II. Aquellos sin corazón

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Sanji no había tenido una vida fácil y tras perder la esperanza más veces de las que uno quisiera había aprendido a vivir en un mundo así, había desarrollado ciertas herramientas para notar cuando la desgracia estaba por llegar antes de que lo hiciera

Le servía para prepararse si lo fuera necesario, así que cuando entró en la sala donde su padre solía convocar con quienes deseaba hablar y vio la cara del hombre un horrible presentimiento se instaló en sus entrañas

Como dictaba la tradición, se reverencio ante él con respecto agachando la cabeza y uniendo sus manos en el suelo, un protocolo que parecía más que humillante

-Shogun- un saludo que solo los extraños darían, Jugde le prohibió mencionarlo como su padre en voz alta y desde entonces debía llamarlo por el título que el antiguo Emperador le había dado, el Shogun de la provincia norte y el cobarde que se negaba a matarlo -¿Que desea de mí?- finalmente se enderezó pero se negó a mirar los ojos de aquel hombre, Judge bufo quien sabe si divertido por la humillación del rubio o irritado por ver al único error en su vida, sentado a solo unos centímetros de Sanji en una posición relajada parecía inalcanzable

-Hay algo importante que debes hacer, un deber que debes cumplir- a Sanji se le revolvió el estómago al escucharlo, nada de esto parecía llevar a algo bueno

-No entiendo a lo que se refiere- Judge mostró una sonrisa ladina, llena de burla

-Está claro que no, tu estupidez te lo impide- Sanji no cambió de expresión, sabía que Judge amaba exaltar su ¨gran¨ inteligencia por encima de los demás - así que te lo explicare -Algo en el tono de voz de aquel alfa hacia que Sanji se sintiera asqueado

-Ya que la unión con el clan Lin fue imposible - ¿Unión? Sanji sabía que los Vinsmoke tenían una buena relación con el Clan Lin, una mejor relación que con el Clan Oni, pero no había escuchado nada de una unión mas allá de eso, ademas Jugde sonaba entre enojado y a la vez aliviado, el rubio supuso que como había escuchado hace unos meses, el Clan Lin había perecido bajo la mano del Emperador - Logre un arreglo y ahora perteneceras al reducido palacio interior en la capital como un consorte del Emperador, si tienes suerte podrás ser útil para el - Sanji sintió que un cubo de agua helada cayó sobre él, todo su interior se revolvió y pareció que le arrebataron el aire sin compasión

-¿Q...que? ¿De qué demonios habla? - parte de sus emociones se filtraron, arrepintiéndose al instante, Jugde que frunció el ceño ante la falta de respeto se puso de pie, acercándose a Sanji que estaba congelado y tan blanco como el papel

-He dicho que vas a servir al Emperador como consorte y le concederás cada retorcida petición que te haga, sin objeción - de pie frente a él parecía mucho más intimidante y su voz que resonaba como una tormenta erizaba cada vello del cuerpo de Sanji

-Pero, es demasiado repentino, no creo que...- el rubio necesitaba salir de esto, no podía, no, él no podía terminar en las manos del Emperador - Cállate- pero fue silenciado, el no tenia voz ni voto en aquel lugar

-Mira Sanji, lo único que debes hacer es ser el juguete favorito del Emperador y darle los herederos que quiera, es el trabajo perfecto para un inútil como tu- Jugde se inclino y tomo la mandíbula del rubio haciendo que levantara el rostro, sus ojos negros se encontraron con las perlas azules repugnantes, tan parecidas a las de su esposa, con aquel brillo que Jugde lucho por hacer desaparecer -Solo debes ser como siempre lo has sido, un omega hueco que baja la cabeza cuando se le ordena y cierra la boca si es necesario - Sanji apretó la mandíbula ante las palabras de ese hombre que también se negaba a llamar padre, sin embargo esto provoco que Jugde apretara con mas fuerza su mandíbula, al punto de sentir que podría hacerla añicos si lo quisiera - No seas egoísta y por fin has algo por esta familia - una gota que hizo desbordar el vaso, aquel hombre se atrevía a llamarle egoísta, cuando era el quien lo había sido desde siempre, fue el quien le hizo vivir una pesadilla constante solo por no ser lo que deseaba, fue ese maldito hombre el que mato a su madre, el que permitió absolutamente todo lo que había vivido todos estos años, solo porque el rubio había sido el fallo en su plan perfecto

Haru -𝑍𝑜𝑠𝑎𝑛-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora