capítulo dos

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Me falta el aire.

Inmediatamente las pupilas se me dilatan y veo borroso, el pecho se me comprime y respiro con dificultad.

Es una de esas veces que sientes que se te viene el mundo encima y ya no tienes control alguno.

Odio cuando no tengo el control de mi cuerpo.

Odio cuando ya no estoy cuerda.

Odio que después de mí decaídas tenga que actuar como si no hubiera pasado nada.

Veo como las enfermeras van de un lado a otro buscando alguna falla con los monitores, y sé que no van a encontrar falla alguna ya que él ataque me dio por la emoción de que mi libro en una aplicación llamada Wattpad había llegado a tan solo 20 vistas en un solo día.

Sí, me encanta leer y escribir literalmente es mi vida y sin ello no soy nadie.

Sí, soy una maniática que está enamorada de los libros y que me apasiona cada frase que dicen los protagonistas.

Sí, no puedo emocionarme o tener algún tipo de sentimiento muy afectuoso porque me da un ataque aunque sea muy de fantasía siempre me ha pasado.

Y sí, soy una adicta a los medicamentos.

Pero una cosa era clara podía hacer lo que quisiera.

Por qué?, pues el doctor me notificó que podía hacer lo que quisiera porque ya no había ninguna esperanza y que la enfermedad me estaba ganando, obvio él no uso esas palabras ya que me fuera puesto más loca de lo que estoy y me hubiera hecho perder las esperanzas que ya no tenía pero de una yo entendí que quería decir, aunque nos le di indicios de haber entendido bien.

Cuando supe eso me las arreglé para hacer una lista de deseos que debía cumplir antes de morir eran 25 en total.

Pero no había conseguido a la persona correcta para lograr mi cometido hasta que llegó Alan Stewart , el chico que me ayudó a vivir de la manera más fascinante y , de lo que nunca pude imaginar.

¿Quieres saber mi historia?

Pasa al siguiente capítulo...

viviendo un sueño Where stories live. Discover now