𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗷𝗲 𝗬𝗮𝗻𝗱𝗲𝗿𝗲: Santana
𝗗𝗲𝗹 𝘃𝗶𝗱𝗲𝗼𝗷𝘂𝗲𝗴𝗼/𝗺𝗮𝗻𝗴𝗮/𝗮𝗻𝗶𝗺𝗲/𝘀𝗲𝗿𝗶𝗲 𝗼 𝗽𝗲𝗹𝗶𝗰𝘂𝗹𝗮: Captain Tsubasa/supercampeones
𝗖𝗮𝘀𝗼: Secuestro implícito, relación enfermiza y amenaza
𝗣𝗮𝗿𝘁𝗲: 1 de 1
𝗔𝗱𝘃𝗲𝗿𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮:
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"Se de metal por fuera, y se de metal por dentro"
Eso era lo que siempre me decía a mi mismo. Durante un largo tiempo funcionó, tanto para mantener a mis mejores amigos a salvo, como para llevar la carga que sostenía de ser la "promesa" de mi país para el deporte.Eso fue lo que siempre me dije.
Pensé durante mucho tiempo -Especialmente durante toda mi infancia y adolescencia-, que si me mantenía lejos de los que amaba, podría protegerlos.
Pero no pude, no importa cuanto intente, no podía sacarla de mi mente.
Mis ojos a veces iban a ella, a su cuerpo, a sus ojos, simplemente no podía -ni quería- alejarme de ella. Incluso desde lejos, pensé que podría tener una oportunidad con ella.
Luego de exponer al imbécil que me atormentó durante tantos años, hubo un... mensaje que me llamó la atención.
Era una tarde medianamente tranquila, a la vez que yo... investigaba un par de cosas, pude leer a través de mi teléfono un gmail; el cual era bastante peculiar.
Luego de haber visto a tanta gente de mi alrededor sufrir por mi, pensé; Demonios, ¿Por qué no puedo simplemente -hacerlos pagar- alejarme de ellos?
Me vi en la sorpresa de que era ese mismo hijo de puta. Nunca esperé que él deseara llevar esto tan lejos, pero lo hizo; en el mensaje estaba puesto "¿No querrás que tu querida obsesión termine lastimada, pedazo de imbécil?", al abrir el archivo, no me resultó sorprendente el ver una imagen de ella, de mi linda mujer en medio de la calle, asumí en su momento que estaba de camino a su universidad.
Pude sentir mis dedos tensarse sobre la pantalla, como si estuviera al borde de romperlo, pero tuve que resistirme. Esa cosa no tenía la culpa de lo descuidado que fui durante estos años.
Se supone que lo tenía que tener bien oculto, pero era muy pequeño para notar el peligro en el que puse a (Nombre). En ese entonces asumí que ese idiota no había aprendido hasta dónde soy capaz de ir por ella.
Y lo hice..
Nunca descubrí que podría ser tan sanguinario. La gente a mi alrededor, mis manos -especialmente mis nudillos- con raspones y manchadas de rojo. Pero se sintió tan... liviano. Era como si todo el peso acumulado en mi pecho hubiera bajado drásticamente.
Y lo amé.
El saber que en todos estos años, finalmente pude hacer algo por ella me aliviaba de una forma que ni siquiera yo mismo pude llegar a describir. Todo mi amor finalmente expresado en secreto... ¿Es así cómo se siente estar profundamente enamorado?
No pensaba que esto podría llevarme a sentir placer por esto.
Pero no podía detenerme.
Luego de... encargarme de que ellos no hablaran, pude sentir esa necesidad inmensa de volver a verla. No fue como las primeras veces, no fue como cuando era pequeño, era... distinto.
Mi corazón palpitaba con desespero, como si anhelara salir de mi pecho para ir detrás de ella. Sin embargo, no podía simplemente aparecer en su puerta a esta hora de la noche, por lo que tuve que irme a escondidas.
Y ahí la vi, su sonrisa siempre resplandeciente ante las miradas de sus compañeros, una caminata segura a la par que se veía alerta ante cualquier situación de peligro, y una amabilidad en cada palabra que parecía que la habían bajado de los mismos cielos solo para ser admirado por las multitudes.
Mientras el atardecer se acercaba, mi desesperación aumentaba. El dolor que azotaba mi alma me consumía con lentitud ante el pensamiento de que ella no iba a reconocerme, pero tuve que tomar coraje única y exclusivamente para salir de mi escondite.
Tomé tu mano, algo tembloroso y temeroso de dañarte o asustarte, pero al darte vuelta, por mero instinto intentaste forcejear.
Te hablé y te dije que era yo, era tu amigo, tu único mejor amigo, el cual te había buscado desde el primer día que te fuiste de mi vida.
Tu rostro cambió de uno serio y con tintes asustados a uno de sorpresa; tu iris se achicó suavemente, a la vez que tu única mano libre fue a tus labios, tratando de callar tus gritos de sorpresa.
Sabía que estabas sorprendida por verme, y el mero pensamiento de que me reconociste y te acordaste de mi me hizo saber que había tomado la decisión correcta.
Te abracé, envolviendo la suave ropa que cubría la piel de tu cintura con mis manos, desesperado.
En un inicio pensé que era tu sorpresa la que te había llevado a reaccionar tan estática, y no fue hasta que pegué mi cabeza en tu hombro que escuché tus sollozos.
Ya está bien, corazón, ya está bien.
Nadie podrá dañarte mientras yo esté aquí.
Puedes llorar, abrazarme, llenarme de cariño así como yo te bañaré de amor. Y solo deseo que este sentimiento jamás acabe.
Por favor, sigue amandome, ahora que no hay nadie en el camino, puedo demostrarte lo mucho que te quiero.
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Los ruidos de forcejeo se escuchan en medio del callejón abandonado, el nauseabundo olor de la sangre saliendo acompañado de la basura tirada en el suelo y los restos de líquidos de dudosa procedencia en las paredes daban un escenario perfecto para una serie hispana de narcotráfico.
Sin embargo, ese no era el caso, para tu suerte o tu desdicha, ese olor solo se impregnó en tu nariz mientras sollozabas, intentando empujar al hombre que te tenía atrapada.
Golpes, patadas y rasguños. Tus gritos acompañaban el ambiente a la par de que él trataba de calmarte con dulces besos en la piel de tu hombro y tu cuello.
-¡Sueltame, maldito loco!
Él no escucha, no parece sentir, no parece querer hacer nada más que amar.
Besos, cariño, mimos.
La asquerosa mezcla de emociones que sentías en ese momento te sofocaba, a la par de que pensaste que tu vida estaba condenada.
-Ya está, bebé, ya está... No te asustes -Arrulló Santana, tu piel con un sabor dulce entre sus labios -, ya nadie nos va a separar, corazón.
Pataleabas en su agarre, imágenes de tu padre muerto en medio de sus golpes recorriendo tu mente, azotando tu alma como Jesús fue castigado sin ninguna pizca de humanidad.
Tuviste que ver por las cámaras el peor rostro del hombre al que alguna vez llamaste amigo, alguien a quien veías como un hermano.
El solo recordar las súplicas insensatas de tu padre en medio de la vida y la muerte te generaba asco, miedo e ira, mucha ira.
Pero no podías hacer nada más que forcejear en su agarre.
-No llores más, bebé, no llores... Todo va a estar bien, ahora estaremos juntos hasta el final de nuestros días. Y ni tu estúpido padre ni ningún otro estúpido va a evitar que te demuestre mi amor.
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ʟᴇᴛ ᴍᴇ ᴛᴇʟʟ ʏᴏᴜ ᴀ sᴛᴏʀʏ (𝕐𝕒𝕟𝕕𝕖𝕣𝕖!𝐕𝐚𝐫𝐢𝐨𝐮𝐬)
Ngẫu nhiênEl no entender el amor me llevo a un límite el cual nunca pensé conocer. Pero... Me 𝐚𝐠rada, me gusta, ¡Me encanta! No puedo parar de amar, ni siquiera cuando no estás, no puedo parar de pensar en ti, en tu rostro, tu sonrisa, tu personalidad ¡To𝐝...