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Domingo a las 09:00, un malhumorado rubio contestó a la persona que lo había levantado.

—¿Qué?— preguntó enfadado y dormido.

—Hola, guapo.— dijo la chica al otro lado de la línea.

Zabdiel apartó el móvil de su oreja confuso para ver el nombre en la pantalla, pero era un número que no tenía guardado.

—Perdona, ¿tú eres..?— dijo volviendo a llevar el móvil al oído.

—Marta...— dijo la chica un poco aturdida y al no recibir respuesta continuó. —la chica de anoche, nos enrollamos en el baño de la discoteca.—

Zabdiel se rascó la cabeza intentando ponerle una cara a la tal María.

—Ah Carla, ¿cómo estás?—

Escuchó un "imbécil" antes de qué colgaran la llamada.

Zabdiel se sentó en la cama con la cabeza dándole vueltas, sintió como alguien se removía a su lado. La pelinegra estaba despertando.

El rubio se escabulló discretamente hasta la puerta para irse y pedirle a Richard que la echase, pero se detuvo al escuchar la voz de la chica.

—¿Dónde vas, cari?— preguntó la chica sentándose.

Zabdiel maldijo entre dientes, se giró hacia ella y le sonrió.

—Buenos días,...— se detuvo al ver que no recordaba su nombre.  —¿Paula?—

La chica se levantó rápidamente de la cama recogiendo su ropa, se acercó al rubio y le dio un guantazo abriendo la puerta indignada.

—¡Que te jodan!— gritó furiosa caminando a la sala donde se encontraba el moreno, intentando levantarse del sofá sin vomitar. —¡A ti también!— dijo antes de dar un portazo.

Richard se sentó cómo pudo confundido mirando a la puerta, ¿ahora qué hizo él?

—Cada vez están más desquiciadas.— dijo Zabdiel en calzoncillos, yendo donde el moreno.

—No te preocupes, eres un capullo integral, las alejas rápido.— bromeó poniendo sus pies encima del rubio.

—Ja ja.— rió sarcásticamente mientras tiraba de los pelitos de la pierna del moreno quien no tardó en quejarse  adolorido.

Minutos después el móvil de Richard sonó, los dos chicos buscaron el móvil pero no lo encontraron, segundos después, sonó el de Zabdiel.

—Johann.— hablaron a la vez al ver el nombre en la pantalla.

—Hoy llegaba el nuevo, Zab. Johann nos está llamando pa' cagarse en todo nuestro árbol genealógico.— afirmó Richard llevándose las manos a la cara en forma de reproche.

—Oh, ¿enserio? Y yo que pensaba que si Johann nos está llamando tantas veces es para desearnos un bonito día y que tardemos lo que queramos, que no tiene prisa y que por supuesto nos dobla el sueldo... porque ¡le caemos tan bien!— ironizó mientras Richard lo miró por unos segundos con los ojos entrecerrados.

—Nah, llama para gritarnos.— dijo seguro después de haberlo pensado.

—¿Cómo es que te vistes solo?— finalizó subiendo a su cuarto.

Richard se acomodó más en el sofá, listo para dormir.

—¡Cámbiate ya, Richard!— escuchó cómo Zabdiel gritaba desde el segundo piso y resopló frustrado levantándose del sofá.

La última vez que se emborrachaba entre semana.

¡Bah! ¿A quién quería engañar? No era verdad.

𝚁𝙴𝙿𝚄𝚃𝙰𝚃𝙸𝙾𝙽  ||𝙲𝚑𝚛𝚒𝚜𝚍𝚒𝚎𝚕||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora