Terminó asumiendo que estaba sola.
Siempre rodeada de amigas pero sola.
Con sus padres siempre encima pero sola.
Terminó asumiendo que estaba mejor rodeada de libros que de gente.
Llorando por finales tristes y romances ficticios que por desamores reales.
Miró a su al rededor y solo vio sufrimiento.
Miró de manera distinta a como miraba antes y solo vio tristeza.
Ya nada la complacía como antes.
Quería más.
No quería conformarse con salir por la noche a botellones y fumar un cigarrillo cuando estaba enfadada.
No se conformaba con que todo el mundo la mirara de manera diferente.
No se conformaba con este barrio.
Ella quería más.
Quería salir a explorar las calles mas viejas de Madrid.
Quería encontrar una historia detrás de cada alma vagabunda.
Quería saltar encima de cada frase del barrio de las letras que había hecho historia y empezar a hacer ella misma la suya.
Queria ir a la catedral y decirle a la virgen de la Almudena que estaba preparada.
Quería ir a Libertad 8 a ligarse a un buen cantautor.
Quería gritarle a la Cibeles que era la mas bonita de las diosas.
Quería subir al edificio mas grande de Gran vía y bajarle las prisas a Madrid.
Quería ir a Chueca sonriendo a todas las parejas, porque mientras la gente fuese feliz a ella le valía todo.
Quería cambiar este mundo, revolucionarlo.
Sin que nadie opinase.
Sin que nadie la juzgase.
Solo pasándoselo bien y haciendo exactamente lo que quería.
Pero de repente se despertó con lágrimas en los ojos, viendo que todo seguía igual.
Y lloró
Lloró de rabia
Lloró como nunca nadie había llorado jamás.
Lloró en la oscuridad de su habitación
Lloró mientras se consumía.
Mientras se consumían todos sus sueños.
