IV. Las palabras que nunca se dicen

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Saca la cabeza del agua caliente y toma una bocanada de aire. Hyukjae continúa ahí, observando, en espera de una respuesta.

   Donghae escucha el hilo de su cordura romperse. Con retazos de desesperación flotando por todas partes.

   La verdad, él quiere escuchar la verdad.

   ¿Qué pasaría si finalmente rompiera el silencio y le confesara los hechos que lo orillaron a tomar catastróficas decisiones?

   ¿Lo comprendería? ¿Le daría igual? ¿Se burlaría por recordar una aventura pasajera que tuvieron a los diecisiete años?

   —No tengo ningún problema con tu prometida —su voz sale más tranquila de lo que pretende y lo toma como una buena señal para no titubear. Vuelve a sentarse en el borde del jacuzzi y el agua resbala por su cuerpo en todas direcciones. La brisa fresca de la playa contrasta con el vapor de su piel, y se esfuerza para no temblar—. No estoy molesto de que te cases con ella.

   Es verdad. No le molesta que vaya a casarse con Seohyun, ella le agrada. Es una mujer divertida, cálida y muy simpática. La clase de persona sensata y amorosa que uno desea su mejor amigo tenga la suerte de toparse.

   En realidad, está molesto porque va a casarse y no duda en hacerlo porque para él, no existe ningún impedimento.

   — ¿Entonces por qué te alejas de mí? —Hyukjae inquiere, indómito, sin quitar el dedo del renglón—. ¿Qué es lo que te pasa? Sé que algo te molesta y por eso te comportas así.

   Lo hace sonar como si la distancia que Donghae interpuso es mero producto de su egoísmo. Y lo cierto es que está harto de tragarse sus palabras, de ser el único que soporta el peso de las malas decisiones que los dos tomaron en el pasado.

   ¿Qué más da si Hyukjae se ríe de sus sentimientos? ¿Qué más da que el hombre que ama lo rechace como si no lo hubiera hecho indirectamente hace ocho años?

   ¿Qué más da que vuelva a romperle el corazón?

   Después de todo, a él no le afectará. Hyukjae tendrá una vida feliz al lado de la mujer que desea y Donghae ni siquiera será un estorbo porque con lo que está a punto de decir saldrá definitivamente de su vida.

   — ¿Quieres saber por qué? —cierra los puños a ambos lados de su cuerpo y los reclamos salen por sí solos—, ¿quieres saber por qué no soporto estar cerca de ti desde que anunciaste tu compromiso con Seohyun?

   Se inclina hacia él sobre el jacuzzi, furioso e irritado. Hyukjae no se aparta pero es ofuscado por su intensidad. Es muy tarde para detenerse, Donghae no puede callarse ni un minuto más.

   Inspira hondo, tensa la mandíbula y arranca la verdad de los recovecos más oscuros de su mente.

   —Porque no he podido olvidarme de ti.

   Es una confesión que lleva años aguardando a salir y una vez que las primeras palabras fluyen es imposible detener las demás. Como un río que se desborda y su cauce arrastra con todo a su paso, sin detenerse a contabilizar los daños o aminorar su fuerza.

   —La razón por la que no puedo alegrarme porque te casas es gracias a que te amo Hyukjae. Te amo tanto que me estás arruinando.

   La sangre le bombea por todo el cuerpo, se siente mareado y perdido. Pero también se siente ligero. Libre. Se ha deshecho del peso muerto que lo ataba a su propio dolor. Por fin ha desenterrado el cuchillo que se hincaba a su corazón.

   La tormenta se dibuja en las pupilas de quien comenzó siendo una clase de ídolo, después su mejor amigo y ahora, el amor de su vida. El aire se carga de tensión y Donghae nunca podrá estar listo para ser rechazado. Pero cree que por esta noche lo soportará. Su propia confesión lo ha dotado de colchones de valor y valentía que lo sostendrán por un momento más.

El lugar al que siempre querré volver |EunHaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora