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Jamás en su vida Richard se había sentido tan feliz, había pasado la noche con la chica que le gustaba y ella le confesó que sentía lo mismo, después de despedirse de Leslie, entró a su apartamento dispuesto a despertar a Zabdiel para contarle lo feliz que era aún sabiendo que el boricua le insultará y golpeará.

Vio en la sala dos tazas a medio terminar y se extrañó al ver que ninguna tenía alcohol. Subió las escaleras hasta el cuarto de Zabdiel, dudó sobre abrir la puerta porque la última vez se encontró con su amigo poniendo en cuatro a su prima. Fue traumatizante. Movió su cabeza bruscamente olvidando aquel recuerdo y abrió la puerta de la forma más silenciosa que supo.
Al instante arrepintió.

Christopher estaba ahí, a diferencia de la última vez que el rubio se quedó a dormir en su casa, él sabía que pasó algo más cuando vio la ropa interior de ambos en el suelo.
Cerró la puerta y fue a su cuarto, pensando en si levantarlos, fingir que no sabía nada, salir y regresar en unas horas o contarle a Johann y ayudarlo a matar a Zabdiel.

Por otro lado Zabdiel empezaba a despertar y cuando divisó a la persona que estaba a su lado, recordó lo que había hecho la noche anterior, llevándose las manos a la cabeza maldiciéndose.

—¿Qué has hecho, Zabdiel?— murmuró con rabia.

No podía ni siquiera culpar al alcohol porque sería la primera persona en emborracharse con café.

Debido a los movimientos en la cama, Christopher despertó, vio al boricua a su lado y abrió los ojos como platos sentándose al instante en la cama y sintiendo un dolor por la acción brusca.

—Buenos días.— acertó a decir Zabdiel después de un silencio ensordecedor.

—Días.— contestó.

Después de un corto momento, Christopher se levantó como pudo intentando hacer lo menos notorio posible el dolor que sentía y las grandes ganas que tenía de no moverse.
Cogió como pudo su ropa para salir de ahí pero Zabdiel se lo impidió.

—Espera Chris.— dijo poniéndose en la puerta. —No puedes caminar bien, intenta reposar, le diré a Richard que te dé unas pastillas o algo.—

—No hace falta, estoy bien.— esquivó a Zabdiel después de ponerse el pantalón.

Zabdiel no le siguió, escuchó la puerta principal cerrarse y se recargó en el marco de la puerta con frustración.
Richard salió de su cuarto después de asegurarse de que Christopher se fue, para ir directo a su amigo.

—¿Qué hiciste, gran idiota?— preguntó dándole un golpe en la cabeza. —¿Tanta gente con la que te podías acostar y lo haces con Christopher? ¿¡Por qué, qué mierda te pasó por la cabeza!?—

—¡No lo sé! ¡Déjame en paz, joder!— le gritó cerrándole la puerta en la cara y tirándose a la cama.

Sabía que la había cagado al acostarse con Christopher, lo sabía porque hacía una semanas escuchó por accidente a Christopher confesar estar enamorado de él cuando hablaba con Erick y Yoandri en una reunión.

Tenía que hablar con él y aclararle que no pasaría nada entre ellos.

Días después, Christopher quería llorar, gritar y pegarse un tiro, se sentía un idiota al haberse ido a la cama con Zabdiel, se preguntaba qué haría al ver los mensajes y llamadas perdidas del boricua en su móvil, sabía que le llamaba para aclarar las cosas y decirle que no tendrían nada... aunque muy en el fondo, él anhelaba que Zabdiel le dijera que también estaba enamorado y que quería tener una relación con él, casarse, adoptar un hijo, siete perros, cuatro gatos y tres caballos.

𝚁𝙴𝙿𝚄𝚃𝙰𝚃𝙸𝙾𝙽  ||𝙲𝚑𝚛𝚒𝚜𝚍𝚒𝚎𝚕||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora