Nataquino

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「 𝘈𝘲𝘶𝘪𝘯𝘰 𝘥𝘪𝘴𝘧𝘳𝘶𝘵𝘢𝘣𝘢 de 𝘶𝘴𝘢𝘳 𝘭𝘦𝘯𝘤𝘦𝘳í𝘢 𝘧𝘦𝘮𝘦𝘯𝘪𝘯𝘢, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘭𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘢𝘯𝘵𝘢𝘣𝘢 𝘢ú𝘯 𝘮á𝘴 𝘴𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳 𝘭𝘢 𝘮𝘪𝘳𝘢𝘥𝘢 𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘦𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘕𝘢𝘵𝘢𝘭𝘢𝘯 𝘭𝘦 𝘥𝘢𝘣𝘢 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘴𝘧𝘪𝘭𝘢𝘣𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢 é𝘭 」

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El encantamiento del reflejo cautivó al joven de cabellos castaños, quien, con una fascinación casi infantil, contemplaba con deleite el espejo de cuerpo completo que reposaba con majestuosidad en el rincón de su lujoso baño. Su figura, que era un regalo de la genética, aparecía magníficamente esculpida y abrazada por las prendas de vestir con una perfección que rayaba en lo sobrenatural. En el silencio de su mente, resonaban con fuerza las palabras "hermoso" y "seductor", y una sonrisa se dibujó en sus labios, iluminando su rostro con una suave luz de satisfacción.

El conjunto de lencería que llevaba era una verdadera obra de arte, compuesta por una delicada braga blanca adornada con encaje, cuyos bordes estaban meticulosamente decorados con preciosas flores rosadas. Pequeños arneses, delicados y sensuales, se sujetaban a ellas, cayendo por sus muslos y conectándolas con un par de medias blancas, largas y también de encaje. Cada detalle se había cuidado para que se convirtiera en una pieza de la más alta sofisticación y elegancia.

Por voluntad del mayor , no había nada que cubriera su pecho, permitiendo que su piel se mostrara tal y como era, bella y libre, un lienzo puro y desnudo que contrastaba con la delicadeza de las prendas.

— ¿Ya estás listo cariño? — musitó la dulce voz de Natalan desde el otro lado de la puerta del baño, un timbre de voz que parecía una melodía para los oídos de Aquino.

— Ya casi — respondió con cortesía el ojimiel, su voz bañada en una mezcla de emoción y nerviosismo.

Para Aquino, no había nada más exquisito que los intercambios secretos que mantenía con su amante durante las noches, encuentros que habían comenzado hace poco tiempo, pero que se habían convertido rápidamente en el epicentro de su existencia.

El apuesto joven de ojos miel, en secreto y a escondidas de todos, experimentaba la maravillosa sensación de deslizar sobre su piel conjuntos de lencería, una práctica que le hacía sentir tan hermoso y deseable, pudiendo pasar toda la noche admirando su cuerpo cubierto con aquellas prendas. Había mantenido este secreto tan solo para sí mismo durante dos largos meses, hasta que Natalan, en el día de su cumpleaños, irrumpió inesperadamente en su hogar y lo descubrió en pleno acto. Aquino, albergo todas las dudas y temores de cómo reaccionaría el mayor ante tal peculiaridad.

Sin embargo, para su gran sorpresa, Natalan respondió con una sonrisa cálida y palabras halagadoras. Desde entonces, a escondidas del mundo entero, el joven de hebras castaños le regalaba pequeños desfiles privados al moreno, mostrándole sus conjuntos de lencería en exclusividad.

Aquino se deleitaba con el brillo lascivo que adquirían los ojos de Natalan al contemplarlo, esa mirada repleta de ansias y deseos arrebatadores, donde los ojos del moreno proclamaban cuánto ansiaban someterlo y rendirlo a su voluntad amorosa. Con el paso del tiempo, sus encuentros clandestinos fueron adquiriendo una intensidad inmensurable y alcanzaron su clímax en la cama, donde ambos compartían su amor y placer en un baile seductor y apasionado

 ˚ ༘₊· ͟͟͞͞꒰➳𝐀 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 𝐅𝐎𝐑 𝐄𝐕𝐄𝐑𝐘𝐎𝐍𝐄「 ᵃᵠᵘᶤᶰᵒ ᵇᵒʷˡ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora