Corazón en llamas

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Inui odiaba las mañanas, su hermana Akane tardaba horas arreglando su cabello en el interior del baño.

—¡Deberías salir de una vez! No importa cuanto lo intentes, seguimos siendo tan parecidos…— comentó Inui recargado contra la pared, totalmente hastiado de pasar por lo mismo cada mañana.

La misma rutina diaria, ambos salían corriendo todas las mañanas por culpa de Akane, quien solía retrasarse demasiado.

Apenas Akane salió del baño e Inui entró a darse una ducha express, cuando bajó su ransel ya estaba preparado con sus libros y todo lo que necesitaba, su uniforme impecable y su cabello ligeramente despeinado.

Por el contrario Akane aun desayunaba un tazón de arroz sin preocuparse por la hora, la madre de Inui observaba la clara diferencia entre ambos hijos, después de todo eran cuatro años de diferencia lo que los hacía distintos debido a las diversas experiencias que antes habían vívido, Akane era mas despreocupada, e Inui mas inteligente y aplicado, aunque un poco antisocial.

—Empaqué tu almuerzo Inui, ve ahora, Akane tendrá que correr si quiere llegar a tiempo—

Comentó la madre con una sonrisa guardando el bento dentro del ransel de Inui.

Tomó el camino de siempre, encontrándose siempre con las mismas personas, los mismos ancianos, los mismos gatos hurgando en la basura, con una mano son tenía su ransel sobre la espalda y la otra la mantenía en el interior de su bolsillo de una forma despreocupada.

Y como siempre, ahí estaba ese chico que iba en un año inferior a él, siempre escondido en el callejón siguiéndolos a él y a su hermana religiosamente hasta la escuela, pero esta vez era distinto, Inui sabía perfectamente que era seguido por ese extraño chico, y también conocía la razón.

—Ella no viene conmigo hoy… se ha quedado atrás, y si no te apresuras, también llegarás tarde junto a ella… ¿Por qué siempre estás siguiéndonos?, es extraño y raro, ¿No lo crees?— Cuestionó Inui sin volver su mirada hacia el chico extraño.

—Soy Hajime Kokonoi… ¡Y ME GUSTA TU HERMANA!—

Confesó el pequeño niño de cabellos oscuros, Inui por primera vez se volvió para mirar sorprendido al chico que tenía el coraje para decir esas palabras.

—Soy Seishu Inui… y no me agradas, pero puedes venir conmigo si no quieres llegar tarde —

Inui continuó caminando y unos pasos se adelantaron hasta caminar a la par junto a él.

—¿Por qué no te agrado?— Cuestionó Kokonoi

Inui se tomó el tiempo suficiente para responder.

—no me agradas porque te agrada mi hermana y ella no me agrada. Tarda mucho tiempo arreglando su cabello en el baño, y siempre llego tarde por su culpa, además…—  Inui Iba a seguir exponiendo sus razones cuando Kokonoi lo interrumpió.

Un día después del finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora