capítulo 11

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Era lunes, y Win estaba sorpresivamente feliz.

Caminaba a paso tranquilo por la institución, luciendo su abultado vientre de ya seis meses. Olfatea el aire con el sentido agudizado, buscando el aroma de Brigth, pero es inútil, parece no estar cerca para ese entonces. Continúa recorriendo los ajetreados pasillos, saludando a las personas que conoce hasta que llega a su casillero, saca los libros necesarios para transcurrir la jornada estudiantil y después los guarda en su mochila.
Se sobresalta cuando algo parece golpear con brusquedad la puerta metálica del casillero a su costado, haciendo que detuviera su acción anterior.
¿Cómo hiciste para que Brigth pase tu celo contigo?— la pregunta es mascullada de forma tosca, y no se ve perturbado sabiendo de quién se trataba. Davika, la omega de primer año, Win la conoce porque es parte del Consejo estudiantil y por su comportamiento abyecto.
Yo no he pasado ningún celo mío con Brigth.— responde impasible, y es cierto.
¿Y eso?— apunta la panza del otro omega, una mueca de desagrado en su rostro no siendo disimulada.
Oh, esto fue su celo— hace saber, dándole una mirada a donde se encontraba su cachorro y mira a la chica otra vez, sonriendo despectivamente al remarcar las palabras:—, el cual él me lo pidió.
¡No mientas!— le grita colérica, acercándose a su rostro.

Ay, niña— Win se aleja de ella—, lávate la boca y luego hablamos. Ten —se estira para tomarla de la muñeca y la levanta, dejando luego unos cuantos chicles de menta en su mano—, si te sirve de consuelo, fueron comprados por Brigth.
Win se va, riéndose cuando ve a la omega meterse la goma de mascar a la boca y el rostro ceñudo. Entra a su salón donde tomaría su primera clase. En su asiento usual— esos donde son compartidos, con un largo escritorio—, Brigth ya se encuentra sentado en el de al lado, esperando por él.
Hola.— el alfa saluda primero, parándose para dejar que el omega se acomodara.
Hola.— sonríe, tomando asiento.

Te traje esto...— se inclina hacia el suelo donde dejó descuidadamente tirada su mochila, rebusca algo en uno de los bolsillos y saca una caja de chocolates con almendras los cuales pasa al omega, quien observa el dulce con ojos grandes y brillantes.
Win sonríe amplio y agradecido, no demora en abrirla, pero su gesto decae cuando lo hace. De los 10 chocolates que debían haber, sólo estaban 7 de ellos.
Brigth nota la expresión en su rostro y mira donde el peligrisáceo, comprendiendo entonces segundos después.
Oh, fue Dew. El los compró y dijo que merecía un pago.

El omega ríe, negando despacio— Está bien. Gracias, Bai.

La clase transcurre de manera monótona hasta que el timbre del receso se hace oír por todo el establecimiento. Brigth guarda sus cosas y se retira del salón, sin despedirse. A Win ya le parece normal eso, por lo que se muestra reacio. En cambio, se siente alegre de que el alfa estuviese cambiando, quizás lo hacía de a poquito, pero se notaba que se esforzaba en hacerlo.








(...)





Después de 3 clases continúas, comienza el último receso. Win se dirige hacia la cafetería donde supone que todos sus amigos deben estar, y no se equivoca. A lo lejos, escucha a Brigth y Saint pelear, como de costumbre. Siempre discuten por cosas irrelevantes y sin importancia.
Llegué.— anuncia Win, se sienta a un lado de Brigth y éste rápidamente se apega a él, olfateando su aroma y con sus dedos hormigueando por tocarlo.
¡Hola, chicos!— Nani canturrea, parándose a un lado de la mesa.

Todos contestan a su saludo animados, todos a excepción de Brigth porque, al parecer, está muy ocupado en llenarse de la esencia y presencia de Win, siendo empujado por el instinto de tener al omega que está gestando a su cachorro cerca lo que hace a su lobo no querer alejarse.
Les traigo esto— a cada uno de los presentes les pasa una tarjeta, es la invitación para su fiesta de cumpleaños—. Es éste sábado, ¡no falten!— y se va, para ir a otra mesa a entregar más de las invitaciones.

¿Cómo pretende que vaya así?— Win refunfuña, cruzado de brazos.

¿Así cómo?— pregunta Saint, buscando con la mirada algo malo en su amigo.
¡Todo embarazado!

No creo que sea tan malo, Winie. Podemos buscar un lugar fuera de peligro y pasarlo ahí.
¿Vas a ir, Brigth? No creo que no, además de que es tu primo...— Zee señala.
Tengo que o mi padre se enojará.

¿Por qué haces todo por obligación?— Win voltea a verlo, expectante, aún entre sus brazos.
No es por obligación, sólo que... La gente no me ayuda a hacer las cosas bien.

Ohh...— los demás dicen en coro, entendiendo.

Tenemos que ir al chequeo hoy.— Brigth le recuerda a Win.

Lo sé.— y comienza a desayunar.






(...)

Es bueno verlos otra vez, chicos— el doctor los recibe con una sonrisa, invitándolos a entrar a la blanca y pulcra habitación—. Te ves mejor Win, se nota que has estado comiendo. ¿Cómo vas con las vitaminas que te receté?
Las tomo siempre.

El hombre pesa al omega y mide su estómago hinchado, él dice que todo está bien.
Si tenemos suerte, veremos qué es el bebé— dice, esparciendo un poco de gel sobre el vientre de Win.
Brigth permanece en silencio a un costado, escuchando las explicaciones de el doctor Bang Si-hyuk. Éste le informa al omega todos los cambios por los cuales atravesará ese mes y da algunas recomendaciones sobre buenos cuidados y demás cosas.
Aquí está— deja de mover el transductor y oprime algunos botones, llamando la atención de Brigth y Win—. Esa es su carita— señala, y ninguno de los dos jóvenes entiende la imagen que se proyecta en la pantalla pero aún así, sonríen— 28 centímetros, me parece perfecto.
Continúa hablando con palabras científicas y aburridas (para Brigth). Les informa que el bebé pesa 300 gramos y que eso era bueno.
¡Es un niño!— el uniformado dice con emoción—. Felicidades, espero que les guste la idea.
Brigth puede ver a Win asentir, emocionado y con ahora lágrimas bañando sus sonrojadas mejillas, y no puede evitar que el sentimiento le sea transmitido, su lobo moviéndose regocijado por el bienestar de su cachorro y —¿por qué ocultarlo?— del omega. La consulta termina minutos más tarde, Brigth paga y se retiran. Win no ha dejado de sollozar y eso preocupa un poco al alfa.

¿Estás bien, Win?— le toma de los brazos para detenerlo, acercándose a estrecharlo en un abrazo tranquilizador.
El omega asiente, los hombros se sacuden en cada espasmo y hunde su rostro en el hombro del alfa, mojando su camiseta sin poder evitarlo.
¿Y por qué lloras?— intenta hablarle en un tono suave y bajo, su mejilla se frota poquito en la coronilla del otro para que su olor en él lo calmara y suspira.
Es que... E-Estoy muy feliz— sorbe por su nariz y al mismo tiempo se ríe. Se aleja un poco y algo torpe limpia su rostro, mirando a Brigth encogido y con las comisuras de los labios elevadas—. ¡Vamos a tener un bebé niño!
Brigth asiente y sonríe enternecido ante el chillido de felicidad del omega, alzando continuamente su rostro. No lo aguanta más, lo necesita y desde que conoce a Win lo ha estado deseando. Así que sin perder más tiempo, se inclina hacia su rostro, lo suficientemente cerca para entrelazar sus alientos, lo suficientemente cerca para que sus labios hicieran contacto en un ansiado beso. Win se queda rígido, jadea ante la sorpresa pero no se separa, y quizás se emociona demasiado, porque está devolviendo el beso con gula, sintiéndose cálido y seguro en el pecho del alfa.
Su alfa.

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