prólogo.

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Aviones. Hanbin no era fan de ellos. 

Sin embargo, el cálido coño en el cual su polla estaba metida  profundamente hasta sus bolas, era definitivamente mejor que el cuero frío y  azul del asiento 1D de la clase ejecutiva, en el que había estado sentado hace un momento. Por suerte para él, justo antes de que el avión rodara por la pista,  el asiento libre, que pensó se mantendría vacío, se ocupó. 

Y aunque cambió mi plan de dormir... 

—Shh, cariño. Si vas a gemir voy a tener que callarte —Hanbin alzó su mano para cubrir sus rosados labios medio abiertos. 

Al principio, había asumido que éste sería el mismo aburrido viaje de  siempre desde Beijing de vuelta a Seúl. Se había acomodado con su típico gintonic, desabotonó el saco de su traje, y se cruzó de piernas mientras esperaba  impaciente a que el viaje comenzara. Pensó que si tuviera suerte, podría tomar  varios tragos más y dormir la mitad del viaje.

Y que suertudo hijo de puta que soy. 

Mientras estaba vaciando su pequeño vaso de plástico, escuchó la voz de  una mujer acercándose a la puerta de la cabina, gritando:

—¡Esperen! ¡Esperen! ¡Uno más! 

Y ahí fue cuando vio a Luna "Oh, mierda si, más". 

Era una rubia de piernas en una minifalda rosa, que se había abierto  camino por la puerta y que lo había dejado abrirse camino en ella por igual. 

El auxiliar del vuelo le dio una sonrisa rápida.

—Tienes suerte. Estábamos a punto de cerrar la puerta de la cabina. Luna se rió.

Y eso fue lo que hizo que su polla prestara atención.

— Bueno, me alegro de haber corrido entonces.

—Vamos a sentarte. ¿Cuál es el número de tu asiento?

— Parece que es el 1C.

Y eso, como dicen, fue todo.

Actualmente, el trasero desnudo de Luna se sentaba en el minúsculo lavabo del baño de atrás, del vuelo 201 de Virgin Asian, y bueno, no había absolutamente nada virginal sobre la manera en que su minifalda estaba levantada alrededor de su cintura. De hecho, Hanbin podría adivinar que ella no podría ni siquiera recordar lo que la palabra virgen significaba,especialmente considerando como sus muslos color crema estaban separados bien abiertos con su polla deslizándose dentro y fuera de su coño empapado. Y eso estaba bien para él.

Cuando ella se detuvo por primera vez cerca de su asiento, dejó su mirada vagar desde sus tacones negros hasta sus piernas y suaves. No se había disculpado ni había ofrecido excusas por
follarla con la mirada mientras la medía como posible, y a partir de ahora oficial, polvo.

A ella no parecía molestarle, obviamente, porque cuando finalmente se encontró con una mirada coqueta y castaña, la mujer le había sonreído mientras indicaba el asiento a su lado.

— Parece que estás atascado conmigo.

— Sí, eso parece — coincidió.

Después de que ella guardara su bolso en el compartimiento superior, se deslizó lentamente en su asiento a su lado y se volvió hacia él tendiendo su mano.

Esa misma pequeña mano está actualmente agarrando la solapa de mitraje, justo en este momento, reflexionó Hanbin mientras golpeaba sus caderas hacia adelante, hundiéndose dentro de ella tanto como le permitía esa posición estrecha e incómoda.

— Soy Luna — le había dicho evaluandolo con una traviesa mirada,muy parecida a la de él.

Había visto sus pequeños dedos terminados con unas uñas con manicura rosa, y de repente, el vuelo se había convertido en algo mucho más interesante.

Tomando su mano con la suya, le guiñó un ojo.

— Soy Hanbin.

— ¡Más duro Hanbin! — gemía, dándole ahora un buen uso a su nombre.

Bueno, no voy a decirle no a eso, era el único pensamiento de Hanbin mientras usaba de soporte sus pies, lo cual era difícil de hacer cuando los pulgares en sus zapatos estaban doblados contra el tocador de plástico que ocupaba la mayoría del puto espacio donde se estaba parando. Pero como un soldado de caballería, Hanbin se dio buen uso a sí mismo, agarrando el trasero de Luna con su palma izquierda y sosteniéndose en la encimera con la derecha, mientras empezaba a golpear con fuerza dentro de la mujer justo como lo había pedido. Los estaba empujando cada vez más cerca a ese momento escurridizo, dirigiéndolos a ese lugar en el cielo.

Nunca había pensado en follar en un avión hasta que se desplazó por la pista y se movió de la línea de espera para alinearse y así despegar. Pero eso era todo en lo que podía pensar después de que Luna hizo todo un show al cruzarse de piernas, y mostrar mucho más que la parte superior de sus muslos.

— Bueno, Hanbin, tengo el presentimiento de que este viaje se acaba deponer interesante. Gracias por eso.

Le había regalado una arrogante mirada que era tan depravada como los pensamientos que ahora corrían a través de su mente.

Mientras el avión se había disparado por la pista con toda la fuerza de dos chorros de motor, Hanbin se había abrochado el cinturón, preparándose para el viaje. Mientras que la parte delantera del avión se inclinaba hacia arriba, tanto como su polla palpitante, finalmente le contestó,

— Eso intento. Así que, ¿estás volviendo a casa, con tu marido e hijos?

Cuando Luna había lamido sus brillosos labios, Hanbin había imaginado inmediatamente a esa lengua desempeñando ese mismo hábil movimiento en medio de sus piernas.

— Ni hijos ni marido.

Con eso, Hanbin había sabido que se uniría a ese club exclusivo, que no tenía nada que ver con vírgenes.

— Sí — siseó mientras sus pelotas se ajustaban y las mejillas de su trasero se tensaban.

Envuelta firmemente alrededor de su cintura, la pierna de Luna presionaba contra él, acercándolo, mientras sus ojos se ampliaban sobre su palma cubriendo su boca. Luego, sus músculos dulces y jugosos tensaron su polla como un puto tornillo, y ambos lo encontraron.

Por el precio de admisión de $543,90, ambos fueron aceptados dentro del exclusivo Mile High Club1 , y valió cada centavo.

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1 Mile High Club se refiere a las personas que mantienen sexo en los
aviones en pleno vuelo.

01. 𝗧𝗥𝗬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora