-Prologo-

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Últimamente me he sentido solo, desde que... ocurrió. No sé si me gusta o si solo me he acostumbrado a ello, pero sí sé esto: estar solo te hace cosas. Sentirte una mierda, amargado y enfadado todo el tiempo simplemente... te carcome...

La tierra

En cualquier lugar de América
20XX

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*pip* *pip* *pip*

No...No quiero levantarme, ¿por que la vida no me deja descansar almenos una vez?

T/n estira la mano desganado para apagar la alarma del celular al mismo tiempo que lo toma.

"7:30 am" Leí en la pantalla; la luz de esta me ciega por unos segundos antes de poder bajarle el brillo.

T/n: No quiero, ¡No quiero!, ¡No!

Pasan los minutos, me doy la vuelta con dificultad y ahora mi pecho está mirando al techo. Miro mis piernas por un segundo y ahí estan... Mis piernas, mis inutiles, estúpidas y malditas piernas aquellas que me dio momentos alegres y únicos con mi familia ahora es solo un desgarrador recuerdo de lo que paso aquella noche de diciembre... solo a 2 días de navidad. Con esfuerzo, me incorporo y alcanzo la silla de ruedas junto a mi cama. Me siento y me dirijo al armario en busca de mi ropa. Vistiéndome con dificultad, realmente no siento el deseo de ducharme. Después de vestirme, mi mirada se desplaza inconscientemente hacia el espejo, revelando a un T/n demacrado, con ojeras y el cabello hecho un desastre.

T/n: ¿Cuando fue la última vez que me corte el cabello..?

Un par de lágrimas caen de mis ojos antes de comenzar a manejar la silla de ruedas.
Mientras maniobro la silla de ruedas, mi mente divaga en los recuerdos que han dejado cicatrices más profundas que las visibles en mi reflejo. Cierro la puerta tras de mí, sintiendo el peso de la nostalgia con cada giro de las ruedas.

T/n: ¡¡Maldita silla, avanza de una vez!!

La rutina diaria se convierte en una danza desafiante, sorteando obstáculos tanto físicos como emocionales. Atravieso pasillos y habitaciones, recordando tiempos en los que estos mismos espacios eran testigos de risas y alegría.

La cocina, ahora un lugar de silencio, alguna vez resonó con las voces de mi familia. La ausencia se siente más aguda mientras busco algo para comer, pero la motivación para enfrentar el día se desvanece como un suspiro en el viento.

T/n: No he hecho la compra del mes; solo me queda un poco de pan, cereal y leche, pero dudo que esto esté fresco.

Miro con algo de duda, en especial la leche pero no hay nada que pueda hacer. Con un suspiro, me enfrento a la nevera, cuyo interior revela una escasez desalentadora. Las opciones son limitadas y mi mente calcula las combinaciones posibles con el pan, el cereal y la leche restantes. Doy unos cuantos bocados y, en un abrir y cerrar de ojos, concluyo mi desayuno improvisado. Dejo el plato en el fregadero, sucio y repleto de utensilios sin lavar. Mi atención se desplaza hacia el celular; hoy es el gran día, el día en que este maldito sufrimiento llamado "Vida" llega a su fin. He dejado pasar unos meses desde aquel día para reflexionar con mayor claridad sobre mi decisión. A mis 15 años, ya he tomado una decisión.

¡Dios Bendiga a Este Depresivo Con Una Explosión de Amor! (T/n x Megumin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora