmente perplejo de encontrar a Yoongi allí, pero su cara de pasmo se transformó en otra en un abrir y cerrar de ojos. Y es que apretó discretamente sus labios y apartó la mirada para no echarse a reír de lo absurdamente inesperada que era aquella situación.

— Yoongi, levántate — ordenó su padre al ver que el susodicho no movía ni un músculo.

Lo intentó, mas las piernas le fallaron y por poco no se escurrió de la silla como un pedazo de mantequilla derritiéndose al sol.

Recuperada la compostura, Yoongi saludó a los Jung con una reverencia, pero evitó mirar a Seok, quien todavía se estaba divirtiendo con la sorpresa. A Yoon le entraron ganas de darle un azote en el culo para que escarmentara.

Se sentaron alrededor de la mesa, dejando al señor Jung en la silla del extremo, el señor Min y su hijo uno al lado del otro, y Yoongi frente a Hoseok. Había una latente tensión en el aire, pero sólo los jóvenes la percibían puesto que sus padres no sabían que ellos ya se habían conocido en circunstancias que era mejor no comentar.

— Señor Jung — Yoongi tomó la palabra para hacer la pregunta del millón. — ¿Dónde está su hija? — inquirió confundido. Y es que él creía que iba a casarse con una chica, como su hermano mayor.

HANGOVER! [YoonSeok]🎲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora