Cap 30

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Lisa.

—¿Quieres mi cuerpo? —había hecho esa pregunta tan osada, realmente quería que me tocara cuando había dicho hace un momento que no lo hiciera.

Me confundo, pero también estaba herida, verlo irse y decirme todo aquello me hizo penar que solo era un lobo desconfiado de todo mundo, no era tan diferente a mí, que no confió en nadie. Ni en mis propias decisiones, y eso me ha llevado hasta aquí.

Envidiarme a mí por conocer el amor, me hizo reaccionar había algo que él nunca tendría y que yo tuve en su momento, una sonrisa se formó en mis labios y eso me esta convierto no en una masoquista, negué, pero no puede dejar de ver su espalda hasta desaparecer, yo misma lo estaba llevando a los brazos de otra y él se fue feliz, otro motivo para culparme a mí.

Fue entonces que recordé las palabras de la diosa, y di pasos hasta verlo salir de la mansión, mi hermana aún estaba ahí, sabía qué hacía tiempo y no perdía la esperanza de que volver con él y ¿Porque debería afectarme? Me hice la pregunta tan tonta, y tenía la respuesta en la punta de mi lengua.

Podría yo ganarme su confianza y destruirlo después, era la única manera, es tonta, pero él fue sincero con sus palabras en decirme todo aquello, no es el lobo con el que deseaba compartir mi vida, pero solo somos momentáneos en este mundo, le daría lo que pidiera y de pues me ira lejos con todo lo que había robado.

Y si quería ganarle a mi hermana que tenía una sonrisa en sus labios porque tal vez lo conocía más que yo, pero solo era sexo yo lo conozco de otra forma. Me atreví a tomar de su brazo y detenerlo algo que ni en un millón de años haría si mi cordura estuviera al cien, pero no lo está.

El me vio a los ojos y sabía que los odiaba, yo le recuerdo a ella, su pasado y lo que vivió, pero debía aceptarlo porque era lo que a luna le estaba ofreciendo.

Pero la pregunta ya la había hecho y esperaba su respuesta, algo que me tomo por sorpresa al besarme, restregó su cuerpo y sentí con pánico su dureza, él no me iba a soltar porque yo me había ofrecido para calmar su sed, el gruñido de mi hermana era leve que se podría escuchar, no me importo y deje caer con timidez mis brazos en sus hombros y esa era la respuesta que le estaba dando, prestaría mi cuerpo para derrotarlo.

Tenía razón en algo ya no era la omega de antes había algo dentro de mí que me susurraba y entre más estaba cerca de él, veo las cosas diferentes.

Debía jugar, con sus palabras, verme tan débil ante los demás y con el hacerme la fuerte, porque para todos él era una satisfacción que nadie luche contra su corriente en cambio yo. Yo era lo que lo ata a su nueva vida.

Me ahoga con su boca y lo sabe, apartándose son dejarme soltar, sus ojos se han vuelto tan oscuros como una marea alta que arrasara contra todo lo que este a su paso.

—No te amare, no lo hare —debe saberlo, ¿Cómo amaría alguien como él? Cuando me ha hecho una vida miserable, ahora estaba en su vida y debía pagarlo de una manera a otra, y eso era que conociera lo que nunca tuvo —Nunca lo sabrás.

—Y quien dijo que me amaras loba—y eso me dolió un poco, porque estaba segura que sería difícil todo aquello —Solo necesito tu cuerpo, no deseo amar, pero puedes pedir un poco de mi— declara llevándome a dentro, sus manos amasan mis nalgas con desesperación y sabía que ahora era yo donde lo quería ver.

Me dejo en la cama solo para contemplarme, y me sentí tan pequeña ante él, como se despojaba de su ropa, no podía evitar ver su magnitud erecta, él me sonrió con cinismo y ese orgullecio de su dote, se tocó con agitación para darme una imagen suya, mis piernas tiemblan, pero reaccionan abriéndolas para él. Gemí como se inclinó con acecho acariciando desde mi tobillo hasta mi rodilla, sus nudillos hicieron círculos en ellas. Lo disfruta y pedía que desviara la mirada de mí.

"the weak omega" TaeliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora