Anónimo pregunta: ¡Hola! Me preguntaba si podrías hacer una lectora femenina de Enduring Sword Talon x. La historia de su piel es fascinante, pero todavía no he encontrado una ficción 🥹🫶 ¡Tómate tu tiempo!
Te amo a ti y a tus escritos 💕
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Notas del autor: SÍ, MALDITAS PERRAS, ADIVINAN QUIÉN VUELVE OTRA VEZ???(Estos días fueron horribles chicos, por favor tengan paciencia porque la escritora Popiña que llevo dentro se está muriendo 😞)
Además, LETS GOOO UNA SOLICITUD DE TALON
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Personaje de Yandere: Talon Du Couteau
Del videojuego/película/serie/manga/anime: League Of Legends
Caso: Secuestro, relación de dios x lector y nada más.
Parte: 1 de 1.
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Era inevitable para ella poder ser algo más que una humana, siendo que apenas podía ser algo más que una mugrienta, insensata y burra campesina que siquiera entendía el abecedario, una mujer la cual está rota, herida, casi muerta a los ojos de los dioses.
Sin embargo, quizá fue por eso que él tanto la persiguió, tal vez si ella no estaba ahí él nunca había regresado, ella nunca hubiera sufrido lo que tuvo que haber pasado.
Todavía era doloroso recordar ese día, un frío atardecer de otoño en el cual las hojas bailaban al son del viento, el olor de la comida recién hecha que se aproximaba desde el pueblo y se expandía por todo el bosque, el sonido de las pisadas de sus botas contra todas las hojas duras y quebradizas bajo sus pies.
Fue un momento impensable y aterrador el hecho de esperar que ese patético día, luego de una fea cosecha y una sequedad en la tierra que aterraba, la cual cambiaría por completo su vida y le pasaría de ser una mujer la cual buscaba un sentido en su pútrida vida a un simple objeto, a una simple cosa la cual le pertenecía a un Dios despiadado, quien es egoísta como un niño mimado con sus juguetes, tan enfermo como un paciente de un psiquiátrico luego de años de encierro, y tan obsesionado como un jugador de ajedrez de saber la posición de cada pieza en su tablero.
Cálido era el recuerdo de cuando lo había visto por primera vez; él buscaba un lugar donde quedarse, puesto que no tenía muchas opciones desde que había llegado al reino de los mortales y la gente no digamos que era muy amable con él. Por ende ella decidió, por primera vez en su vida, darle el beneficio de la duda y darle asilo en su casa.
Doloroso era pensar que estaba la opción de verlo todo, de no darle un espacio en su vida, y en especial, en su corazón; tuvo que haber notado en esos ojos grisáceos esa pizca de maldad, esa pizca de crueldad, obsesionada con un poco de egoísmo. Y ahora por primera vez, que había conseguido tener aunque sea una pizca de ganas de vivir se lo había arrebatado todo.
—Entonces, ¿Por qué me citaste aquí? —Ella preguntó, sus manos jugueteando con sus dedos, y un presentimiento de duda en el aire.
Él no respondió al instante; su mirada se había clavado en el horizonte, pero pronto, se volteó a ver a su amada. En sus ojos, atenuados por un mirar suave, se observa el sentimiento de seguridad.
—Hay algo que desde siempre quise decirte —Él inicia su explicación —, y creo que si no te lo digo ahora, jamás volveré a tener una oportunidad así.
Él jadeó, sintiendo como todo su cuerpo pasaba a tener un peso insostenible, como si su sola existencia fuera un peso descomunal para un ser humano.
La única diferencia, era que él no era un ser humano.
Con un toque gentil en los dedos de la mujer, un agarre en su palma y unas caricias en la agrietada y seca piel de ella, él tomó su corazón entre sus manos, y con un dulce pero a la par de tétrico, él fijó sus ojos en los de la mujer, partiendo suavemente los labios, con una lentitud nunca vista.
—(Nombre)... He de decir que, con todo el tiempo que ha transcurrido, y todas las veces que me has brindado de tu ayuda, puedo decir, con toda seguridad —Él susurró, tratando de extender sus palabras, probando que tan dulce podría sonar con ella —, que tú, la primera persona que me apoyó desde el inicio, ha logrado...
Pero antes de que su inconfundible pero tenaz acto de confesión esté por llegar a su final, con una separación de sus manos de las de él, la mujer habló;
—Estoy comprometida.
Tan áspero como una lija pasando por el brazo de alguien y tan duro como una cachetada al rostro, fue como si, por primera vez en su larga e impertérrita vida, algo peor le deparaba el destino; algo hasta tres veces peor que una vida como mortal. Y eso era, sin lugar a dudas, una vida entera sin ella, una vida, sea mortal o inmortal, sin alguien que lo había apreciado y había dado lugar a su redención.
De sus labios no salió nada, el viento movía dulcemente su cabello blanco suelto y libre ante el mundo, el consuelo de la naturaleza era tan suave que se asemejaba a la piedad que le brindaba al pobre hombre, y la poca emoción —que hasta este momento era la seguridad que sentía sobre los sentimientos de esa mujer— se desvanecía, o mejor dicho, mutaba, mutaba en una gran y asquerosa bestia, en un podrido y feo sentimiento tan fuerte, que su suave agarre pasaba a ser más cruel, más sometedor y que cargaba un sabor amargo en el aire que se sentía a kilómetros.
Ese, era el sabor del rechazo, y, más que nada, el sentimiento de odio. Ante esto, él sólo suspiró, su corazón tratando de ajustarse al sentimiento de desolación clavado en su alma.
—Así que... comprometida —Él susurró, su corazón pesando aún más.
Él soltó su mano, su mirada ahora era pérdida, estaba tan vacía, como si hubiera perdido todo sentido, como si su vida entera hubiera reducido toda su importancia a este momento.
—Sí... —Ella respondió, su voz tan áspera y seca que parecía que la arena se quedaba en su garganta —.., lo siento.
Ese tono bajo, tímido, y resguardado en una penumbra de escalofríos horrendo, ese mirar asustadizo como el de un ratón suplicando a un humano por un pedazo de carne, dios.... Era tan tentador, tan bello, tan putamente tentador, que él tuvo que jadear con pesadez, reprimiendo a golpes su anhelo, suprimiendo a gritos ese burdo deseo.
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ʟᴇᴛ ᴍᴇ ᴛᴇʟʟ ʏᴏᴜ ᴀ sᴛᴏʀʏ (𝕐𝕒𝕟𝕕𝕖𝕣𝕖!𝐕𝐚𝐫𝐢𝐨𝐮𝐬)
De TodoEl no entender el amor me llevo a un límite el cual nunca pensé conocer. Pero... Me 𝐚𝐠rada, me gusta, ¡Me encanta! No puedo parar de amar, ni siquiera cuando no estás, no puedo parar de pensar en ti, en tu rostro, tu sonrisa, tu personalidad ¡To𝐝...