prólogo

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Cuando tenía 5 años me llevaron a un terapeuta, pues mis padres consideraban que mi comportamiento era fuera de lo normal, allí fue cuando recibí mi primer diario... Uno en el que escribía mis pequeños secretos como las galletas que comía a escondidas de mis padres o los dulces que me regalaba la vecina de al lado, mis padres nunca se enteraron de aquellas cosas a pesar de estar en un librito que siempre tenía sobre mi escritorio, quizá no le importaba demasiado mi vida o simplemente no lo hacían por qué les parecía inútil pero eso evitó muchas peleas entre ellos y yo, después de todo,  a medida que crecía ese diario comenzó a ocultar secretos y datos sobre mi que nadie sabía

Ese diario traía mis más profundos deseos así como traía mis pensamientos e ideologías de las que no me atrevía a hablar por miedo

Cuando cumplí 12 me declaré oficialmente ateo en mi diario, mis padres todavía no saben pero mi diario si, cuando me sentía solo fingía que mi diario era un amigo que eme hablaba y aconsejaba en todas las situaciones

Hoy en día tengo 14 años, sigo escribiendo en mi diario como aquel niño de 5 años que ocultaba galletas y escondía dulces con la diferencia de que ahora no eran ni galletas ni dulces lo que mi diario ocultaba...

también tengo mis secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora