Si Wallace Wells odiaba a alguien en el mundo, esa era Natalie Adams, la perra maldita que por varios meses evitó que viera a su mejor amigo, Scott Pilgrim. Durante esos meses, destruyó su autoestima y quebrantó su personalidad. Ahora habían terminado, y Wallace tenía a un Scott sumiso, callado y temeroso en su departamento.
El antiguo Wallace habría estado encantado con este silencio en su hogar. Sin embargo, después de meses de lo mismo y sin nadie con quien hablar o tomar unas cervezas, empezaba a sentirse solo. Ahora, Scott apenas hablaba, rara vez interactuaba con él o con cualquier persona. El antiguo Scott no paraba de hablar; hablaba tanto que Wallace quería que cerrara la maldita boca.
Le costaba acostumbrarse a esta nueva normalidad.
Una semana atrás, cuando Scott llegó a casa a altas horas de la noche con arañazos en su cara y magullado, su mirada perdida dejaba ver lágrimas desesperadas que caían por sus mejillas. Wallace lo acogió y trató sus heridas con delicadeza, notando cómo Scott se estremecía con cada toque. Su mejor amigo no era así; solía ser cariñoso y pegajoso como un dolor de cabeza. Wallace estaba preocupado, aunque le costara admitirlo.
Scott no había dicho una palabra sobre lo que pasó con Envy Adams desde que llegó. No obstante, no hacía falta ser un genio deductivo para saber que no fue nada bonito. Wallace hubiera deseado ver las señales de advertencia antes, pero era difícil cuando esa perra se interponía entre ellos, cada vez que inetentaba comunicarse con Scott, ella contestaba su teléfono, le decía que Scott estaba ocupado o dormido, incluso Ella se lo llevó a vivir a su casa , y Wallace, debía admitir al principio que se sintió agradecido por eso durante un tiempo, depues de todo tenía su departamento para el solo.
Pero después de unas semanas, se sintió solo y aburrido. Al menos con Scott, tenía a alguien con quien ver películas o simplemente tener ruido de fondo mientras hacía algo. En ese entonces estaba completamente solo, y eso lo estaba volviendo loco. Aunque saliera con otros chicos, siempre terminaba en fracaso. Su vida amorosa era una porquería.
Sin embargo, todo cambió esta noche. Después de volver de su turno nocturno del trabajo, Wallace encontró a su compañero de cuarto llorando y temblando desconsoladamente sentado en la cama.
—¡Scott!— corrió hacia su mejor amigo con algo de desesperación, intentó tocarlo pero el chico pelirrojo le golpeó la mano bruscamente. Pareció que el ruido del golpe hizo que Scott levantara la vista del suelo y lo mirara a los ojos. Wallace recibió una mirada cristalina y llorosa. —Scott... Soy yo, Wallace. No voy a lastimarte— afirmó seriamente. Scott solo soltó más sollozos y se los limpió con fuerza, intentando evitar que salieran más lágrimas.
—Lo siento... Lo siento...— sollozó. Wallace se quedó estático sin saber qué hacer y sin entender. Se sentó a su lado con delicadeza, evitando que algún movimiento brusco asustara a su compañero de cuarto.
—¿Por qué lo sientes? No hiciste nada malo— aseguró Wallace, observando cómo Scott se aferraba a sí mismo, intentando quizás dejar de temblar.
—Por ser un inútil... Por ser una molestia que comparte el oxígeno contigo... Todavía no puedo entender por qué me dejas quedarme en tu casa— dijo Scott con pesar.
—no eres una molestia. A veces eras molesto e insufrible, pero cuando te fuiste con Envy Adams durante esos meses y yo me quedé solo, me di cuenta de que realmente te necesitaba. Me sentía solo, no tenía a nadie con quien hablar de cualquier cosa, alguien con quien ver una película o alguien que me contara datos inútiles de Sonic the Hedgehog— dijo Wallace con una risita al final. Al ver a Scott, notó una pequeña sonrisa, lo que hizo que su corazón diera un vuelco, es la primera desde que rompió con Envy Adams.
—Entonces... ¿Me extrañaste?—preguntó Scott en un tono bajo, notando los rubores en sus mejillas.
—Claro que sí, idiota— respondió, más Scott se apago un poco y su sonrisa no duró mucho tiempo como a Wallace le hubiera gustado.
—... El día en que volví a casa, nunca te dije por qué aparecí así—dijo Scott, contrayéndose más sobre sí mismo. Wallace le dio una mirada preocupada.
—No tienes que decirme si no quieres...— Wallace miró a Scott con preocupación e incertidumbre, viéndolo frotarse las manos con nerviosismo, tal vez con el deseo de tomarlas para evitar que siguieran temblando. —Scott...—
—No, debes saberlo... Esa noche descubrí que Envy me fue infiel. Discutimos... Le grité muy feo y a ella no le gustó para nada. Fui un estúpido—dijo Scott entre sollozos y lágrimas, mientras Wallace escuchaba atentamente. —Y por eso ella me... Ella me golpeó, me arañó... Y yo no pude hacer nada. Quedé paralizado, no sabía cómo defenderme... Dejé que ella me hiciera lo que quisiera—continuó, dejando a Wallace incrédulo — y se supone que se pelear...
—.... ¿La dejaste atacarte? — dijo Wallace sonado estupefacto , pero de repente todo pareció tener sentido: la manera en la que Scott se estremecía ante cualquier movimiento brusco, su constante contracción... Ooh Wallace quería matar a alguien.
—Scott, no se trata de si sabías pelear o no. Ella te fue destrozando desde que empezaron a salir. Convirtió tu autoestima en miles de pedazos y cuando ella atacó, eras incapaz de defenderte. No eres débil por eso—aseguró Wallace. Scott lo miró con ojos bien abiertos y las pupilas achicadas mientras las lágrimas seguían cayendo, como si acabara de descubrir una verdad nueva.
—Ella no hizo eso, ¿verdad? Ella no era mala... Ella me decía cosas lindas, decía que le parecía gracioso ¡dijo que me amaba! — defendió Scott incluso después de todo lo que había pasado. —A veces se enojaba mucho cuando hablaba de más y me decía que me callara, pero eso era cuando yo ya me ponía insufrible
o ella tenía un mal día... Todos tenemos malos días de vez en cuando...——Scott...—
—Si de alguien es la culpa, es mía. Yo la hice enojar, le grité horriblemente— admitió , y Wallace lo miró incrédulo, casi enojado, pero se calmó porque Scott no necesitaba que alguien le gritara de nuevo.
—Sí, tenías todo el derecho a estar enojado con ella. Ella te lastimó. Las veces que fue tierna contigo fue para manipularte— intentando sonar lo más calmado posible, trtando d e hacer entrar en razón a el pelirrojo, Wallace vio como este tomo con sus puños su Jean con riesgo de arrugarlo, manchando lo con las grimas al mantener la cabeza gacha.
—¿Entonces soy tan idiota?— preguntó Scott con ojos cristalinos.
—sabes que no quise decir eso... Ella es la perra aquí, no eres idiota. Pero sí vas a necesitar un psicólogo—aseguró Wallace, su compañero de cuarto se seco las lágrimas con su antebrazo evitando que salieran más sollozos, luego lo miró a él con ojos cristalinos y una sonrisa quebradiza y difícil de mantener, pero aún así lo más genuina posible que podía realizar en este momento.
—¿Para qué necesito un psicólogo si tengo a mi mejor amigo gay?— soltó Scott, con una pequeña risita, haciendo que el corazón de Wallace latiera más rápido. Odiaba esa sonrisa del jodido Scott Pilgrim.
—Sabes... es la primera vez que sonríes desde que volviste... Deberías hacerlo más seguido— dijo Wallace, viendo cómo Scott se sonrojaba. —Ahora me tienes a mí, no tienes que lidiar con esto solo—
Con eso finalmente scott se volvió a quebrar, pero esta vez abrazo a Wallace fuertemente, como si este se fuera a ir en cualquier momento, el pelinegro sin dudarlo correspondió el abrazo, recodando la sensación de como era abrazar a alguien depues de aver estado solo todos estos meses, relsmnete extrañaba los abrazos de este idiota.
—todo estará bien ahora. —le hablo con delicadeza y dibujo círculos suaves en la espalda de scott para relajarlo, entonces siento como este comenzaba a sollozar de nuevo y dio un suspiro. —estoy aquí....
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Eη ¢αмιησ α ℓα яє¢υρєяα¢ιóη | ᴬᵁ ˢᶜᵒˡˡᵃᶜᵉ
FanfictionScott recién salió de una relación tóxica con Envy Adams, su autoestima está por suelos y apenas puede mantenerse unido. Wallace esta ahí para consolarlo.