The Day After (Tomorrow)

01

20XX/05/15
7:50 am
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Hongjoong abrió los ojos, un suave rayo de primavera iluminaba su rostro dándole los buenos días. Apagó la molesta alarma que resonaba en el vagón vacío en el que alguna vez estuvo lleno de gente como él aguardando por llegar a su destino, ya fuera la escuela o el trabajo.

Que tiempos aquellos…

Recogió las pocas pertenencias que tenía y sacó una cantimplora casi vacía por la que dejó que un fino hilo se deslizara por sus labios resecos.

Despacio, llevó su mirada al exterior del refugio, observó el paisaje post apocalíptico, los colores grisáceos de la antigua ciudad habían sido sustituídos por miles de tonalidades de verde que cubrían todo como una manta. En las azoteas habían crecido árboles, de las ventanas salían enredaderas y en las carreteras asomaban las raíces.
Los sonidos habían dejado de ser humanos, o de motores, ahora un silencio agradable con pájaros de fondo eran la melodía de sus días.

Apartó su cabello de la vista llevándolo hacía atrás, en su mente se animaba a caminar y a seguir mirando al frente, lo había perdido todo, tanto seres queridos como objetos… Pero lo que más le dolía perder…

Era a Él

A su luz en la oscuridad, su risa en la tristeza, su calor en el frío.

Se había ido.

También decidió abandonar la realidad.
Ese día maldijo a todo el mundo, lo maldijo a él por abandonarlo, a sí mismo por no haberlo cuidado. Gritó y lloró hasta quedarse afónico, entonces golpeó todo sin importarle los nudillos llenos de sangre.
Esa noche, cuando los dos amantes dormían abrazados, uno de ellos siguió soñando mientras que él otro despertaba con el sol. Pasaron de ser dos a ser uno con el mundo en contra.

Los pies del joven se detuvieron en lo alto de la colina. Había una pequeña montaña de piedras amontonadas indicando el lugar de descanso de su amante.

“Park Seonghwa” “20XX-20XX”

Hoy se cumplía el 10 aniversario de pareja y el primero sin su compañía.
Si cerraba los ojos podía recordar el día que le había pedido ser su esposo.

La pareja permanecía abrazada en el pequeño sofá del departamento, la mano del mayor acariciaba el cabello azabache del otro. De fondo había una película ñoña a la que ninguno prestaba atención. El de cabellos oscuros se levantó del asiento a pesar de las protestas del contrario y desapareció en el lugar.
-¿Seonghwa?
No hubo respuesta.
Abandonó el sofá y se dirigió al mismo lugar que Seonghwa.
Tanteó la pared en busca del interruptor con algo de vacile.
-Esto está dejando de ser gracioso…- Le dijo a la oscuridad.
Una sombra se colocó detrás de él sobresaltándolo, iba a golpear al misterioso sujeto cuando la luz se hizo de nuevo. Seonghwa estaba arrodillado con una pequeña cajita de terciopelo entre sus manos, en su interior brillaba un pequeño anillo sencillo pero delicado como su amor.

Dolía, su corazón se apretaba en su pecho, pero también se alegraba de que sus pensamientos egoístas no le hubieran impedido abandonar y cumplir con su descanso.
Alrededor de la tumba habían crecido unas flores pequeñas de color blanquecino protegiendo el lugar y haciéndolo más lindo.

Hongjoong se recostó sobre la hierba, su cabeza estaba al lado de Él. Disfrutaba la sensación del sol chocar sobre su rostro al mismo tiempo que la suave brisa de verano acuna su soledad.

Cuando volvió a abrir los ojos, el sol casi había desaparecido, ahora la luz anaranjada iluminaba de forma irreal los restos de la civilización.
La temperatura había descendido levemente enfriando los hombros del joven provocando escalofríos. Sin demorarse demasiado deslizó la mochila que portaba y sacó una pequeña manta para envolverse en ella y recostarse de nuevo en el mismo sitio, iba a aprovechar hasta el último minuto, segundo, centésima… De su aniversario.