Antes de leer: Este día de la semana la escribí en base a un AU que tengo donde Sonic es un vigilante apodado como"la ráfaga azul" y Tails es un ladrón que no hace mucho llegó a la ciudad y su característica principal es que cuenta con nueve colas metalicas. Y Yap, eso es lo esencial.
Tails no sabe en qué momento dejó que esto se volviera una coreografía.
Cuando las alarmas del banco suenan él es consciente de las calles que debe seguir para que lo encuentre. El callejón es solitario y oscuro, con un sólo foco que parpadea en intervalos de un segundo. Cuando el de traje cobalto derrapa para detenerse en la entrada, él se da la vuelta con las colas metálicas enterradas en el suelo con fuerza para lo que se acerca.
Tira el saco que rebosa fajos de billetes al suelo, después de todo no es como que le importe realmente el contenido. En momentos como estos a Tails ni siquiera se le atraviesa la idea en la cabeza de correr, pues ya no es una opción, no después de tantos intentos donde la ráfaga azul estuvo a un pelo de atraparlo finalmente.
Esta noche es un poco igual a las otras y a la vez diferente; las patrullas pasan llorando como locas por algún lugar cerca y las nubes en el cielo parecen querer acompañarlos en su llanto. Si mal no recuerda, en el noticiero de la mañana anunciaron un 70% de probabilidad de lluvia a las veintidós y cuarto.
Ojalá que esta vez el cielo no ruja.
El erizo (como siempre Tails lo ha dejado) abre con el primer paso. Se tira en un spin dash que el zorro esquiva en perfecta sintonía. Siempre el mismo tiempo de acción.
—pfft, ¿No tienes un movimiento nuevo? —agrega a son de burla con la voz aterciopelada en las puntas.
El erizo da un paso atrás, preparándose para de nuevo golpear.
Este es otro paso que siempre se repite, se da cuenta, sin excepción.
—¿Quieres ver algo nuevo? Sólo observa.
Es tan sólo el tiempo que le toma dar una bocanada de aire el que le lleva a la ráfaga azul acercarse. Tails hace una perfecta pirouette y se aleja con fanfarronería pintando completamente sus rasgos.
La ráfaga gruñe y carga otra vez. El zorro sólo se aleja mientras da otra pirueta.
De nuevo.
Y de nuevo.
Y de nuevo.
Un, dos, tres.
Un, dos, tres.
Cómo lo hacía en las clases de ballet.
La lluvia hace aparición, las gotas salpicando sobre los tambos de basura cerrados. Una sinfonía desafinada pero que guía sus pasos.
Sus peleas se han vuelto una coreografía, el pensamiento llega de nuevo cuando el de traje cobalto logra acercarse lo suficiente para desestabilizar uno de sus puntos de apoyo, lo que ocasiona su caída en el pavimento mojado de rodillas. El justiciero azul se lanza en un intento de detenerlo contra el suelo, pero aunque Tails se sabe los tiempos esta vez no es capaz de esquivar por un pelo.
Es apenas rápido cuando logra incorporarse en piernas frágiles, pero no importa, el vigilante lo ha atrapado de las manos y ¿Que se supone que haga cuando el otro no hace lo esperado?, ¿Por qué el erizo no sigue sus pasos?
Se encuentra en un momento débil donde el otro podría torcerlo, haz que truene el hueso y déjalo esposado e inválido sobre el pavimento. La ráfaga azul no hace esto, quizás demasiado absorto en qué ha logrado atraparlo por primera vez con éxito, quizás avergonzado por no acordarse de los pasos que siguen.
Tails forcejea. La ráfaga lo hace de vuelta. La lluvia sigue sonando, las patrullas se han alejado, el cielo no grita.
El de traje cobalto parece acordarse, pues hay un poco menos de fuerza en su agarre.
Tails se aleja. Sólo un poco.
Es como un baile, parecido a los que Rouge lo obligaba a asistir cuando había cenas elegantes, con la diferencia de que no hay pasos suaves ni ningún tipo de caballerosidad en su agarre.
La ráfaga lo acerca hacia él para conectar su pierna con su cara y Tails gira sobre sí mismo para esquivar la patada.
Un, dos, tres.
Un, dos, tres.
Se alejan, se acercan, forcejean y giran.
De nuevo.
Y de nuevo.
Y de nuevo.
Es divertido, de una forma diferente que pelear con el otro no lo es. La ráfaga tiene ferocidad en sus ojos, desde hace tiempo que no parlotea en medio de una pelea pues ya no juega. Quizás y por eso Tails dejo primeramente que estos encuentros sucedieran.
Pero en realidad poco importa que Tails quisiera quedarse bailando bajo la lluvia por horas, la coreografía debe terminar pues alargarlo no ocasionará nada más.
Es hora del paso final.
Es un movimiento rápido, debe serlo si quiere sorprender a su pareja. Tails cae, lo hace como si no hubiera sido intencional. La ráfaga intenta atraparlo, memoria muscular actuando.
Es lindo de ese modo.
La lluvia cesa un poco. Una cola metálica serpentea, Tails no entiende cómo es que el otro parece siempre olvidar que tiene siete extremidades metálicas listas para atacar cuando sea.
Es rápido, con la punta afilada golpea certeramente detrás del cráneo. Es rápido, la ráfaga cae sobre el suelo como una marioneta sin hilos unidos en los brazos.
Es rápido, un final rápido, pues en el baile esos son los mejores. Tails acomoda el cuerpo flácido entre los basureros, donde la lluvia parece no querer tocar con tanta intensidad. Después de todo no es esa clase de criminal.
Es rápido, o eso dice cuando le da una mirada antes de avanzar. Hay un gato que sigue en el callejón y que probablemente vio este baile desde el inicio hasta que terminó.
Tails abandona la vía en punto muerto dejando una bolsa de lona sobre el pavimento junto al cuerpo. Después de todo, simplemente era el cebo para su verdadero objetivo.
Es lento en contraste mientras camina a su hogar. El baile siempre le deja secuelas y esta vez renguea de una pierna. Pero al menos a Pirouette no parece importarle demasiado su caminar con pasos que se vuelven cada vez más inestables.
Tails espera que los siguientes bailes no sean rápidos.
Día dos listo!
Nunca he sido tan puntual en nada como en esta week, q vivan las weeks carajo.Y bueno, esto sucede casi por el final que tengo planeado quizás algún día en base de este AU, por eso quizás hay cosas no muy implícitas.
El día tres se acerca y solo tengo 150 palabras, ayuda.
Gracias por leer! 💐😺