Capítulo 1

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Fuerte humo cubriendo su garganta, el olor a carne quemada inundaba su nariz. Había hecho toda una escena, escena de la cual se sentía orgullosa. Su pecho se hinchaba de satisfacción al ver la docena de cuerpos en el suelo debajo de ella, amontonados uno encima del otro con ella flotando por encima. Al mirarlo sus ojos se tornaban de un rojo escarlata característico de su poder.

— «La única razón por la que en ese dibujo soy la única persona viva no es porque sea la única sobreviviente es porque soy quién mató a todas esas personas».

Wanda despertó sobresaltada en la cama de su habitación. Su pecho subía y bajaba buscando aire, sintiendo como si corazón podría salirse de su pecho.
Se incorporó en su cama en medio de la oscuridad, agotada de las mismas pesadillas todos los días. Hace unos meses había dejado de intentar dormir, era inútil, jamás podía hacerlo por más de dos horas y si eso sucedía era cuestión de tiempo para que cualquier sueño fuese opacado por fantasmas del pasado.

Frustrada, salió de sus sábanas para levantarse. Metió sus pies dentro de sus pantuflas y salió de su habitación. Llegó a la habitación de Pietro quien dormía plácidamente. La boca de Wanda de curvo en una pequeña sonrisa al mirar al hermoso hijo que había salido de ella hace tantos años. La luz de noche aún estaba encendida así que se acercó para apagarla. No sin antes acariciar la frente de su hijo cariñosamente, apartando los mechones de cabello que caían por su frente.

Un pequeño golpe en la puerta de la habitación de Pietro la sacó de su pequeña burbuja. Se encontró allí parada a Natasha, con una pequeña sonrisa comprensiva, quién sabía que Wanda no había podido dormir, otra vez.

—Ven aquí. — escucho a la rusa susurrar, inclinando su cabeza para señalar hacia afuera.

Wanda asintió y se levantó, dejando dormir a su hijo para seguir a Natasha hacia la sala de estar.

—¿Quieres un poco de chocolate caliente? — Natasha ofreció, acercándose a la cocina.

Wanda negó con la mirada gacha, sentándose en la mesa de la cocina, debajo de la luz tenue y amarilla que la iluminaba.

Natasha asintió entendiendo, así que solo se limitó a sentarse frente a ella. Como noches anteriores solían hacer.

—¿Qué fué está vez? — Natasha preguntó, tendiendo breve conocimiento de las pesadillas que Wanda estaba teniendo.

—Fue sobre la bruja escarlata, eso creo. No sé si fué un recuerdo o un sueño. No pude reconocerlo. Pero creo que tenía algo que ver con aquel dibujo en el búnker.

—El dibujo del darkhold. — Natasha corrigió ahora tranquilamente.

Wanda asintió avergonzada.

—Que curioso eso,¿Uh?

Natasha frunció el ceño.

— ¿Qué es curioso?

Wanda se acomodó en su silla, escondiendo sus manos entre sus piernas por el frío que hacía en New York.

—El darkhold es como una biblia del infierno pero yo aparezco allí. Sin embargo tú me decías ángel. — Wanda se burló de la ironía.

— Aún sigo creyendo que eres un ángel. — Natasha respondió con tranquilidad. — Y tú no apareces en el darkhold, la bruja escarlata lo hace.

Ángel caído. #3 | Wandanat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora