Capítulo 3

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En el transcurso del recorrido del autobús hasta la plaza comercial a la que se dirigía, Win no dejó de pensar en la conversación que había tenido con Brigth. ¿Tan mal omega era? cuando era más pequeño, y hasta hace unos meses atrás, su madre le afirmó que sería un buen omega para la familia que llegaría a formar. Tenía caderas anchas para tener cachorros, y muslos gruesos, la cosa favorita de los alfas. Los alfas amaban a los omegas con carne de donde agarrar o morder durante sus celos, ellos no querían a un omega escuálido y sin chiste. Win tenía todo eso. A veces pensaba que Brigth era un alfa "especial" y no le gustaban de ese tipo, como él. Aunque, de ser así, no lo hubiese llamado para calmar su celo, y tampoco sus muslos debieron haber quedado completamente magullados de tantas mordidas y apretones que le daba. Aún cree tener marcas de ese día, y fue tan sólo hace unos meses.

¿Era posible que el lobo de Brigth no sintiera nada al tener a Win cerca?, Porque Win si sentía, y mucho. Cuando él estaba ausente, su lobo aullaba por ir en busca del alfa y verlo. Cuando estaban cerca, su lobo chillaba por atención del alfa y soltaba dulces feromonas para atraerlo, y no dejaba de hacerlo hasta que Brigth lo mirase, aunque sea, de reojo. Al peligris siempre le pareció atractivo el alfa, en ocasiones lo veía por la escuela y pensaba que tenía una bonita sonrisa, porque si, había visto a Brigth sonreír, pero sólo con sus amigos, y cuando eso pasaba, podía jurar que todo a su alrededor desaparecía y sólo tenía ojos para observar lo hermoso que era con las comisuras de los labios elevadas y unos diminutos hoyuelos en sus mejillas abultadas.

Nunca había sentido tanto la necesidad de estar todo el tiempo a su lado o, al menos, tener algo que oliera a él para calmar su sed. Aquello lo llevaba a atribuir el embarazo quien lo ponía así. Tal vez, el bebé necesitaba la protección y presencia del alfa, más de la debida.
El autobús para justo fuera de la puerta del centro comercial. Se dirige hasta la sección de restaurantes, donde lo espera Saint, su mejor amigo, un adorable omega de mejillas regordetas y cabello rubio. Es un chico de baja estatura, y al igual que él, de muslos rellenos y caderas anchas, lo que parecía gustarle mucho a Zee. Tal vez muy en el fondo, Win deseaba que con Brigth fuera igual.

Hola, Winie, ¿cómo estás?- Él ya está en una mesa, solo y comiendo algo de ramen, de esos que vienen dentro de un vaso mediano.

Hola, Saint. Algo cansando, ¿y tú?

Estoy bien, gracias- toma un par de palillos junto al vaso de ramen extra que había comprado y se los pasa a Win para que comiera también- Pensé que debías estar hambriento.
Y sí; mucho. La manzana que comió en la mañana no había sido suficiente. Su estómago rugía y ardía por ser llenado de lo que sea.
Bastante.- revela, quitando el papel de la parte superior y recogiendo un poco de fideos con la punta de los palillos.
Y... ¿cómo es la vida con Brigth? ¿te trata bien? Zee dice que es algo bruto contigo.
¿Qué debía contestarle? ¿Qué el alfa era un imbécil y bruto con él, o que apenas y hablaban?
Sí, lo es, pero no hablamos mucho, ¿sabes? Sólo lo necesario.

La comunicación con el alfa durante el embarazo es importante.

Cuando es tu alfa, tal vez si.

Brigth es tu alfa, Win.

No, Saint- niega su cabeza en un suave movimiento. El rumbo el cual estaba tomando la conversación hizo que su hambre se esfumara por unos instantes. Jugó con las mangas largas del suéter de Brigth mientras se relamía los labios- No lo es. Él me lo dijo hoy.
Pero... si Brigth no fuera tu alfa, tu embarazo no iría nada bien.

Es que... yo lo siento, ¿bien? Pero Brigth no. Él dice que porque vayamos a tener un cachorro, no significa que yo sea su omega.

Ya se dará cuenta, Winie. Como te dije, él es un alfa bruto.

Yo no quiero que esté o cuide a mi cachorro por obligación. Quiero que lo quiera como suyo, no como una simple responsabilidad.

Lo sé, tampoco quiero eso, pero dale tiempo, ya verás que poco a poco su cabeza se aclarará y su corazón se descongelará.

¿Cómo-cómo el corazón de Ana en frozen?- Pregunta, secando sus pequeñas lágrimas con la tela del suéter que no había notado que comenzaron a salir.

Justo así, Win.- suelta una risa cariñosa, volviendo a retomar su comida.



(...)



Abre la puerta tranquilamente. Es medianoche y espera que Win esté aquí. Las luces están apagadas y el omega no se ha asomado- como todos los días- por la entrada de la cocina para confirmar que era él quien entró a la casa. No podía estar dormido, Win no dormía temprano y tampoco si Brigth no estaba. Además, su olor era tenue a comparación con las demás veces cuando llegaba y lo sentía. Para comprobar sus sospechas, camina hacia la habitación y con un rápido vistazo comprueba que no está allí.

Mierda. Bien, sabía que el omega era terco y que no le haría caso, pero ya es tarde, y piensa que su salida ya debió de haber terminado. ¿Y si le había pasado algo? Su alfa comenzó a aullar dentro de él, desesperado por tener al omega aquí, ahora.

No es nuestro.- gruñe Brigth.

Mío.

Nuestro.

Traer. Ahora.

Proteger.

¡No es nuestro, cállate!- Se rugió a si mismo, molesto, sintiendo sus encías picar de dolor por el repentino crecimiento de sus colmillos al pensar en que el omega podría estar en peligro.
Busca en su celular y no tiene ningún mensaje de Win. Pero claro, si no tenía saldo... y él tampoco. Bendito omega idiota con el que se topó.

¿Donde mierda estabas?- Le pregunta cuando lo ve entrar más tarde, temblando y con la mochila escolar colgando de su hombro.

Salí con Saint.- Deja sus cosas sobre el sillón a un lado del pelinegro, quien lo miraba con recelo.
Te dije claramente que te quedaras aquí, ¿no fue así?

Y yo te dije que saldría.

¡No es un puto juego de a ver quien le gana a quién, Win!- Le grita, evitando usar su voz de alfa- Estás embarazado, deberías cuidarte mejor.

¡Ya lo sé, Brigth! Ya sé que estoy embarazado, ¡mierda!

¿Qué tal si te pasaba algo? Unos putos traficantes de órganos infantiles pudieron haberte raptado.

¿Por qué serían infantiles, sin embargo?- Chilla, sus ojos picando por la lágrimas que comenzaban a formarse. Odiaba cuan sensible se había vuelto desde el embarazo.

Tus órganos son del mismo tamaño que de un niño de 5 años. Apuesto que si le pusieran tu cerebro a uno de esa edad no habría problema, total piensan de la misma manera- se burla- ¿Has visto como eres? Ni siquiera tienes músculos con que defenderte.

¡¿Por qué eres así?!- Le grita, pateando en suelo de berrinche- ¡Tú eres un alfa estúpido y obstinado!- Le golpea el pecho, haciendo que Brigth retroceda pero él apenas siente los golpes- ¡Te odio, te odio!

Nos odia. Tu culpa. El alfa de Brigth le reclama.

¡Siempre eres así! ¡Eres un alfa idiota que se cree mejor y más fuerte que yo sólo por ser omega!- Le grita, enojado y con las mejillas rojas- ¡Siempre estás diciendo lo que hago mal y nunca notas lo bueno que hago por ti! Lavo tu puta ropa, te preparo la cena y te la sirvo. ¡¿Podrías dejar de verme como sólo la tonta incubadora de tu hijo?!

La presión en su pecho crece y se obliga a tranquilizarse por el bien de su cachorro. Se siente destrozado, su omega también. Con pasos rápidos pero pesados, va hacia la habitación. Cae en la cama, rompiendo esta vez en llanto y sollozando contra su almohada.
Tienes que tranquilizarte. El embarazo te tiene así.

¡Que no, mierda!- Destapa su cara, y sus ganas de llorar incrementan al ver el semblante indiferente de Brigth- ¡Aunque no estuviese embarazado te hubiese dicho todo eso!
-Si no estuvieses embarazado, no estarías aquí.- dice, su voz tan gélida que causa escalofríos en el cuerpo del contrario. Tomando una toalla seca para bañarse, sale de la habitación, sin importar cuanto su alfa deseaba tranquilizar al omega.

VEN AQUI Y ÁMAME. BWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora