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MARATON 5/5

Samantha estaba demasiado preocupada por su amiga, el no verla en el campus después de aquella rara escena la desconcertó, y su novio le había recomendado ir a verla directamente a su apartamento y averiguar que le ocurría.

Ella le hacía caso al chico en cualquier cosa.

Así que ésa misma tarde fue al departamento de Abril, el cual no quedaba muy lejos de la Universidad. No lograba imaginar que cosa tan mala podía haberle pasado, nunca la había visto tan decaída.

Tocó la puerta varias veces sin obtener respuesta, hasta que una voz ronca en demasía le contestó del otro lado.

-¿Quien es? -preguntó.

-Samantha, ¿puede abrirme? Busco a Abril. -dijo confundida.

-Yo te contesté... -suspiró al abrir -¿Quien pensaste que era?

-Ah... Lo siento, no reconocí tu voz. -rio levemente por su error -Te escuchas diferente...

-Lo tomaré como halago... Pasa. -se hizo a un lado, una vez que la pelirubio entró volvió a cerrar.

La verdad era que su voz se volvía más ronca de lo normal cuando pasaba mucho tiempo llorando. Abril había estado derramando lágrima tras lágrima desde que entró a su casa horas atrás, hacia poco rato que había parado.

La verdad era que su voz se volvía más ronca de lo normal cuando pasaba mucho tiempo llorando. Abril había estado derramando lágrima tras lágrima desde que entró a su casa horas atrás, hacia poco rato que había parado.

-¿Que necesitas? -se sentaron en el gran sofá beige que la Castalla poseía.

-Quería verte, Juan dijo que estabas mal... Y ahora viéndote con atención, es cierto...

Su voz dolida, nariz enrojecida, sonrisa imperceptible y sus ojos rojos e hinchados eran ahora su visión en primer plano.

-Estoy bien, no importa. -respiró hondo.

-No estás bien, mírate, estás tan... Cambiada. -intentó medir sus palabras -¿Que te pasó? ¿Alguien volvió a molestarte?

Samantha le preguntó aquello debido a que varios meses atrás la había defendido, en su aula cursaban algunos chicas de mayor edad y la molestaban y golpeaban constantemente. Ella como buena amiga, dio la cara por Abril y el acoso paró, aunque aún tenía la preocupación latente de que pudiera volver a suceder.

Abril bien habría podido usar ésa excusa y así evitarse una escena sumamente incómoda, pero ya no quería mentir. Y además, le había dado cierta esperanza el hecho de que la mayor hubiera ido a buscarla.

¿Y si se lo confesaba? ¿Lograría algo con éso? Tenía un ligero porcentaje de confianza en que sí.

-No es éso... ¿Juan no te dijo nada? -negó -Ah... Vale... Te contaré. -largó un suspiro -Pero promete que no te molestarás conmigo.

-Está bien. -contestó sin entender absolutamente nada.

La menor no sabía ni cómo empezar, quería ser breve para no aburrirla, pero también necesitaba sacar de su pecho miles de palabras que había guardado a la fuerza.

-Samantha, yo... Yo he estado mal desde hace meses porque... -tragó duro, la mirada de la contraria la hacía sentir intimidada -Porque yo te amo...

-¿Y es sólo por éso? Abril, también te amo, somos mejores amigas, es normal. -sonrió aún con la confusión atravesada.

-No, creo que no me entiendes. -suspiró -No te amo como una mejor amiga solamente.

- ¿Que quieres decir? -arqueó una ceja.

Heather [ Rivari ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora