Las mañanas son la peor parte de la semana, ya que suelen definir en su totalidad cómo será tu día. Si empiezas con el pie izquierdo está claro que cosas bonitas no van a suceder. ¡Por favor! Hay que ser demasiado optimista para que luego de haber cometido un error este no vuelva a ocurrir o acarrear otros problemas que terminen por ser la gota que rebalse el vaso.
—¿Es necesario? —pregunto desganada, viendo por encima de mi iPad a la persona que se encuentra de pie esperando mi respuesta.
Aun así, ver que Laura está decidida y no pretende moverse hasta recibir algo de mi parte me pone inquieta. De hecho, me genera escalofríos. Suelto un suspiro cargado de frustración y en ese instante hago a un lado el iPad, apoyando los codos sobre el escritorio a fin de estrujar mi entrecejo con libertad.
«Mi cabeza va a estallar.» Las náuseas se presentan obligándome a empezar a respirar con calma, las luces que se cuelan por las ventanas de mi oficina me sofocan y los sonidos del edificio logran aturdirme con cada segundo que pasa. «Bendita migraña.» Pienso fastidiada.
—¿No has tomado el analgésico?
Laura detona preocupación, pero le resto importancia al hacer un ademán y busco sobre la mesa un vaso de agua. Después me estiro a un lado para abrir la gaveta en donde se encuentran los medicamentos.
—Estoy teniendo una pésima mañana —digo con la necesidad de desahogarme.
Quiero decir, además de ser mi secretaria, ella es mi mejor amiga. Es una persona muy capaz en el área de relaciones públicas. Sin embargo, decidió seguirme a mí en vez de a su gran futuro.
—Empezando porque hoy tenemos una junta importante con los inversionistas de la empresa y Noah se ha esfumado. Estoy tan preocupada, ¡detesto cuando desaparece sin razón! ¡Ni siquiera ha enviado un mensaje de texto! —alzo la voz gracias a la irritación del momento—. ¡Por...! ¡Mierda! —grito, sintiéndome molesta, ya que sin querer moví el vaso de agua y cayó sobre el iPad.
Las ganas de llorar empiezan a pesar en mis hombros. Y sí, muy maduro para una mujer de 26 años, pero estoy arruinada. La mala suerte me persigue día y noche.
Mi vida es tan deprimente y voy a empezar por mi hermano, Nate ingresó al hospital de urgencias por haber tenido un accidente grave y si no estoy con él es porque mi endiablado padre me obligó a venir a la maldita empresa.
«A ese viejo de mierda solo le importan los negocios y no sus hijos de diferentes mujeres. Otro asqueroso infiel de porquería.» Además, la compañía de mi pareja es escasa cuando se trata de apoyo emocional, quiero decir, ni siquiera me ha preguntado cómo me siento o al menos un maldito consuelo. Solo tengo que tragar y digerir sus estúpidas migajas. «Y a veces, por no decir siempre, me siento sola.»
—Tienes que calmarte.
No sé en qué momento Laura rodeó el escritorio para estar a mi lado, pero sus manos cálidas, en mis hombros, me traen de vuelta.
—Ekaterina. Deberías tomarte un respiro, yo... entiendo que tengas una reunión importante en unas horas. Pero en este estado solo vas a arruinarlo. Ve al lobby a tomar aire, pide un café y trata de descansar. Arreglaré tu agenda para evitar más estrés.
Ambas exhalamos debido a la frustración.
Sin ella todo habría sido un desastre, yo la conocí en el kínder y en el momento que nos tiramos de las trenzas nos hicimos inseparables. Es una jodida rubia con manos peligrosas —y fuertes— que te hacen saltar las lágrimas.
—Iré —el peso que cargaba se desvanece poco a poco—. Gracias, realmente, yo necesito descansar. Estas semanas han sido muy agitadas en la empresa, por lo que no he tenido tiempo para mí y... Nate me preocupa bastante. No he podido ir a verlo —peino mis cabellos hacia atrás, sintiéndome acalorada y sudorosa.
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Dulce Sueño ©
RomanceApareció otro hombre en mi vida. «¿Cómo es que llegamos a este punto?» Fue lo que pensé mientras lo veía ingresar con su clásico -y típico- traje de diseñador y un ramo de rosas a la ceremonia. Mi fiesta de compromiso. Tú realmente eres mi peor pesa...